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«Por qué no salen los pingüinos? Deben estar vergonzosos». Lo dice Hugo, que ha viajado con sus padres desde Toledo hasta Santander por Navidad. En su último día de turismo, ayer, quisieron acercarse hasta el minizoo de La Magdalena, ya que les habían hablado « ... mucho» sobre este recinto. Tras unos minutos de espera, los pingüinos asomaron la cabeza. «Es la hora de comer», comentaba uno de los trabajadores municipales que se encarga del cuidado de los animales que allí habitan. Unos animales que el lunes despidieron a Rosita, una de las leonas marinas del espacio, que tenía 25 años. Con su pérdida, actualmente viven en el recinto «dos pingüinos, nueve focas y un león marino», según detalla el Ayuntamiento de Santander a preguntas de este periódico. En total, una docena de ejemplares.
«Era única», señala un trabajador en referencia a Rosita, que vivía en este hábitat desde 2004, cuando llegó del zoo de Benalmádena, en Málaga. Y apunta a que la vida media del León Marino Patagónico es de «algo más» de dos décadas de media. Dependiendo del caso. Precisamente es lo que dice uno de los carteles informativos que se encuentran en el recinto y que funcionan a modo de guía para que los visitantes sepan qué animales van a conocer. En concreto, este panel sitúa el final de la vida de estos animales en 25 años. Edad que tenía Rosita cuando falleció. Por lo que, aunque el Ayuntamiento no especificó las causas de su muerte, podría entenderse como natural.
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Sí que llama la atención el número de pingüinos de El Cabo, también conocidos como pingüino africanos. «Creo que la última vez que vine había hasta diez, y no ha sido hace tanto», indicaba uno de los visitantes, que estaba dando un paseo por la zona. De hecho, ha habido cerca de veinte animales de esta especie en La Magdalena. Al ser ahora tan pocos, hubo varios momentos de la mañana en que los turistas tuvieron que esperar para fotografiarles. «Tendremos que volver después», añadía mientras se dirigía hacia el estanque en el que se encuentran las focas.
Allí había cuatro focas grises -de las nueve que hay- fuera del agua. Sus «graciosos» movimientos y el sonido que emitían fueron el atractivo de los pocos visitantes que ayer se dieron una vuelta por el minizoo. Cámaras y móviles apuntaban hacia ellas... hasta que llegó la hora de comer.
A la que costaba más ver era a la cría que nació el pasado 15 de noviembre. Pesó 12 kilos y era blanca. Aunque el pelaje de esta especie cambia a gris en el transcurso de entre dos y tres semanas desde su nacimiento. Su madre es Marilyn, una de las focas grises que ya ha criado en el minizoo en otras ocasiones.
El recinto que construyó Juan Hormaechea en 1985 no ha estado exento de polémicas a lo largo de su historia. De hecho, su cierre sobrevuela cada cierto tiempo. La última vez fue el pasado noviembre, cuando se conoció que la Fiscalía de Cantabria investigaba la situación del recinto. Esto se produjo a propósito de la denuncia de Pacma por su «insostenible y deplorable» estado. Un escenario que, a su juicio, persiste «por años» y del que culpan al Ayuntamiento. Ahora será la Fiscalía la que dictamine el estado del parque y si es apto para acoger a estos animales. La apertura de diligencias dará pie a una investigación «que podría ser determinante», según Pacma. Por su parte, el Consistorio siempre ha defendido que las instalaciones están bien dotadas y cuidadas.
Los partidos políticos de la oposición también se han pronunciado al respecto. De hecho, en octubre, el portavoz del PSOE aseguró que «la única salida es el cierre». Mientras, el PRC también se sumó a esta petición. Y en 2020, cuando se viralizaron unas imágenes del cuerpo de un león marino y a una foca enferma, flotando, y llena de verdín, Podemos denunció el estado del zoo ante la Fiscalía, que acabó archivando las diligencias.
En 1985, Juan Hormaechea, entonces presidente de Cantabria, inauguró el minizoo de La Magdalena. De hecho, existe una foto en blanco y negro del político ese mismo día dando de comer a una de las focas que habitaba el recinto. Allí hubo osos polares, leones y camellos. Los osos polares tuvieron su recinto en La Magdalena hasta 2001, año en el que el Ayuntamiento de Santander acordó vender, en dos millones de pesetas, a los dos osos polares afectados por estrés a causa del reducido espacio donde habitaban. Antes, en 1999, los leones también abandonaron La Magdalena y fueron trasladados -anestesiados durante el camino- al Parque de la Naturaleza de Cabárceno. Ahora solo quedan leones marinos, pingüinos y focas grises, en total, una docena de animales
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