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Inmediatamente después de que se derrumbaran los garajes 3 y 4 de Nueva Montaña el 13 de enero de 2020, se tomó la decisión de ... clausurar los otros dos -el 1 y el 2- que se encuentran bajo la misma urbanización de pisos en la calle Luciano Malumbres. Toda precaución era poca porque nadie sabía qué había causado el colapso de la estructura. En estos veinte meses se han realizado estudios y se han acometido reformas en los dos que quedaron en pie para que no se pueda producir un incidente similar. Y ayer, para alegría de muchos vecinos, reabrió el aparcamiento número 1.
«¡Qué alegría! No me puedo creer que por fin pueda volver a aparcar dentro», exclamó Pilar Martínez. Ella fue la primera en entrar con su vehículo a las cuatro de la tarde, justo cuando se había anunciado que se abriría la puerta a los propietarios de las 210 plazas de este garaje.
Han sido veinte meses de complicaciones, «de dar vueltas y vueltas a la manzana porque a veces era imposible encontrar un sitio», protestó Julián Torcida, otro de los vecinos que aprovechó para reestrenar su plaza de aparcamiento. «La gente que va a El Corte Inglés también estaciona por esta zona y los vecinos nos las hemos visto muy mal para encontrar huecos libres».
Todas esas complicaciones quedan atrás. Los vecinos acudieron ayer a cuenta gotas a aparcar sus vehículos. Revisaron el acabado de los garajes, donde se han reforzado nueve pilares y se ha sustituido por completo la impermeabilización del techo, que en superficie sostiene un parque. «Estamos contentos porque necesitábamos ya recuperar nuestros aparcamientos», explicó José Ramón López, otro vecino. «Yo tengo dos coches y una moto, imagínate», dijo. «¿Le das el aprobado?», gritó a otro de los conocidos que miraba a un lado y a otro para comprobar el resultado de la obra que ha realizado Gesvicán en estos meses.
Lo más llamativo al acceder a este garaje 1 es el refuerzo de nueve de los pilares que sostienen la placa de hormigón del techo. «Cuando vinieron los ingenieros que contratamos nosotros desde la comunidad y vieron cómo estaba hecho dijeron que lo raro era que no se hubiera desplomado este también», denunció otro de los que viven allí, que prefiere mantenerse en el anonimato. «Lo hicieron mal y ahora parece que lo han arreglado. Esperemos que de verdad sea seguro porque en el otro caso lo que hubo fue mucha suerte de que no muriera nadie», afirmó en referencia al desplome del 3 y 4.
En la parte superior de esos nueve pilares, que han sido reforzados, se contempla ahora una gruesa estructura metálica que completa el apoyo para sostener la placa de arriba. «Tal y como está ahora, es imposible que se pueda caer», aseguró Pedro Perojo, el presidente de la comunidad de garajes, que ayer se encargó de comprobar que todo estaba bien. «Queda alguna cosa por rematar, pero en general estamos contentos porque nuestros técnicos lo han revisado y Gesvicán ha cumplido con lo prometido», aclaró. Aunque nada impide que haya quien aún muestre recelos.
Pilar Martínez aún da vueltas a todo. «No hay quien me quite el miedo. Aunque parece que está bien, no puedo evitar pensar que esto puede caerse», explicó. «Ahora ando por aquí porque hay gente y demás, pero no he bajado en todos estos meses por miedo, y eso que tengo el trastero también aquí abajo», confesó.
Uno tras otro, los coches fueron entrando como un gota a gota. La puerta del garaje quedó bloqueada hasta las siete de la tarde para evitar atascos. Quien más, quien menos, tuvo que esperar para comprobar si funcionaban los mandos que la accionan. «No sé si se le habrá acabado la pila, pero hasta que no cierre, no podré ver si abre», razonó Ángel Movellán, que aprovechó para ironizar sobre la situación: «No sabía si me iba acordar de dónde estaba mi plaza, pero sí. La memoria aún me funciona».
Aún habrá que esperar unos meses para ver reabierto el garaje 2, cuyas labores de rehabilitación son más lentas, sobre todo porque es colindante con el 3 y 4, que se desplomaron. Y fue este pasado jueves cuando la Consejería de Obras Públicas anunció que las máquinas comenzarán a trabajar en la zona cero, la que colapsó, a finales de este mes de septiembre con una obra que tiene como presupuesto 3,5 millones y un plazo de ejecución de once meses.
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