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La alcaldesa se multiplicó y venció
Gema Igual - PP

La alcaldesa se multiplicó y venció

Perfil ·

Parte del éxito de Igual se debe a su empeño en atender a todo el mundo, a su afición por ocuparse de lo pequeño y a presentarse siempre como una santanderina más

Violeta Santiago

Santander

Domingo, 28 de mayo 2023, 23:39

En todas partes, con cualquier tipo de colectivo. Da lo mismo si es pronto, que al mediodía que una cena (o tres la misma noche, como le pasó estas Navidades): tanto si la invitan como si es un acto que programa ella, Gema Igual estirará las horas del reloj y acudirá allí donde hay alguien esperando unos minutos de atención o unas palabras de la alcaldesa. Porque en estos últimos cuatro años, a diferencia de los dos primeros en los que salió al campo de juego como suplente de Íñigo de la Serna –que sí, era sustituible–, Igual se ha imbuido hasta el fondo en su papel de alcaldesa y lo ha ejercido de la forma más cercana que ha podido, sabedora de que ahí estaba una de sus fortalezas.

Sobre todo, poniendo el ojo en lo pequeño, en lo que importa en una calle, a un grupo de vecinos, en la necesidad poco costosa de un barrio o una familia. Lo hizo en pandemia, organizando una red que partía de los mercados (con la Asociación de Cocineros, Cantabria con Bici y las Juventudes Verdiblancas) para que quienes pasaban más dificultades tuvieran un plato caliente en la mesa y poniendo a coser mascarillas (ella también se retrató haciéndolas) a un grupo de mujeres que desempolvaron sus máquinas. Así, mientras otros lo han apostado todo a grandes proyectos y a diseñar líneas estratégicas, ella se ha centrado en lo inmediato, en ese arreglito que no requiere un dineral. Entre el covid y la sociedad con un Ciudadanos muy incómodo para ella porque Javier Ceruti no ha sido nada 'gobernable', la concluida fue una legislatura muy atípica, pero ella lo ha toreado manteniéndose al alcance. En parte, no le quedó otra: se cargó con el trabajo de relaciones públicas que antes hacía Carmen Ruiz –de baja por enfermedad desde hace años– . Y mientras Daniel Fernández (candidato socialista) tuvo el lunes pasado a todo un presidente del Gobierno trabajando para él en el Palacio de Festivales, Igual estaba a lo suyo: en Peñacastillo, prometiendo a unas decenas de votantes obras que llevan años esperando.

Esta fórmula del destajo (Igual entra cada mañana en el Ayuntamiento sobre las siete de la mañana) la aprendió en casa y en el colegio religioso La Inmaculada Concepción de Isla, donde cursó sus primeros estudios y donde dejó recuerdo de niña inquieta y 'levantadora' de mano en clase. Su hermano José Manuel –alcalde de Arnuero desde hace 25 años– tampoco se desvía de la receta familiar del 'estar a todo' que les inculcó su padre, un contratista de obras que fue primer teniente de alcalde por la UCD al inaugurarse la España democrática y que se marchó de la política solo cuatro años después. La alcaldesa de Santander sigue muy vinculada a su pueblo de origen, a donde acude a menudo a ver a su madre, Alicia Ortiz, «por la cuenta que le tiene». También sigue en el coro Vedruna. Y allí está el hotel apartamentos La Bolera, donde la leyenda familiar dice que Gema volvería algún día si abandonara su carrera pública. También es de sobra conocido que quien la fichó para la política fue Gonzalo Piñeiro hace ya 20 años. Piñeiro le preguntó a José Manuel en la fenecida discoteca Aqua si su hermana –que entonces trabajaba en Madrid– querría sumarse a su candidatura porque había oído hablar bien de ella.

Y de entrar en el Consistorio como una humilde concejala de Festejos a, con el tiempo, número 2 de De la Serna y, finalmente, a dirigir el Ayuntamiento en noviembre de 2016, cuando el entonces alcalde fue llamado al Gobierno de Rajoy. A partir de ahí, vino ese constante aludir a 'los santanderinos', a quienes se dirige como permanente sujeto de sus desvelos. Por no perder su favor anuló el proyecto del MetroTUS en la anterior legislatura y, también «por velar por sus intereses», rescindió hace dos años uno de los mayores contratos municipales, el de las basuras, que provocó un verdadero cataclismo dentro del Consistorio al tiempo que evidenció las pocas ganas del PP de dar explicaciones a sus gobernados.

Desde su entorno señalan que ella ha sido muy valiente al enfrentarse a una empresa como Ascán-Geaser y al poderoso Santiago Díaz. que hace unos días la atacó sin piedad, señalando que el cargo le viene grande. En la oposición lamentan que todos sus esfuerzos por mantener vivo este escándalo no se pudiera extender hasta más cerca de las elecciones. Y creen que si esta guerra se ha soterrado ha sido gracias a los buenos oficios de César Díaz, primer teniente de alcalde y la persona que defiende el fuerte y mueve hilos y papeles mientras ella cumple con los compromisos que requieren un discurso oficial, una sonrisa y una foto.

Sus rivales políticos hablan de una alcaldesa inconsistente en la gestión, peleada con el resto de las Administraciones –con las que no consigue atar muchos cabos–, incapaz de sacar adelante los grandes proyectos, enfangada en largos debates nunca resueltos como el acondicionamiento de las playas, los espacios ferroviarios y el Frente Marítimo y, más aún, ineficaz a la hora de convertir el Ayuntamiento en una institución del siglo XXI: cualquier plan lleva años de tramitación, en parte por una enorme carencia de personal y cualquier cambio (léase un suculento contrato de Parques y Jardines) está siempre bajo sospecha. Igual se ha permitido hasta decir que no le hacen falta Presupuestos municipales, así que alguien apunta que se está convirtiendo en un personaje a medio camino entre Isabel Díaz Ayuso y Miguel Ángel Revilla, aunque en una versión «un poco menos populista».

La regidora sigue por su camino haciendo caso omiso de dimes y diretes. Soplan a su favor el Faro Santander del banco de los Botín y el Archivo Lafuente y sabrá rentabilizar el futuro Mupac, también en marcha. No se crean el último rumor de que se ha separado de su marido, Álvaro Bedia. Comparte con él y con la quinceañera de sus ojos su escaso tiempo libre. Por cierto, que su hija acude a un instituto público. Igual cumple así una de sus frases favoritas: «Soy una santanderina como tú».

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