Santiago, entre escenarios y mascarillas

La música se abrió paso en Santander con las medidas de seguridad pertinentes, y las plazas donde el Ayuntamiento ha dispuesto escenarios para acoger actuaciones estos días estaban ayer, domingo, con un goteo constante de gente y paseantes; algunos entraban en el recinto vallado para ver los conciertos, donde las sillas de plástico separadas por la distancia de seguridad se convertían en un improvisado patio de butacas, y entre aplausos y focos encendidos, casi parecía una Semana Grande más, si no fuera por los dispensadores de geles, las mascarillas, ese aforo limitado.

Los primeros en hacerse oír fueron los integrantes de la Banda Municipal de Música que, al mediodía, ofrecieron un animoso repertorio de pasodobles en el remozado Auditorium de El Sardinero. Los asistentes disfrutaron de lo lindo de la primera de las cuatro actuaciones que la agrupación ofrecerá en este marco en apenas dos semanas.

Los conciertos de la tarde no registraron colas y había espacio para todos, no así en el espacio de la Plaza de Alfonso XIII donde desde mediodía ejerce de anfitrión de los niños con su tendido de luces a modo de carpa circense, como si adornara la colas que provocan la noria y las camas elásticas entre los más pequeños. Ayer, además, tuvieron juego por partida doble, ya que no muy lejos de allí, se instaló la propuesta 'Circomotik': cariocas, baile de platillos, equilibrios sobre maderas, diábolos, juegos de habilidad con lanzamiento de anillas y pelotas de colores... En un espacio limitado por cuerdas de rafia y monitoras vestidas como curiosas circenses, los juegos se alargaron hasta las 21.00 horas a los pies de la Catedral, entre música de Jann Tiersen o René Aubry. Ese encuentro distanciado, ya fuera ante un escenario frente a la fachada del Ayuntamiento o en las propuestas infantiles, recordaba ayer a los mejores momentos de la Semana Grande; esa magia del espectáculo en la calle que hacía olvidar por momentos la realidad sanitaria que obliga a no rozarse, a limitar el aforo de los espectadores a los eventos gratuitos, a no esperar a las peñas con sus cánticos un verano más por el covid.

La música con mascarilla en Santander tuvo varios escenarios. En Pombo, el grupo 14 Cuerdas inauguró la tarde musical con un repertorio basado en ritmos de swing, jazz, soul y bossa nova. A esa misma hora, Son de Indianos ofreció su repertorio de boleros, sones cubanos y guajiras en la Porticada. Mientras, en la Plaza del Ayuntamiento, era el turno del espectáculo familiar 'Son... Risas mágicas'.

Las últimas notas de la festividad por Santiago las pusieron Los Chigros, en un concierto donde su divertida fusión de rock y funk hizo bailar en la silla a los espectadores en la Porticada. En el escenario del Ayuntamiento, en cambio, el ritmo era rumbero con la actuación de Aires Marismeños. Y como si fuera una sinfonía urbana que recorriera una geografía mental, a la misma hora el sonido en la Plaza de Pombo miró al sur para cerrar la música callejera con el espectáculo 'Noche Flamenca'.

El punto y final a la jornada festiva trasladó la música a la Campa de La Magdalena; allí los focos se encendieron para alumbrar la actuación de Taburete en la tercera cita del festival Magdalena Deluxe.

El programa de conciertos, talleres y espectáculos infantiles prosigue hoy, lunes, con citas en los escenarios de Santander, y se prolongará hasta el próximo domingo, 1 de agosto.