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Ha pasado poco más de una semana desde que el fuego devoró un bloque de 138 viviendas ubicado en Campanar, un barrio de Valencia. En ... consecuencia, diez personas fallecieron y otras quince resultaron heridas, entre ellas, siete bomberos. Este episodio ha dejado imágenes desgarradoras difíciles de olvidar, como la de un hombre y una mujer refugiados del fuego en el balcón de su casa esperando a ser rescatados mientras veían como las llamas cada vez estaban más cerca. Todas las televisiones los enfocaban, también cuando los bomberos, en un rescate de altura, les salvaron la vida. «Su actuación fue increíble. Arriesgaron sus vidas para salvarnos», comentaron a los medios de comunicación el día después del suceso.
Sin quererlo, los bomberos también se convirtieron en protagonistas de esta historia. Ellos, y el rescate que realizaron. De hecho, la inquietud sobre qué pasaría si sucediera algo similar llegó al resto del país. Por ejemplo, los bomberos de Bilbao denunciaron que «no podrían acceder a fuegos en edificios altos» porque con el material del que disponen no podrían elevarse «más de 32 metros».
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No es el caso de Santander. Y es que según los propios profesionales, la ciudad «está preparada» teniendo en cuenta sus características, la altura de sus edificios y los medios de los que disponen para actuar cuando se produce un incendio. Por eso, el cuerpo de Bomberos muestra a El Diario Montañés los diferentes vehículos que utilizan y su forma de actuar en caso de un fuego en altura.
Para ello, disponen de una torre de seis plantas que se encuentra en el propio Parque de Bomberos de Santander, en Ojaiz, y que normalmente utilizan para practicar. Desde allí, uno de los equipos hizo ayer una demostración de cómo trabajarían en caso de que el incendio se produjera en la última planta. De forma totalmente coordinada y eficaz, en un minuto y medio, ya habían alcanzado el sexto piso. «Trabajo en equipo», resaltaba uno de los profesionales durante la operación. Esa es la clave.
El Cuerpo –103 profesionales– cuenta con cuatro vehículos para actuar en caso de un rescate en altura. Dos escalas y dos brazos articulados. «Principalmente los utilizamos para rescate de personas y para extinguir fuegos en altura, independientemente de que sean viviendas o edificios y naves industriales», explica Francisco López Escalante, suboficial de Mantenimiento. «Las escalas alcanzan 30 metros. Pero lo que siempre se dice es que hay que tener en cuenta la envergadura del bombero que está sobre la cesta del vehículo. Por lo que hablamos aproximadamente de 32 metros». Por su parte, el brazo articulado sí que alcanza los 32 metros por sí solo sin contar al bombero que esté subido.
La decisión sobre qué tipo de vehículo utilizar la toman teniendo en cuenta el lugar en el que se haya producido el fuego. «Si el suceso ocurre en naves industriales, utilizamos los brazos articulados. Tienen mayor alcance, la articulación nos permite llegar un poco más lejos». De lo contrario, si ocurre en la ciudad, siempre utilizan los vehículos con escala «por sus dimensiones». «Nos permiten realizar los movimientos necesarios, de forma más simple y también tenemos en cuenta la celeridad en el rescate».
Y un dato curioso. Según el suboficial de Mantenimiento, en la mayoría de los casos en ciudad «no es necesario utilizar escala». «Pero si el aviso es de un fuego en el quinto piso pues automáticamente sale la escala».
Para este tipo de sucesos también cuentan con capuchas de rescate. «En cada vehículo llevamos dos capuchas de rescate por los casos en los que hay humo y personas implicadas». Esa capucha funciona con el aire de las botellas de equipos autónomos que llevan los profesionales. «Ya sabemos lo que supone el humo para la vida, y si no llevan esa capucha podrían tener problemas», añade López Escalante.
Los últimos acontecimientos han hecho aún más visible –ya lo era– el trabajo que realizan a diario los bomberos, en muchas ocasiones, en situaciones de extrema peligrosidad. «Los 365 días del año hay bomberos trabajando». Así, están divididos en tres secciones, que deben contar con servicios mínimos siempre. «Tiene que haber dos mandos, tres conductores y nueve bomberos. Entonces, dependiendo de las bajas, de las vacaciones y de los permisos reglamentarios podemos tener una media de trece bomberos como máximo, cuatro conductores y entre tres y cuatro mandos», concluye.
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