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Guillermo Bruces, condenado a 17 años de cárcel por asesinar a Adela Corral -la mujer de 69 años que le acogió en su piso de Marqués de la Hermida, en Santander, y que murió asfixiada- acepta la pena impuesta por la magistrada Paz Aldecoa ... y no recurrirá ante el TSJC.
Según han desvelado a El Diario Montañés fuentes cercanas al a caso, tanto la defensa como la Fiscalía -que pedía 20 años-, y la acusación particular -que reclamaba 25-, dan por buena la decisión de la presidenta del tribunal del jurado que enjuició al acusado y han declinado presentar recurso de apelación.
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De esta forma, el fallo de la magistrada Aldecoa adquiere firmeza y se tendrá que dar cumplimiento en su integridad. Ya que, a demás de los 17 años de cárcel, el condenado tendrá que indemnizar con 50.000 euros a cada una de las dos hijas de la víctima, que ejercieron la acusación particular en este procedimiento.
Como se recordará, la presidenta de la Sección Primera aplicó dicha pena en base al veredicto del jurado popular, que declaró al acusado culpable de asesinato, descartando que tuviera disminuida su capacidad de decisión ni su voluntad por el efecto de la cocaína que había ingerido la noche del crimen.
El fallo recoge como hechos probados, tal y como estableció el jurado, que el 18 de febrero de 2022, Guillermo Bruces, molesto con la actitud de Adela -que se oponía a que consumiera cocaína la retuvo en la habitación de la mujer, y, tras cortar en tiras la tela de una sábana, procedió a atarla de pies y manos, colocándole además un tira de tela sobre la boca, inmovilizándola sobre la cama. En un momento de la noche, entre las 02.40 y las 03.15 horas, al advertir la presencia policial en el descansillo exterior de la vivienda, «Guillermo accedió al cuarto de Adela y procedió, sirviéndose de una tela o con el mismo colchón en el que estaba tumbada, a asfixiarla, tapándole los orificios respiratorios (nariz y boca)».
La víctima carecía de posibilidad de resistirse y de proteger su vida al tener la movilidad reducida al máximo por la acción del acusado, que le había atado previamente de pies y manos asegurándose así que no podría defenderse. Adela murió como consecuencia directa de la asfixia por sofocación sobre los orificios respiratorios.
Teniendo en cuenta estos hechos, los jueces legos consideraron que el acusado era autor de un delito de asesinato, al concurrir la alevosía. «Ató de pies y manos a la víctima y la tumbó sobre la cama. En esa situación carecía de una mínima fuerza para oponerse a la acción que ejecutó el acusado y su intento de defensa era funcionalmente imposible sin perjuicio de la reacción instintiva de tratar de mantenerse con vida.
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