El Ayuntamiento de Santander paraliza las obras de la discoteca de Nueva Montaña

El mismo día que este periódico sacó a la luz la construcción de la sala, el pasado 22 de junio, el consistorio envió a un arquitecto municipal a visitar el edificio para comprobar que el proyecto se ajustaba a la legalidad vigente. Pero no fue así, la actuación no contaba con las preceptivas licencias de obra y actividad, por lo que desde esa misma semana no hay obreros dentro y está todo cerrado a cal y canto.

«En cuanto los vecinos trasladaron a la alcaldesa su preocupación por la posible apertura de una discoteca en esa ubicación, el Ayuntamiento actuó inmediatamente, con diligencia y responsabilidad, y se paralizó la obra», ha explicado este miércoles el concejal de Fomento, César Díaz, coincidiendo con la solicitud -también hoy- del expediente de la obra por parte del grupo socialista municipal.

Según un comunicado enviado este mediodía a los medios, el consistorio notificó el pasado 23 de junio al promotor de la sala -el empresario madrileño Diego Álvarez- la orden de paralizar inmediatamente las obras hasta la obtención de las correspondientes licencias, hasta que no se presente toda la documentación y se obtengan los informes técnicos favorables que verifiquen el cumplimiento de la normativa en vigor.

Desde entonces, ha asegurado Díaz, se están girando visitas rutinarias por parte de la Policía Local para comprobar que se sigue cumpliendo la orden municipal de paralización.

Los vecinos de Nueva Montaña ya habían trasladado a través de este medio su absoluto rechazo a la apertura de la discoteca, asegurando que harían todo lo que estuviera en sus manos para paralizar las obras. Parece que por el momento lo han conseguido.

Iria Vázquez, vecina de la calle Francisco Tomás y Valiente, reconoció a este periódico que la noticia de El Diario Montañés acababa de llegarle por el grupo de WhatsApp que comparten 63 residentes de la vía: «Acabo de enterarme porque la están compartiendo los vecinos y estamos supercontentos. Veíamos que con esta discoteca esto se iba a llenar de chavales y botellones y obviamente no queremos eso para nuestro barrio, aquí hay un ambiente muy familiar y no procede», señala. También explica que la apertura del local «no solo preocupaba a los vecinos, sino también al colegio, al propio McDonald's...». Vázquez explica que presentó «un escrito ante el Ayuntamiento» denunciando la situación, aunque no obtuvo respuesta. Pese a ello, afirma que «si al final el Consistorio atiende a los vecinos, bien por ellos».

Iván Torre fue otro de los vecinos con los que contactó este periódico tras conocerse el proyecto, con el que se mostró muy crítico. Por ello, recibe con alegría la noticia de su paralización: «Es genial, estamos encantados», destaca. «Nos parece lo correcto porque no era ni medio normal, no se puede abrir una discoteca jueves, viernes y sábados a 20 metros de un colegio. Iba a provocar problemas en el parque por los botellones y por la falta de seguridad para todos los vecinos», destaca. «Hay otros lugares mucho más indicados, como un polígono», añade. Pese a la noticia, Torres se muestra cauto con el futuro del proyecto: «Esperamos que sea algo definitivo, pero nosotros haremos todo lo que esté en nuestras manos, todos los vecinos estamos unidos en esto porque no queremos un local así en esta zona», concluye.

Marcos Gil, por su parte, es otro vecino de Nueva Montaña y, aunque se alegra de la noticia, se muestra escéptico: «Veremos en qué queda la cosa, pero en mi caso, como en el de muchos vecinos, prefiero que la discoteca no esté aquí; en esta zona hay muchos niños pequeños y también está el colegio, así que entiendo que no es la ubicación más adecuada».