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El cielo azul reinaba este mediodía en Santander, las playas estaban a tope y los termómetros rozaban los 30 grados. Lo que parecía un día tranquilo de verano se tornó, literalmente, negro. Poco después de las 14.20 horas los teléfonos de emergencias empezaron a ... recibir avisos de decenas de vecinos alertando de que una gran columna de humo salía de la vaguada de Las Llamas. El tramo que hay entre la subida de Justo Colongues y la Bajada de San Juan era pasto del fuego. En cuestión de minutos, quienes circulaban por la S-20 se vieron envueltos por la intensa humareda que desdibujaba todo. Las sirenas de los bomberos, de la Policía Local y Nacional comenzaron a sonar hasta perimetrar la zona y comprobar la intensidad de las llamas que devoraban la vegetación de la zona, entre la que había mucho plumeros.
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P.C./L.Mena/ R. Torre
En el área sólo hay cuatro viviendas y, aunque en ningún momento corrieron peligro, los agentes aconsejaron a los vecinos que salieran o que, si se quedaban dentro, lo hicieran con las ventanas cerradas. Rosa Sierra vive desde hace más de treinta años en la casa que más próxima ha estado del fuego. Estaba tranquila porque los bomberos y la policía le aseguraron que las llamas no llegarían hasta su vivienda, pero le aconsejaron que saliera por la intensidad del humo. Así que junto a su hijo y su nieto se sentaron cerca de la rotonda por la que entraban y salían los agentes. «Nos han dicho que mínimo hasta las ocho no podemos volver, pero estamos bien. Lo tienen todo muy controlado», decía.
En los edificios de Los Castros y de la recta de la S-20 se veía a vecinos desde las ventanas observando impactados cómo el fuego se extendía por toda la explanada. De vez en cuando salían columnas más negras y otras más amarillas. Los agentes confirmaron a este periódico que hay quien tira por allí neumáticos o basura y todo eso, al prender, desprende un humo más fuerte.
La alcaldesa de la ciudad, Gema Igual, llegó a la zona sobre las 16.30 horas junto al concejal de Protección Ciudadana, Eduardo Castillo. Tras comprobar que el fuego estaba controlado sabía que era cuestión de horas que terminaran extinguiéndolo. En total 14 bomberos trabajaron en la zona con dos autotanques y dos nodrizas, y uno de los agentes reconoció que habían tenido que llamar a todos los efectivos que estaban librando porque cuando ocurre un incendio como éste se necesitan todos los refuerzos.
En la subida de la S-20 por Justo Colongues hay una casa morada. Su dueño avisó a los bomberos en cuanto vio que en el prado que hay cerca de su vivienda las llamas arrasaban la vegetación. «Aquí se originó todo», decía un vecino que se había acercado a para ayudar a refrescar la zona de agua. «Todo está muy seco», decía otro que, cuando conducía en dirección Santander, decidió cambiar de planes e ir hasta allí a echar una mano. En la finca de al lado otros vecinos sacaban dos tractores que tenían aparcados junto a la caloca que recogen. Lucía Pelayo estaba allí con su hijo y, con gran impotencia, contemplaba el horizonte entre el humo. «Nos han llamado para que sacáramos de aquí el tractor, porque aunque el fuego va en otra dirección si el viento cambia puede venir hacia aquí».
La columna de humo era tal que se veía desde El Puntal. Entre el calor, el viento de componente Este que soplaba con rachas de hasta 37 kilómetros por hora y que la vegetación de la zona está muy seca, las llamas fueron extendiéndose. Un vecino se acercó a los agentes con una caja de mascarillas, algo que agradecieron debido a que el humo en algunos momentos era muy intenso. Los ojos picaban y, a rachas, una fina lluvia de pavesas caía sobre los curiosos que querían grabar desde primera línea el suceso.
Al lugar, se desplazó Ángel Santamaría, de SEO Bird Life, que estos días realizan labores de desbrozamiento para quitar los plumeros de la zona. «Esperamos que las aves, los pequeños mamíferos y reptiles que viven aquí hayan podido escapar. Es una pena todo el matorral que se está quemando».
Las llamas subieron por el terraplén que llega a la barandilla de Justo Colongues, y que los bomberos extinguieron desde la carretera tras cortar el tráfico. Sobre las cinco de la tarde la circulación volvió a la normalidad tanto en la rotonda de Los Castros con en Camilo Alonso Vega y en la bajada de San Juan. Las aceras de Los Castros próximas a la carretera estaban llenas de ceniza, igual que el techo y los capós de los vehículos aparcados.
Pasadas las seis de la tarde, los bomberos dieron por controlado el fuego, aunque las labores de extinción se prolongaron durante varias horas más.
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