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Las excavaciones en Los Azogues, junto a la Catedral de Santander, no dejan de dar sorpresas. Hace apenas cuatro meses se investigaba la localización de un cementerio con decenas de cuerpos pertenecientes a la Edad Media. El hallazgo ya fue de por sí muy ... relevante, pero cada paso que se da va ganando más importancia porque debajo de esa necrópolis aparecen más y más. Y ya han localizado tantas 'capas' que los arqueólogos Lino Mantecón y Javier Marcos pierden la cuenta. Hasta el momento, han hallado 80 cuerpos, muchos de niños y bebés, y están convencidos de que localizarán más. Además, cuanto más abajo se encuentran los restos, más antiguos son. Los últimos, del siglo XII. Los avances son tan relevantes que el Ayuntamiento ha ampliado cuatro meses más la actuación. Dos se destinarán a continuar con el trabajo de campo y los otros dos a estudiar con más profundidad los restos localizados.
De momento, las dataciones que están llevando a cabo son relativas –las que se hacen a simple vista, observando detalles como materiales o inscripciones, sin pasar por laboratorio–, pero ya pueden decir que los últimos cuerpos localizados pertenecen al siglo XII porque el muro que tienen justo al lado es de esa época. Hasta los propios arqueólogos están sorprendidos de los hallazgos: «Creíamos que la primera capa de cementerio sería la única y que debajo solo habría arcilla». Pero no, la arcilla se usaba como relleno entre necrópolis y necrópolis. Y están convencidos de que «debajo hay más y cada vez más antiguo». Además, llama la atención que, mientras en las primeras capas hay restos que demuestran que algunos cuerpos estaban en ataúdes –como clavos de hierro–, en pisos más bajos han aparecido trozos de madera de ataúdes que sí se conservan. Esto se debe a que los rellenos de arcilla, muy prietos entre capa y capa, han permitido su conservación al aislarlos de elementos como el aire.
Que muchos de los cadáveres localizados sean de niños y bebés –los hay completos– no es raro, ya que en aquella época la tasa de mortalidad infantil era muy elevada. «Llama la atención porque son bastantes, pero aún no sabemos en qué proporción porque pueden aparecer más o hay algunos que se nos escapan», explica la antropóloga que también participa en la excavación, Silvia Carnicero.
Otra de las curiosidades es que muchos de estos niños presentan alteraciones dentales, de las que se deduce que tenían problemas de nutrición. «También se aprecia una diferencia entre la edad de los huesos y los dientes», añade, lo que refuerza la hipótesis de la desnutrición, que tendrá que confirmarse con estudios complementarios. En cuanto a los adultos, el límite de edad está entre los 30-40 años, «acorde a la esperanza de vida que había antes de la existencia de antibióticos», aunque le llama la atención que ninguno de los cuerpos localizados llegue a los 60-70 años. «También los hay con contusiones, lesiones óseas y con infecciones respiratorias, pero con el estudio antropológico preliminar aún no podemos concretar las razones», apunta Carnicero.
Otro de los últimos hallazgos de la excavación es la localización de cerámica del siglo XII llegada desde Francia e Inglaterra, lo que demuestra que Santander ya era lo suficientemente relevante entonces como para comerciar con el extranjero. «La hemos localizado en un volumen muy alto y demuestra la conexión de Santander con el arco atlántico», explican los arqueólogos. No tiene nada que ver con la cerámica local, ya que la de Francia e Inglaterra está lacada de tal modo que es impermeable y es de colores llamativos, mientras que la originaria de Cantabria es más tosca.
Otro de los llamativos hallazgos de los últimos meses es un trozo de concha que, por una hendidura que se aprecia hecha a mano, parece pertenecer al Camino de Santiago: «Podría ser del siglo XII o XIII». Algo que podrá confirmarse en los dos meses de estudio y análisis que vendrán tras terminar el trabajo de campo en el que están sumidos actualmente. También destaca una moneda de Alfonso X El Sabio del siglo XIII, bastante desgastada pero que, tras limpiarla en profundidad, permite visualizar los dibujos de las dos caras: un castillo y un león.
Aunque en Santander hay asentamientos humanos desde la llegada de los romanos en el siglo I, no fue hasta la Edad Media cuando la población fijó su residencia en el cerro de Somorrostro, donde hoy está la Catedral y donde la gente empezó a convivir como urbe. Entonces, era una península rodeada de mar. Sin embargo, antes de las excavaciones que actualmente llevan a cabo Mantecón y Marcos en la calle Los Azogues –y que forman parte del Plan Director de la Catedral que arrancó en 2017– se creía que este núcleo se había desarrollado a partir del siglo XII. Tras los últimos hallazgos, como restos de fortificaciones más antiguas y también humanos, la fecha se adelanta, ya que si hay muros del siglo XII, tuvo que haber personas antes que se asentasen y los construyesen. Y estos descubrimientos permiten hacer una radiografía de la ciudad a lo largo de los siglos. Porque, como asegura Marcos: «Los muertos dicen mucho de los vivos».
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