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Entre las muchas cosas que quedarán en la retina de estos casi dos años de pandemia estará la idea del café en la terraza ... contra viento y marea. No quedaba otra. El consumo en los exteriores se multiplicó por obligación y ahora resta saber si la estampa de mesas y sillas en la calle (más amplia que antes del covid) permanecerá o no. El Ayuntamiento de Santander, en este campo, tomó dos medidas especiales. La primera fue la de eliminar la tasa a los negocios en 2020 y 2021. Ahora el Consistorio se plantea qué hacer en 2022. Está pendiente de decisión y la respuesta llegará cuando se den a conocer las ordenanzas fiscales del año próximo. La segunda fue la de habilitar algunas zonas concretas en las que los locales pudieran ocupar tramos enteros de calle. Las que se prolongaron en el tiempo fueron Daoiz y Velarde, la calle del Sol, el Río de la Pila y el pasaje Zorrilla. La medida terminaba, en principio, en septiembre, pero se decidió ampliar el plazo durante octubre. No más allá. El fin de semana del 30 y 31 será el último.
«Las tasas se eliminaron durante 2020 debido a la pandemia y, como las restricciones continuaron, se ha extendido a 2021. Nosotros hemos trabajado para que los establecimientos que no contaban ni tenían posibilidad de contar con terrazas hayan podido cortar calles en momentos puntuales. Como en el Río de la Pila, por ejemplo. Valoramos positivamente estos cortes puesto que muchos negocios se han podido salvar gracias a estas acciones», apunta Bárbara Gutiérrez desde la Asociación de Hostelería. De hecho, algunos de los responsables de los negocios de estas cuatro zonas destacaban ayer a este periódico que se ha ampliado un mes más, aunque en este periodo extra se recortarán ya tanto horarios como días de actividad.
¿Y qué pasa con los establecimientos que en estos dos años han ampliado terraza o han puesto una que no tenían antes? ¿Se quedarán como ahora o volverán a la situación anterior? Pues eso, explican desde el Consistorio, dependerá ya de la decisión de cada empresario y de sus condiciones concretas. De las de su licencia. En el Ayuntamiento explican que las ampliaciones o las nuevas terrazas en este periodo se han desarrollado «en todo momento bajo el paraguas de la ordenanza municipal». Porque disponían de un espacio de acera en su licencia que podían usar y no estaban usando o porque contaban con el permiso de los colindantes.
LAS CUATRO ZONAS
AMPLIACIÓN
Fuentes del Consistorio reconocen que hubo una gran demanda de peticiones en 2020, «tras el confinamiento, en la primavera y el verano de ese año». Fue el periodo «punta» en cuanto a tramitar ampliaciones o aperturas. Pero luego, aunque ha habido algunas, ese ritmo se ha ido normalizando -el dato de cuántas terrazas, en total, se han ampliado en este tiempo en la capital no se ha facilitado-. Como referencia, Hostelería apunta que cuatro asociados les pidieron ayuda para los trámites de una nueva terraza, dos para poner baldas y otros dieciséis para la solicitud de ampliación del espacio.
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Las fuentes municipales también admiten que, a la vista de la situación, se hizo un «esfuerzo en la tramitación de los expedientes». Se intentó resolver los plazos con celeridad. Pero insisten en que, más allá de eso (y de las medidas excepcionales respecto a la tasa o las zonas concretas de uso especial que acabarán el 31 de octubre), lo demás se ha hecho «bajo el paraguas de la ordenanza».
Será la ordenanza y las propias condiciones de los negocios las que determinen ahora si los establecimientos con mesas y sillas en la calle siguen como están trabajando en estos meses o vuelven a la situación anterior. Dependerá, por un lado, de su organización interna. Si con los comedores abiertos y la recuperación progresiva de la normalidad, les interesa o no mantener terrazas amplias (en función de su personal, la distribución y la preferencia de la clientela durante el invierno). En esto resultará clave saber hasta qué punto la pandemia nos ha cambiado los hábitos. Que en el norte, por el tiempo, no había una costumbre extendida de consumir en terrazas salvo con días de sol es una obviedad (por comparación con otras zonas de España y, sobre todo, de Europa). Al tener que hacerlo por obligación, habrá que ver si se convierte en rutina a partir de ahora.
Pero también, en el caso de los que obtuvieron permiso de los negocios o espacios colindantes, habrá que saber si ese permiso -que ampara la ordenanza- se sigue manteniendo. Puede darse el caso de propietarios o vecinos que dieran su aprobación puntual a un negocio de hostelería ante la delicada situación a la que tuvieron que enfrentarse por las restricciones que ahora, con la vuelta a la normalidad, retiren ese visto bueno.
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