![Matilde Sainz, una vida ejemplar](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202106/03/media/cortadas/matilde-kaXB-RX0Z7ozTMJBMa37rYy1SDJN-1248x770@Diario%20Montanes-DiarioMontanes.jpeg)
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Daniel fernández
Villacarriedo
Jueves, 3 de junio 2021, 16:13
En artículos anteriores, he mencionado la iniciativa, laboriosidad e ingeniode la mujer pasiega para ganarse la vida y sacar adelante a su familia. Numerosos son los ejemplos a destacar, pero hoy quisiera centrarme en la figura de una mujer que allá por los difíciles años cuarenta fundo junto con su marido un pequeño comercio que. renovado y actualizado, pervive hasta nuestros días. Me estoy refiriendo a Matilde Sainz Güemes, sin duda alguna, una mujer a la que debemos el desarrollo y expansión que el sobao y la quesada tienen en nuestros días. Dicen quienes la conocieron que fue una mujer cariñosa, de sonrisa cautivadora, físicamente menuda pero trabajadora incansable. Nació en Villacarriedo en el 1909 en el seno de una familia ganadera muy humilde de 11 hijos destacando ya desde pequeña por sus iniciativas y la seguridad en sí misma que desprendía. Casada con Gumersindo García conocido como 'el Macho', tuvo que sufrir las penalidades de la guerra y luchar por sacar adelante sola a su prole mientras su marido permanecía encarcelado. Cuando 'Sindo' sale de prisión abren un pequeño negocio, pero la vida no es fácil para nadie y tampoco para ellos. La miseria, penurias y escasez de la posguerra la obligan a buscarse la vida dedicándose al estraperlo para poder conseguir los productos más básicos con los que comerciar. Pasan los años y, como de todos es sabido que cuando la desgracia te toca acaba cogiendo querencia, Matilde tuvo que afrontar una prueba para la que nadie está preparado, la muerte con 16 años de su hijo primogénito. A pesar de ello y como nuestro espíritu de supervivencia es más fuerte que cualquier sinsabor al que la vida nos condene, reabre su pequeña tienda y continua con los trueques los domingos en el mercado de Selaya.
De estos intercambios y de las charlas sobre ingredientes y postres, va surgiendo la idea de confeccionar y vender sobaos para complementar los ingresos familiares. Al principio, su elaboración absolutamente casera y artesanal conlleva cierta dificultad por la falta de infraestructura. tanto para el amasado como para la cocción, obligando incluso al pliegue manual del 'gorro' que es como se denomina el papel sobre el que va la masa.
La producción era escasa y la venta exigua, pero las circunstancias, en ocasiones caprichosas, hicieron que, dada la calidad del producto, las familias de alto poder adquisitivo que tenían a sus hijos en el colegio de los Escolapios en sus visitas a sus vástagos aprovechasen para comprar el producto dándolo una cierta popularidad. En un paso más, junto con su marido abre un pequeño comedor de donde surge la idea de un nuevo postre, la quesada. En el año 1972 cuando la vida parece sonreírla y las circunstancias ya no son tan adversas, su corazón y su vida comienzan a apagarse, había llegado el momento de pagar el peaje por los sufrimientos vividos y Matilde fallece al año siguiente. Con su muerte no desaparece su legado, ya que sus hijas Pilar y María Rosa toman las riendas del negocio para posteriormente pasar a manos de las generaciones más jóvenes de la familia.
En unos tiempos en los que ser mujer no era fácil, Matilde, con su ejemplo, sembró en otras mujeres la semilla de la igualdad. Muchas de ellas trabajaron a su lado aprendiendo que con su esfuerzo podían ser dueñas de su vida y conseguir una dignidad y una independencia que la sociedad imperante en el momento las negaba. Para muchos, Matilde dejo mucho más que un negocio, legó un ejemplo de vida.
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