Un fuerte olor y peces muertos en la ría de Nueva Montaña

«Es evidente que la no existencia de flujo de las mareas, obstaculizadas por distintas presas, y la acumulación de vertidos en el cauce de la ría, es la causa de esta situación», explicó el portavoz de la peña Los Chaparrudos, Nobel Lado, que reconoció estar «preocupado». En este sentido, volvió a incidir en que «se están realizando vertidos de aguas fecales a la ría los días de lluvia, cuando el tanque se satura, y también los días que no llueve».

Por su parte, vecinos de la zona añadieron que llevan años denunciando la «inacción de las autoridades» para resolver un problema de «aguas estancadas» y recordaron que esta ría estuvo «llena de vida». En cambio, ahora se ha convertido «en un cementerio de peces, llena de deshechos y con poca agua, que ni sale ni entra».

«Somos muy conscientes de que la solución al problema de los vertidos indiscriminados pasa por hacer fuertes inversiones plurianuales en la red depurativa de aguas del municipio para que se consolide una red separativa de aguas residuales y pluviales, pero en ningún caso la inacción pública del Ayuntamiento de Santander puede ser la no respuesta a un problema que afecta gravemente a la calidad de vida de los vecinos», criticó Nobel.

El la última concentración de vecinos para denunciar la situación, el Ayuntamiento negó que se produzcan tales vertidos de aguas fecales a los que se refieren los vecinos. Además, la concejala de Medio Ambiente, Margarita Rojo, aseguró que «la estación de bombeo de aguas excedentes de lluvia de Santiago el Mayor, en Nueva Montaña, funciona correctamente y cumple al 100% con su cometido, que es aliviar el excedente de agua de lluvia en momentos puntuales de mucha intensidad, cuando el sistema no es capaz de evacuar». La responsable municipal concretó que «en los cuatro primeros meses del año, 121 días, de los cuales ha llovido en 54, el alivio ha funcionado únicamente 17 días, coincidiendo con episodios de lluvias fuertes».

En el barrio de Santiago el Mayor, donde residen familias desde hace medio siglo, sus residentes insisten en que la degradación medioambiental ha avanzado desde que se instalaron. Es el caso de Antonio Pereda: «Llevo 46 años aquí y nunca he visto un estado tan calamitoso. La contaminación afecta a la fauna de las marismas, hay mosquitos, ratas, peces muertos y malos olores». Otro vecino, José Luis Villegas, lo corrobora: «Solía venir con mis nietos a ver a los 'patucos', pero ya no se ven. Es un espacio natural y es obligación de los políticos preservarlo porque es un pulmón para Santander».