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Los policías nacionales que acudieron a la llamada de alerta de Adela Corral, la mujer que perdió la vida a manos de su inquilino Guillermo Bruces el 18 de febrero de 2022 en su vivienda de Marqués de la Hermida (Santander), han coincidido este martes ... en que el acusado estaba «muy tranquilo» tras cometer el crimen, a pesar de que durante su declaración aseguró que había estado fumando cocaína durante todo el día. «Estaba harto de ella, no la aguantaba más. Ya me podéis llevar», confesó el acusado a los agentes cuando éstos lograron acceder al interior de la vivienda.
Cuatro de esos policías nacionales han comparecido este martes en la segunda sesión del juicio con tribunal del jurado que se celebra en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria, bajo la presidencia de la magistrada Paz Aldecoa.
El primero de ellos ha relatado que el día de autos recibieron un aviso desde la sala del 091 informando de que una mujer decía que su compañero de piso la tenía amordazada. «Llamamos a la puerta, pero no había respuesta ni se escuchaba ningún ruido. El silencio era total. Después nos pusimos en contacto con la vecina de al lado para ver si desde su vivienda podíamos ver algo o acceder al domicilio de la víctima. Pero no había acceso». Ante esta circunstancia, los agentes pidieron a la sala del 091 que llamase a Adela, mientras se centraron en seguir llamando a la puerta de su casa, «pero no había respuesta», hasta que, pasados unos minutos, escucharon un ruido, «tipo sollozo». Entonces llamaron a los bomberos, que abrieron la puerta.
Cuando los agentes accedieron al interior de la casa, se encontraron al acusado de pie en el pasillo. «Yo le introduje en su habitación y allí me dijo que lo había hecho porque la señora le molestaba y estaba harto de ella». «Lo vi muy tranquilo», detalló a preguntas del fiscal y antes de señalar que encontró una navaja en el suelo, con la que el acusado dijo que había cortado los trozos de tela para atar y amordazar a la víctima. «Después vi a la mujer tendida sobre la cama. Estaba atada de pies y mano y con una mordaza en el cuello».
Tras este relato, el abogado de la acusación particular ha preguntado al agente si cuando les dieron aviso desde la sala del 091 les informaron de que Adela, en su llamada de auxilio, pidió que acudieran rápido al domicilio porque su inquilino la quería matar. «No, nos dijeron eso». ¿Y cuánto tardaron los bomberos en acudir al domicilio desde que llegaron ustedes? «Unos veinte minutos». ¿Y la puerta estaba cerrada con llave? «No, solo con el resbalón».
La defensa, dentro de su estrategia por conseguir la atenuante por drogadicción y la eximente incompleta de alteración psíquica, preguntó al policía si en la habitación del acusado encontraron una cuchara con la que quemaba la cocaína y una botella convertida en pipeta. «No lo vi. Había de todo en la habitación, era un absoluto desastre».
El segundo agente en testificar, que fue de los últimos en acceder a la vivienda cuando la abrieron los bomberos, coincidió con su compañero en que en el aviso únicamente se informaba de que la mujer decía que estaba retenida y amordazada, no que la querían matar, al menos no lo recuerda. «Llamamos varias veces a la puerta, pero no abría nadie. Pusimos la oreja en la puerta y escuchamos algo, pero no se podía discernir.
Cuando accedieron al domicilio dice que se encontró al encausado «sentado en la cama» y a la víctima «tumbada en la cama sin síntomas de seguir con vida. Tenía la cara amoratada y la cabeza girada a un lado. Cuando yo entré le habían quitado las ataduras para asistirla». Después, ha declarado que «el acusado pidió que se le llevasen, que estaba harto de la situación y que ya no aguantaba más». «Lo vi normal, no estaba alterado, ni agresivo, ni descontrolado», añadió este agente a preguntas del fiscal.
Al tercer agente en declarar también le sorprendió el estado en el que se encontraba el acusado tras acabar con la vida de su casera. «No estaba tan nervioso para lo que había hecho. Su estado no era acorde a lo que había pasado. Estaba bastante tranquilo». Además, ha afirmado que la vecina de al lado manifestó ese día, antes de que Adela llamara pidiendo auxilio, «oyó voces, aunque no le dio mayor importancia porque ya había pasado antes». Sin embargo, esta vecina declaró en la primera sesión del juicio que esa noche no oyó nada: «Me fui a la cama a las once y media o doce (la llamada de auxilio se produjo a las 02.42 horas)».
Este policía nacional ha calificado de «rara» la llamada de Adela «porque cuando alguien está amordazado es imposible que pueda ponerse en contacto con alguien por teléfono». En cualquier caso, ha dejado claro que dan credibilidad a todas las llamadas de este tipo de reciben.
La última policía (de la Científica) en testificar este martes, que realizó la inspección ocular, ha detallado todo lo que encontraron cuando accedieron al domicilio, como «una cuchara deteriorada por quemar sustancias» encima de la cama del acusado, a la que ha hecho referencia el abogado defensor, una pipeta de fumar con un papel de plata en la parte superior y un bote de amoniaco Volvone. ¿Usted sabe para que se usa el amoniaco?, le ha preguntado la defensa con la intención de que le contestara que para fabricar la sustancia (o crack) que luego se fuma. «No sé, yo la uso para limpiar», ha respondido la agente.
El juicio continuará el miércoles con las periciales y se ha planteado la posibilidad de que las partes emitan sus informes finales, con lo que el veredicto del jurado se adelantaría al jueves.
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