![Dos chicas de la Peña La cresta de la ola recogiendo el menú del día.](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2023/07/23/chorizada-19-kIHE-U20084660301970H-1200x840@Diario%20Montanes.jpeg)
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El reloj marcaba las dos y olía a festín. Tanto, que se notaba desde lejos, desde otras calles. En el Grupo Amaro, que era el origen del aroma, estaban cocinando. El menú del día y también alegría y solidaridad. De eso va el ciclo 'La ... peña se va de marcha'. Este domingo le tocó a Los Chatos: un banquete para colaborar con el Banco de Alimentos. Pero cada día se asigna a una peña y a una causa solidaria. Comer así sienta mejor que nunca. ¿Qué tocaba en el Amaro? Chorizo a la sidra y panceta a la brasa.
«Hemos visto el humo y queríamos saber qué estaba pasando». Lo dicen los miembros de una familia madrileña que pasa casualmente por allí. Cerca, una joven de 23 años, cruza la plaza sorprendida: «Yo venía de votar y me he encontrado con esto. Vaya juerga tienen aquí montada». Eso, mientras hacía cola para recoger su 'bocata'. «Ya que estamos, aprovecho». Todo, en un ambiente bullicioso y festivo. Con música de fondo, claro. Revolucionados cuando sonaba, por ejemplo, el 'A quién le importa' de Alaska. Cantado a coro. «Me encanta esta canción», aunque eso lo decían prácticamente con todos los temas que iban poniendo. Es lo que tiene estar de fiesta.
«Este proyecto lo llevamos organizando un montón de años. ¿Has visto la que está montada?», comentaba con entusiasmo Lifer Hoyos, uno de los fundadores de la Peña Los Chatos mientras observaba la cola para comer que daba ya la vuelta a la Plaza la Vega. «Ahora somos en la peña unos 120, pero los originarios somos un grupo de cinco amigos», recordaba sin olvidarse de uno de esos fundadores que se fue «hace ya años».
Hoy les tocaba a ellos, pero es una labor en común. Que se comparte. De todas las peñas de la ciudad (incluso las que se han sumado este año y aún no organizan comida). «Es una peña la que lo organiza, pero todas participan. En total son catorce comidas solidarias las que todos los grupos van a hacer a lo largo de la Semana Grande», declaraba la alcaldesa, Gema Igual.
Eso se nota. La generosidad y la unión de estas agrupaciones transforman cada lugar en un espacio único. Lo que hace aún más singular este acontecimiento es la diversidad de las causas que se respaldan. Cada peña tiene un destinatario. Las Hermanas Operarias, Médicos Mundi, Comedor Social Infantil, Cáritas, CanELA, la Cocina Económica... Son algunos de los colectivos a los que va destinado el dinero recolectado cada día.
«En este caso, nosotros vamos a destinar lo recaudado al Banco de Alimentos. En este momento es una de las asociaciones que más ayuda necesita», aseguraban desde Los Chatos.
Todo eso –miembros de distintas peñas, buen ambiente, ganas de conseguir lo máximo para la causa– se notaba en el Grupo Amaro. Locales y turistas conversaban y compartían risas reunidos en grupo a la espera de empezar a comer. Una espera de aproximadamente quince minutos hasta que a cada uno le llegaba el turno. Poca cosa.
Y, entre tanto, tocaba echarse la mano al bolsillo para colaborar con el objetivo solidario –lo que uno considerara–. Para eso había unas huchas que sostenían seis miembros de la Peña Los Chatos. Juan metió un billete de cinco y otro de diez euros. «¡Bien! Quince euros», gritaban eufóricos los organizadores al ritmo del sonido de otras monedas chocando contra las paredes del interior de la caja de metal.
Las peñas santanderinas llenan de solidaridad la Semana GrandeVer 24 fotos
Una vez pasado el 'control solidario', la alcaldesa era la que ofrecía el bocadillo. «Da gusto cómo las peñas viven la Semana Grande. Son el alma de la fiesta y los verdaderos protagonistas. La alegría que les inunda y las ganas de pasárselo bien en las calles son una pasada», sostenía Gema Igual con una sonrisa al poder compartir este momento. «La Semana Grande sin las peñas no sería igual y la alegría va unida a pensar en los demás», añadía haciendo un guiño a este acto solidario.
Comida y solidaridad, sí. Pero más cosas. Los juguetes y el 'glitter' también jugaron su papel esta jornada. Varias niñas esperaban sentadas a que las mayores de su peña las pintaran la cara con purpurina y brillos. Ponerse guapo también es cosa de fiesta. Al lado, un puesto con varios muñecos que estaban disponibles para todo el que quisiera aportar una ayuda. Ya no solo para los santanderinos, sino para todo aquel que lo necesite.
Y luego, sobremesa. Aunque en plena Semana Grande, con la agenda llena, no quede tiempo para echar la siesta.
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