El chirriante sonido de las escaleras mecánicas que no deja dormir a los vecinos de la calle Honduras

En el portal 15, justo frente a uno de los tramos de escalera, el que provoca el ruido más estridente, viven Jesús Martín y sus padres. Para ellos no es algo nuevo, llevan «mucho tiempo» sufriendo estas molestias, pero su paciencia, como una vela, se va consumiendo: «Mi padre está realmente nervioso, no sabes en qué te va a derivar esto. Es inviable realizar cualquier actividad que requiera de concentracion. En mi mesita de noche tengo los tapones, de otra forma es imposible dormir». Su padre, de 86 años y también llamado Jesús, señala que es un «chirrido monótono con una frecuencia tan alta que se te mete por los oídos y no te deja vivir».

El tránsito de la carretera que separa las viviendas de la escalera que tiene a los vecinos en vilo (y en vela) disimula el nivel de ruido durante el día, pero cuando llega la noche y el barrio duerme, comienza el concierto para el que nadie ha sacado entradas. Miguel Ángel Peláez, otro de los residentes en la zona, asegura que «es muy problemático» y al igual que los otros 'oyentes', «dormimos con tapones». «Los que damos para el parque es tremendo. Es un chirriar nocturno muy extraño. Y claro, las escaleras, las dos que funcionan de los cuatro tramos que hay, no tienen detectores de presencia y están en activo continuamente», explica Peláez.

Los vecinos, tras llamar al servicio de ingeniería técnica del Ayuntamiento de Santander en diferentes ocasiones y escribir deeseperadamente al buzón del ciudadano, se han reunido y han acordado ponerse en contacto con el administrador para presentar una queja formal al consistorio. «Hay varias iniciativas y vamos a tomar medidas porque no llegamos a ningún punto y esto es desesperante», señalan tanto Jesús padre como hijo.

Santander estrenó en enero de 2017 sus octavas escaleras mecánicas con la inauguración de estas infraestructuras, además de otras rampas, que unen Los Castros con General Dávila. El recorrido se inicia enfrente de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Cantabria y concluye en la finca Jado de General Dávila, con una pendiente media del 10% que, gracias a los elementos mecánicos, se salva en solo seis minutos si no fuera porque hay dos tramos de escaleras que «están paradas».

El Ayuntamiento explica que «tras detectar un problema de ruidos en las escaleras inferiores del parque de la Teja, la primera decisión fue pararlas para evitar esos ruidos y posteriormente se pidieron unas cadenas de peldaños para arreglarlas de forma definitiva, que se espera que lleguen en los próximos días». Además, detalla que hace tres semanas se produjo un problema de ruido en las dos escaleras superiores. «Se solucionó, pero a finales de la semana pasada se detectaron de nuevo. Es por eso que, a través de la empresa que gestiona este contrato (TK Elevadores), «se va a intervenir esta semana para hacer un diagnóstico y tomar las decisiones oportunas para repararlas».