Secciones
Servicios
Destacamos
La mujer finlandesa buscada por la Policía de su país por fugarse con su hijo pequeño sin el permiso de su progenitor fue encontrada oculta en una cabaña de piedra de la Vega de Pas gracias a su coche, a un tendal y al ... impecable trabajo de campo realizado por los guardias civiles a los que sus jefes encomendaron buscar una aguja en un pajar de 88 kilómetros cuadrados en el que la detenida se movía procurando pasar inadvertida. «Hemos trabajado en condiciones ciertamente difíciles», admite la cabo primero Almudena, miembro del Área de Personas de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial y portavoz de los ocho agentes a los que cabe felicitar por el éxito de una operación cuyo relato comienza con una incógnita.
Cómo la Policía finesa averiguó que la mujer y el menor a los que andaba buscando se ocultaban en España, más concretamente aquí, en Cantabria, y más específicamente en Vega de Pas, es un misterio que la Guardia Civil no puede ayudar a resolver. «Lo desconocemos», dice la agente, que no entra a aventurarse en las indagaciones de sus colegas. Pero en una persona que pretendiendo esconderse en un pueblo se identifica con su nombre verdadero, Heidi, no es descartable que la delatara un paso en falso. Una llamada telefónica, una búsqueda en internet, un movimiento bancario...
«Nosotros eso no lo sabemos», insiste la guardia civil, que cuenta que, a mediados de marzo, la Benemérita recibió un requerimiento de las autoridades finlandesas en relación con una mujer de 38 años y su hijo de 7 años que habían abandonado el país sin el consentimiento del progenitor, con el que la chica compartía la custodia del niño, y que al parecer habían sido ubicados en la Vega de Pas.
A la orden, parte del equipo se desplazó a la localidad pasiega, donde extrajo varios datos que corroboraban la presencia allí de las dos personas que buscaban. «Algunos vecinos les habían visto», pero ninguno conocía su paradero o su lugar de alojamiento, «de manera que seguimos trabajando en alguna pista que nos llevara hasta ellos».
En esas andaban los agentes cuando el 19 de marzo, San José, una patrulla del servicio de Seguridad Ciudadana de la zona ponía la primera estaca del cerco a Heidi localizando su coche, un turismo con matrícula finlandesa, aparcado en una pista forestal del municipio pasiego. Un paraje conocido como el Estallo. «Antes habíamos hecho batidas en la zona de La Costera», recuerda la cabo, que reconoce que ninguno de esos trabajos –ni la recopilación de información ni el rastreo monte a través– fueron tarea fácil.
Almudena
Cabo de la Guardia Civil
«Tuvimos que movernos con muchísima discreción», admite. «En los pueblos, ya usted sabe. Todo el mundo se conoce y en cuanto ven a un desconocido...», subraya la oficial, cuyo equipo no podía permitirse que la mujer a la que andaban buscando supiera, sospechara siquiera, que había policías husmeando por allí. «Es difícil tener que trabajar así», dice la portavoz del equipo, que revela que se movían por el pueblo y por los montes de la zona «como si fuéramos senderistas» y se desplazaban hasta los lugares de búsqueda «utilizando vehículos camuflados del Seprona». Ello para pasar desapercibidos y no echar al traste un operativo que no estuvo exento de otras dificultades.
En los días posteriores a la localización del vehículo de Heidi, «efectuamos batidas a pie de hasta seis horas cada una», cuenta. «Algunas incluso sobre la nieve y en condiciones meteorológicas muy poco favorables», añade. «Fueron muchas horas de caminata», campo a través la mayoría, «y cargando a las espaldas con mochilas de doce kilos» en las que los agentes guardaban «ropa, agua, comida, material...» y ese mullido manto de discreción con el que tan bien se abriga la Guardia Civil.
Todas resultaron infructuosas hasta que el día 25 de marzo el equipo localizaba una cabaña diferente a las que ya habían avistado los días anteriores. Diferente porque «había un tendal con pinzas en el exterior». Una señal de presencia humana. Y un motivo para pensar que era allí donde se estarían ocultando Heidi y su niño.
Localizada a una hora y cuarto a pie monte a través del lugar donde la chica aparcaba el coche, la construcción no tenía electricidad «y solo disponía de agua en el exterior», explica Almudena, apostada ya en el final del relato. «El día 26, a primera hora, el equipo se desplazó hasta ese punto, aunque no intervinimos hasta las tres de la tarde porque necesitábamos que la mujer, a la que teníamos perfectamente vigilada, estuviera fuera junto con el niño». No querían que, al verles, Heidi se refugiara en un lugar al que los agentes no podían acceder sin una orden judicial. «De modo que esperamos y cuando estaban fuera de la cabaña nos acercamos, nos identificamos y procedimos a la detención de la mujer», que no opuso ninguna resistencia. «No. En absoluto. Sabía lo que había, así que entró en la cabaña, cogió sus enseres, salió voluntariamente y se vino con nosotros» poniendo así el punto y final a una escapada que se cierra como se abrió. Con otra interrogante. Porque nadie ha sabido explicar qué o quién llevó a una finlandesa a la Vega de Pas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.