Felipe Piña, la apuesta fallida del Partido Regionalista para abrirse paso en la ciudad

Esos argumentos sirven como justificación sencilla de la derrota regionalista, que según su líder obedecerían a los efectos secundarios de la crisis sanitaria y económica, esta última consecuencia de la pandemia y de los efectos de la guerra de Ucrania, y al castigo del electorado al bipartito por su vínculo con el Gobierno de Pedro Sánchez, aliado con la extrema izquierda y que ha aceptado componendas con Bildu. En resumen, la factura a pagar por las malas compañías.

De todas maneras, la estrategia de la campaña del PRC en la capital era completamente distinta a la que se desarrollaba en el resto de la región. Apenas se mencionaban el AVE o esa fuente de prosperidad que habrá de ser el centro logístico de La Pasiega, y en vez de grandes mítines, el cabeza de lista de la candidatura, Felipe Piña, trataba de ganarse la confianza de los ciudadanos recorriendo la ciudad de arriba abajo, planteando proyectos para los barrios y atendiendo las demandas de cada vecino que se cruzaba, un método que Gema Igual, su gran adversaria, maneja a la perfección.

Después de tres legislaturas sin avances para el regionalismo en la ciudad, la dirección del partido concibió la idea de dar un vuelco sustituyendo a su eterno aspirante, José María Fuentes-Pila, por una nueva cara.

Ya en su día, Fuentes-Pila constituyó un perfil distinto del habitual en las filas del PRC, y se presentaba a las elecciones de 2011 junto a las iniciales STV, ese 'santanderino de toda la vida' que constituía una mofa al supuesto señoritismo de la capital, que en esa ocasión se asociaba a otros conceptos como 'Santander, Tradición y Vanguardia' o 'Santander, Trabajo y Vida'.

Esa idea de presentar en la ciudad a 'uno de los suyos' ha estado también detrás de la candidatura de Piña: santanderino, ingeniero, joven y guapo, con el cargo de director general de Transportes y Telecomunicaciones y protegido de Javier López Marcano, que debería tener más tirón entre sus convecinos que su predecesor, a quien se daba por amortizado. 'Santander necesita Piña', fue el lema elegido para su campaña, un juego de palabras utilizando su apellido, que ahora sirve para hacer bromas con su fracaso.

El resultado del experimento no ha podido ser más decepcionante: el PRC no solo no ha incrementado su presencia en el Ayuntamiento, sino que la ha visto menguar de forma alarmante, pasando de cinco concejales a tres. «Sí me han sorprendido los resultados», confesaba un abatido Felipe Piña tras conocerse el resultado del escrutinio. Siempre educado, daba la enhorabuena a los vencedores, agradecía el apoyo de quienes se decantaron por su opción y también a los que, en el partido, le brindaron «la oportunidad de oro de encabezar una lista con un equipo de profesionales que me han acompañado extraordinario».

Resulta que él, que parecía llamado a dar la puntilla a una regidora supuestamente acorralada por escándalos en las contrataciones de servicios municipales, la suciedad de las calles y el urbanismo caótico, deberá pasar los cuatro próximos años viendo hacer y deshacer a su antojo a Gema Igual y a su equipo, amparados en una mayoría absoluta inapelable.

«Vamos a tratar de hacer una oposición constructiva para, en definitiva, tratar de mejorar la vida de los santanderinos, que eso es lo que hemos pretendido plantear. No ha podido ser, la ilusión ha sido máxima: hemos puesto todo el esfuerzo por nuestra parte».