El entorno de las calles San Fernando y Vargas tiene más de 70 locales vacíos

Montar un negocio hoy en día en San Fernando o Vargas no parece muy atractivo a la vista de los espacios sin uso que se repiten paso tras paso. La compra por internet ha hecho mucho daño a los pequeños negocios y, ante esta situación, a muchos no les ha quedado más remedio que desplazarse a espacios más comerciales o, incluso, echar abajo la persiana. Esa es la triste realidad que vive esta zona, al igual que otras cuantas de la ciudad.

A pesar de todo, hay quienes todavía luchan por salir a flote sin tener que cambiar de ubicación. Algunos ejemplos son los restaurantes Picos de Europa y Casa Mariano, en la calle Vargas, o las cafeterías La Viña y Palma, en San Fernando. Esto, en cuanto a hostelería. Pero también se puede aplicar a comercios. Perfumería París o la tienda de ropa Bus Stop llevan en el mismo emplazamiento desde sus inicios, hace décadas. También el mítico bingo de San Fernando. Hay otros que sí han cambiado de local, pero sin salir de la zona. Es el caso de la Librería Gil, que nació en la calle Vargas pero actualmente se ubica en San Fernando -una de sus tiendas-. Otro que se ha expandido a esta área y no le ha importado arriesgar es Mundi.

Más allá de estos ejemplos, el panorama es desolador para la actividad comercial. Cada pocos pasos, un establecimiento vacío con el cartel de 'se alquila' colgado en el escaparate. A lo largo de la larga calle San Fernando solo uno de esos locales está siendo reformado para darle una nueva vida. El resto no corren la misma suerte. Pero no es nada nuevo. La mayoría de estos espacios llevan vacíos años e, incluso, son muchos los que ni si quiera se ofrecen en alquiler. ¿A los dueños no les interesa o han perdido la esperanza de encontrar arrendatario?

«Una pena», «muy triste» o «hay que hacer algo» son solo algunas de las opiniones de los vecinos. Eloisa Sánchez confiesa que «la cosa empezó a decaer hace años, pero lo de ahora es inexplicable». Lo dice mientras se toma su café rutinario en la Plaza de las Cervezas. Precisamente en esta plaza hay cuatro locales vacíos, algunos prácticamente abandonados. Donde antes había una pizzería, una lencería, un quiosco y una tienda de bodas, ahora solo hay espacios que acumulan polvo.

Siguiendo por la calle San Fernando, la situación se repite. Hay incluso tramos en los que los locales vacíos están pegados, como el que ocupó durante mucho tiempo la Bodega La Montaña, que echó el cierre hace justo un año. A ambos lados de donde se ubicaba el restaurante, otros dos establecimientos sin ocupar que antes albergaban una tienda de telefonía y un banco. Pero son las pequeñas calles transversales de San Fernando las que se llevan la palma. En todas y cada una de ellas hay locales vacíos. El récord lo tiene la calle Alonso, con nueve negocios cerrados: dos de electrónica, uno de reparación de móviles, una pescadería, una tienda de ropa flamenca y otros tantos establecimientos en que ya ni siquiera se aprecia su nombre. O están desgastados, o están tapados.

Al final de la calle, junto a la rotonda de Cuatro Caminos, de los once puestos disponibles de las Galerías San Fernando, solo aguanta abierta una carnicería. El resto, completamente abandonados. Algo que casa con el estado del pasadizo: sucio, sin iluminación y con malos olores. «Está totalmente dejado, da hasta miedo entrar», comenta Luis Asón, un vecino de la zona.

Y enfrente, en la calle Vargas, la historia se repite. En total, veinte locales desocupados, la mayoría antiguas tiendas de alimentación.