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Diego Ventura es, por el momento, el número uno en el escalafón del rejoneo. Hoy, vuelve al coso de Cuatro Caminos, donde no lleva la cuenta de las veces que ha salido por la puerta grande. El sevillano no olvida sus comienzos y vive en ... el mismo lugar, La Puebla del Río, en el que lo hicieron sus padres al volver de Portugal.
-De nuevo en Santander, una plaza en la que ha salido a hombros prácticamente desde su debut. ¿Lleva la cuenta?
-No, no llevo la cuenta, pero sí es verdad que Santander es una de esas plazas donde entré con buen pie y donde mantengo una muy buena regularidad en el triunfo y en faenas importantes.
-¿Qué le parecen la afición de Cantabria y la plaza de toros de Cuatro Caminos?
-He comprobado que las plazas de toros, como edificios, influyen mucho en el talante de su público y de su afición. Santander es un buen ejemplo: el coso de Cuatro Caminos es tan bonito y tan agradable que predispone a quienes acuden a él a ver toros a hacerlo desde el respeto y las ganas de disfrutar. Son una plaza y un público muy toreros.
-¿Le gusta el cartel confeccionado para esta tarde?
-Yo diría que es el cartel del año en cuanto a rejones se refiere. El hecho de que se haya dado ya en otras plazas con éxito artístico y de público, lo dice todo. La gente no es tonta y sabe lo que elige y en qué se gasta su dinero. Llevo años diciendo que el público quiere competencia, porque eso se traduce en emoción y en espectáculo en el ruedo, que es por lo que la gente viene a las plazas. Y éste es un cartel de la máxima competencia, con tres toreros que compartimos un concepto de toreo puro y clásico, pero cada uno con su personalidad diferente. Además, a los hechos me remito, estamos los tres en un gran momento.
-El rejoneo es algo más que una excelente doma. ¿Cómo explicaría qué es exactamente el toreo a caballo?
-Yo diría que el rejoneo, en este momento, en determinados rejoneadores, es más toreo a caballo que sólo rejoneo. Porque realmente se torea desde un caballo. La doma de hoy en día y la torería de cada caballo y de los jinetes es tremenda. Es cierto que no en todos los casos, pero el nivel de perfección que se ha alcanzado tiene que ver con que, desde hace algunos años, se busca más hacer el toreo que sólo rejonear.
-¿Qué consejos le daría al espectador que sabe poco de este arte? ¿Cuáles son las normas básicas del rejoneo?
-Pues tiene mucho que ver con lo que he dicho antes. Tanto al espectador neófito como también al que es más experto, yo le diría, por ejemplo, que observe lo cerca que nos pasamos los toros, los terrenos que pisamos y la forma de lidiar al toro, tan despacio. Porque esto se traduce en verdad, y la verdad, en emoción. E insisto, ¿a qué va la gente a una plaza de toros si no a emocionarse?
-¿Cómo lleva esta temporada tan rara después de otra casi inexistente?
-Con la ilusión de volver a torear y de recuperar el contacto con el público. Creo que todo lo que estamos viviendo nos resitúa en medio de la vida, nos hace valorar lo que perdimos tan bruscamente por un tiempo y ahora, aunque sea poco a poco, vamos recuperando. Tal y como están las cosas todavía, con la lentitud con la que la temporada va tomando forma, no puedo quejarme porque tengo cierta regularidad en los contratos, ya hemos vivido tardes muy importantes como las de Ávila, Córdoba, Soria, Burgos o, más recientemente, Mejanes, por destacar solo algunas. Y se siguen cerrando fechas bonitas para lo que queda de campaña, que aún es mucho.
-Contratos parece que no le faltan...
-Sí, por suerte, así es. La pandemia no se ha terminado, sigue entre nosotros y yo entiendo que no es fácil para las empresas recobrar la programación que había antes del covid, porque hay muchos condicionantes a tener en cuenta a la hora de dar toros. Pero es el momento de hacerlo y de que todos demos un paso hacia adelante porque el futuro depende más que nunca de este momento que vivimos ahora.
-¿El espectáculo de rejones está de moda o realmente se ha creado una gran afición en torno a él?
-Si no está de moda es porque hay pocos rejoneadores que hacen que se mantenga vivo. En el rejoneo es el momento de hacer cosas especiales, grandes propuestas que estimulen y motiven al público porque, cuando se les da, éste responde. Y hacen falta rejoneadores nuevos, gente joven con ganas de comerse el mundo, de mandar y de trabajar a diario, sin horas, para ser cada día mejores y, así, conseguir que el toreo a caballo progrese.
-¿Recuerda cómo fueron sus comienzos?
-Siempre. No me olvido de ellos ni un solo día porque por esos comienzos estoy aquí y he conseguido, no sólo lo que soñaba, sino mucho más. Recordar de dónde vengo, lo difícil que fue todo, el esfuerzo de mi familia, los días sin horas montando, toreando y aprendiendo como si me fuera la vida en ello, la disciplina, tantas cosas de las que me he privado a cambio de dárselo todo a mi profesión. También las tardes en que las cosas no salían bien, aquellas con las que todo empezó a cambiar, la gente que ha estado a mi lado... Todo eso lo llevo a diario en mi mochila de la vida porque todo eso es mi vida y porque todo eso me ha traído hasta aquí.
-¿Cuál es el listado de los caballos que va a traer a Santander?
-Irán los mejores. Habrá caballos estrellas como Nazarí, Lío y Bronce y otros más nuevos, pero que me tienen muy ilusionados y que vienen ofreciendo un rendimiento espléndido, como Fabuloso, Velásquez y Guadiana.
-Para acabar, ¿qué puede costar un caballo para el rejoneo?
-Mucho dinero. Porque no es sólo el valor del animal, sino lo que inviertes en él hasta estar preparado para salir a una plaza de toros al máximo nivel. Desde el punto de vista veterinario, de la alimentación, de los cuidados de la gente que trabaja solo para ellos, de las horas que tú les dedicas... Son animales 'top' y, como tal, así los tratamos.
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