Infanta Elena: «Este reconocimiento refuerza mi compromiso con esta tierra»

«La tauromaquia es una manifestación cultural que trasciende generaciones», apuntó Doña Elena en su discurso de reconocimiento por el galardón. «Es nuestra responsabilidad preservarla y transmitirla con respeto y pasión». Un mensaje claro y conciso que remató con una alabanza a la ciudad y una promesa para el mes de julio. «Santander y su afición ocupan un lugar muy especial y éste reconocimiento refuerza mi compromiso con esta tierra. Ya saben que este año tendré que venir un día», remachó ante las sonrisas y el aplauso de la concurrencia.

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El discurso de agradecimiento fue la culminación de un evento al que la hermana mayor del rey Felipe VI llegó a las 21.28, es decir, dos minutos antes de la hora fijada para el inicio de la cena. Alteza española, orígenes griegos y franceses, pero puntualidad británica. La encargada de recibirla fue la alcaldesa de Santander, Gema Igual, con la que departió unos minutos en el salón Cantil antes de descender en ascensor al comedor donde le esperaban premiados y asistentes.

Doña Elena repartió besos, sonrisas y parabienes antes de sentarse en la mesa presidencial del evento escoltada por la propia Igual y José Antonio Morante de la Puebla, que vive un momento vital y taurino especial y que repartió derechazos y naturales con la Infanta y con su apoderado, Pedro Marqués. Crema de queso con maracuyá, ensalada de bacalao y canelón de vaca tudanca fue el menú de una cena en la que la protagonista compartió mantel también con el diestro Ginés Marín, con la consejera de presidencia del Gobierno de Cantabria, Isabel Urrutia; con Indalecio Sobrino, presidente del consejo de administración de Cuatro Caminos, y con Rita Allendesalazar, su amiga íntima, que acudió a Santander para acompañarle en el reconocimiento.

Apenas 24 horas después de la presentación de la Feria de San Isidro de Madrid, de la que es imagen su hija Victoria Federica, la Infanta remarcó su compromiso con la tauromaquia. «Antes de mí ya han sido aficionadas mi bisabuela, mi abuela y mi aficionado padre, y gracias a ellos lo soy yo también».

No hubo torero, empresario, periodista o autoridad que no reconociese y agradeciese su presencia en la ceremonia, a la que puso clausura. Tras el punto y final la Infanta Elena se trasladó al Hotel Real, donde descansó antes de seguir con su agenda y sus compromisos privados y públicos del fin de semana. Se marchó del evento entre fotos, agradecimientos y el cariño de una afición que le mostró afecto durante toda la velada.