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La zona de Puertochico -la calle Casimiro Sainz y sus transversales Santa Lucía y calle del Sol- amanece desde hace cuatro meses, «de manera continuada», con grafitis sobre las fachadas, garajes, puertas y ventanas de algunos establecimientos o, incluso, en las mesas de las terrazas ... que se quedan de noche sobre las aceras. Estos actos vandálicos se están produciendo desde antes del verano. Los vecinos de la zona y los propietarios de los negocios de hostelería se declaran «hartos» de la impunidad de estas pintadas, que «destrozan su imagen» y conllevan unos elevados gastos de limpieza.
«Es una vergüenza. Si al menos hubieran hecho algo bonito, pero es horrible», denuncia el propietario de la sala Sümmum, Goyo Balenciaga, que hace dos meses de encontró con un grafiti de grandes dimensiones en la fachada de su local. «En las imágenes que captaron las cámaras de vigilancia se puede ver a un joven encapuchado y con mascarilla que estuvo pintando durante cerca de una hora, en torno a las cuatro de la madrugada, y con total impunidad», se queja el empresario.
Reparar el daño causado supone un gasto extra para este establecimiento de ocio nocturno. «El presupuesto para limpiarlo y reparar los daños causados en la fachada asciende a 1.400 euros, y con el miedo a que al día siguiente lo repitan y sea un dinero tirado a la basura», explica.
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Isabel Ibáñez
En la acera de enfrente de la misma calle, en el número 3 de Casimiro Sainz, en el bar Alegría, su propietaria, con el mismo nombre, lamenta que, «mientras nosotros nos preocupamos por ponerle cariño al negocio, nos encontramos al abrir por la mañana con estos grafitis estropeando las fachadas y las mesas de la terraza, que dan muy mala imagen para nuestra clientela. Lo quito yo misma, frotando con lejía y estropajo, pero no lo puedo quitar del todo».
Vecinos de Santa Lucía achacan el problema a la apertura de un nuevo local en esta calle, antes del verano. «El local abrió sus puertas en abril y desde entonces, la vida en esta calle es algo espantoso: peleas, contenedores de basura tirados en medio de la calle, grafitis por todos los edificios... ¡Es tremendo! Llamamos a la policía, pero a los dos minutos de irse, vuelven a empezar más enfadados». «Se ha generado una política del terror», apuntan los residentes de uno de los bloques de esta vía.
«Hace una semana volví a pintar la fachada de este garaje que ahora vuelve a estar cubierta de grafitis. Y no sólo eso, porque el suelo está lleno de colillas, orina...», denuncia un responsable del mantenimiento de una de las viviendas.
A este testimonio se suma el de otro vecino que comunica que «se han puesto al menos tres denuncias en el Ayuntamiento de Santander contra actos vandálicos en los últimos cuatro meses» con el fin de reconducir la situación. «Nunca antes se ha vivido así de mal en este barrio, que siempre ha tenido movimiento nocturno de bares, pero no la delincuencia de ahora», asegura.
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