Unas medidas cuestionadas
Santa maría de cayón ·
Los comerciantes no entienden las restricciones cuando en la segunda ola sobrepasaron los cien casos activos y no les cerraron los negociosSecciones
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Santa maría de cayón ·
Los comerciantes no entienden las restricciones cuando en la segunda ola sobrepasaron los cien casos activos y no les cerraron los negociosEn los corrillos de las calles de Sarón, ayer sólo se hablaba de un tema:el nuevo confinamiento y cierre de negocios no esenciales al que se enfrenta Santa María de Cayón, al menos, los próximos 14 días. «Que clausuren todos los municipios, no ... creo que por confinar Cayón se vaya a arreglar la situación», opinaba Herminia Ocejo mientras se tomaba el último café de las próximas semanas en la terraza de la pastelería María Luisa. El mismo tono tenía el resto. Las conversaciones rezumaban mucha incomprensión, tanto de vecinos como de comerciantes y hosteleros por unas restricciones que, al haber recaído sólo en cuatro municipios de la región, no confían en que vayan a ser demasiado eficaces. Sin embargo, las aceptan con resignación.
En Cayón algunos no habían visto venir las nuevas medidas, sobre todo porque «en la segunda ola estuvimos mucho peor, con más de cien casos activos y no nos cerraron los negocios», expone Verónica Soler, de la Botita Presumida, que duda que su actividad, la venta de calzando infantil, no sea esencial. «Hay padres que me han comentado que al seguir los colegios abiertos no es difícil que se les pueda romper las zapatillas a los críos, y como no pueden salir del municipio, ¿dónde van a comprar unos de repuesto?», apostilla. Con todo, Soler remarca que «si todo es por la salud del municipio, se acata», pero ella es otra de las escépticas con las restricciones que entran en vigor. «Temo que no funcionen y cuando pasen dos semanas se decrete un confinamiento en todos los municipios, pero nosotros ya llevaremos 14 días de cierre en la mochila».
El sentimiento es compartido con el resto de comercios, por ejemplo en Más que moda, Ana María Alvarado no entiende en qué puede mejorar la situación que ella deje de levantar la persiana. «La gente con la pandemia está muy poco animada a comprar ropa, un día con suerte se pasan por aquí seis personas de forma muy espaciada, y cada vez que salen desinfecto todo», e insiste en que «somos muy cuidadosos con las medidas e incluso tenemos una máquina de ozono, pero ¿de qué sirve si luego pasa esto?».
Tasa de incidencia 14 días 611
Tasa de incidencia 7 días 283
Casos activos 62
Casos acumulados 376
Recuperados 303
Fallecidos 11
Y es que, como dice Pilar Bustillo, que acompañaba en el último café a Herminia Ocejo, «algunos negocios están pagando justos por pecadores». Ayer, en Sarón, pese a la situación y la inminente entrada del decreto, se podían ver bares en los que se encontraban varias personas dentro del establecimiento, consumiendo en la barra, saltándose sin disimulo las normas que llevan meses instauradas. «Hay locales que están haciendo lo que les da la gana», resumían Sergio Ruiz y Mari Carmen Mantecón mientras tomaban algo –respetando las medidas– en una terraza, y aunque son conscientes de que hay quienes no están haciendo las cosas bien, ella incidía en que «Cayón no es el único lugar en el que hay gente irresponsable y no entiendo que se nos confine por tener más de 5.000 habitantes cuando hay municipios con peores datos».
Carmen Cobo - Pescadera
Mari Carmen Mantecón - Vecina de Cayón
Con todo, ayer la vida en Cayón bullía al ritmo de los últimos recados, y entrar en la ferretería, que tuvo bastante trajín, suponía aguardar cola. En el Lupa de la Plaza de la Estación también había bastantes idas y venidas, pese a que los negocios esenciales seguirán abiertos. «Aquí vienen clientes de municipios aledaños, así que aprovechan que es el último día que pueden entrar», explicaba el encargado del establecimiento, Javier Hoz. No obstante, una vez que entre el decreto en vigor, espera que aumenten las ventas. «Al no poder salir del municipio, absorbemos la venta de otros supermercados». Asimismo, el responsable remarcaba que se están generalizando los pedidos a domicilio. Es algo que también notan en Pescados Monte Cueto, donde Carmen Cobo traslada que «desde hace unas semanas, los clientes están optando por hacer pedidos por teléfono, y son de mucho volumen porque prefieren congelar y evitar salidas». Así las cosas, en la pescadería se dan con un canto en los dientes, porque desde marzo no dan abasto y ante las nuevas restricciones «no podemos quejarnos, sólo con que nos dejen abrir la puerta ya es mucho». Mientras, en bares como Sango se dedicarán a preparar cenas para llevar a domicilio «normalmente son sólo los fines de semana, pero ahora por hacer algo lo ofreceremos todos los días», dice Luis Fernández.
El municipio tiene ahora por delante 14 días en los que habrá que hacer un esfuerzo perentorio para evitar que el abatimiento venza todavía más a sus vecinos y a los comerciantes. Y, sobre todo, esperar que el sacrificio no caiga en saco roto, y el siguiente café no se demore más de lo previsto.
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Daniel Martínez José María Gutiérrez
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