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No se ve desde el propio Paseo Marítimo, pero llama la atención en cuanto cambia el ángulo. Desde el Palacete del Embarcadero se aprecia perfectamente: los nuevos pilares del Muelle de Maura destacan sobre los antiguos, como una superposición que chirría respecto a la imagen ... original. Y eso que se trata de una rehabilitación, ya que quedó descartada la propuesta de tirarlo y volver a levantarlo. Con el avance de la obra, el resultado que ya se aprecia genera comentarios, muchos negativos.
Lo que más llama la atención es el color, de un gris intenso. Según Ana de la Robla, «pintura cutre-gris». También se han ensanchado los pilares que, aunque en el área del paseo ya eran más numerosos que en la zona saliente, no eran tan gruesos como ahora. Son más ahí porque es el área que más peso soporta, ya que por encima, por el paseo, transitan cientos de personas cada día.
La primera parte de las intervenciones para recuperar el muelle se han concentrado en esa parte inferior del paseo marítimo, por lo que el resultado no se aprecia a simple vista. Sin embargo, los operarios ya trabajan en el saliente, la zona más visible, y el llamativo color gris no tardará en extenderse por todo el muelle. «Chirría demasiado lo nuevo, sobre todo por el color. Estaría bien que lo pintasen o disimularan de alguna manera, porque ese gris es demasiado claro y contrasta un montón con el resto de la estructura», considera Pedro Soto, un paseante habitual de la zona. No coincide con él José María Santiago, que a menudo le acompaña. «Lo importante es que resista y que no tengan que cerrar el paseo otra vez. Además, aunque quede algo feo, no se ve desde la parte superior».
A otros les preocupa más la estructura en sí. «Da la sensación de que hay más hormigón que antes, que queda más tapado lo que hay detrás. No sé si es porque ahora se ve más que cuando era de un color oscuro o qué, pero nunca me había fijado tanto», analiza Dolores de las Heras.
Entre los expertos hay más cautela. El arquitecto Anníbal González de Riancho, que forma parte del grupo Alceda -de defensa del patrimonio- considera que, si los pilares se han ensachado, tiene que tener una explicación técnica. «Será cuestión de seguridad y se basará en cálculos», defiende. En cuanto al color, cree que por la zona donde está, con el sol de frente y la presencia del mar, no tardará en oscurecerse, aunque tarde en recuperar el tono que tiene la zona más antigua.
El arquitecto Domingo de la Lastra coincide y explica que el color actual «es el del mortero recién aplicado sobre la superficie. El mar, la naturaleza y el tiempo han de hacer su labor y que vuelva a colonizar de algas y salitre su piel». Por su parte, Carlos García, de ARCA, prefiere debatir el asunto con otros miembros de la asociación antes de dar un veredicto, aunque a simple vista también considera que el color cambiará con el tiempo, a medida que el hormigón seque más y las condiciones meteorológicas incidan sobre él. «Tardará años en oscurecerse, pero lo hará».
El Muelle de Maura, denominado a principios del siglo XX del Martillo, era de madera y se sustituyó por hormigón durante la posguerra. Concretamente, el proyecto se firmó en 1946, como recogen los documentos del Archivo del Puerto. Los materiales en aquella época no eran los mejores, lo que justifica que su estado fuera deficiente cuando se tuvo que cerrar a finales de 2018.
El proyecto, que involucra al Ayuntamiento de Santander y al Puerto, tuvo que consensuarse entre ambas Administraciones, razón por la que el asunto se demoró varios años antes de que saliera a licitación. El Puerto proponía demolerlo y reconstruirlo mientras que el Ayuntamiento defendía su rehabilitación. Finalmente triunfó la propuesta del Consistorio, quien demostró con informes que era posible optar por su idea y garantizar la seguridad a la vez.
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Así, las obras arrancaron por fin en enero de este año y el paseo marítimo pudo reabrirse a finales de marzo. La obra completa, que ejecuta la empresa Misturas con un presupuesto de 1,04 millones de euros, está previsto que acabe en julio. Tras la apertura del paseo, se borró la señalización provisional del carril bici que se había pintado con motivo del estrechamiento y se ha resaltado el definitivo para que sea visible tanto para los peatones como para los ciclistas.
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