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El miércoles sobre las ocho de la tarde fue encontrado muerto un indigente en los bajos de la Primera Playa de El Sardinero. Tras el hallazgo, que se produjo en circunstancias que se desconocen, una ambulancia del 061 se trasladó a la zona, donde certificó ... el fallecimiento. También acudieron la Policía Local de Santander y la Policía Nacional, cuyos agentes procedieron a realizar las diligencias judiciales habituales en estos casos. Por el momento la única información que ha trascendido es que se trataba de un sintecho de 47 años que al menos en las últimas fechas acostumbrada a pernoctar en la zona, y que el cadáver no presentaba signos de violencia.
La noticia cogió por sorpresa a los comerciantes de la zona. Cuestionados por este periódico, la mayoría afirmó que ignoraba hasta el suceso acaecido en la tarde del lunes, en algún caso señalaron que sabían de la presencia del fallecido, aunque ninguno de ellos lo había visto.
Con este fallecimiento, son ya dos las muertes de indigentes ocurridas en la capital cántabra desde que el pasado mes de septiembre –hace ocho meses– apareciese un joven muerto en la entrada de la zapatería Dulccinea de la calle Isabel II, en un soportal en el que acostumbraba a reunirse un grupo de sintechos para pasar la noche. En aquella ocasión, fue una de aquellas personas la que dio la voz de alarma al extrañarle que el joven no se hubiese despertado cuando todos los demás ya lo habían hecho. Se trata de un joven que no era habitual en el grupo de sintechos, al que se había unido en fecha próximas y cuyo cadáver, como en el caso ocurrido esta semana, tampoco presentaba signos de violencia.
En aquella ocasión, la polémica siguió al suceso, que provocó críticas por la situación de este grupo en particular y del colectivo de los sintecho en general en la capital cántabra. Un par de meses después del primer fallecimiento el Ayuntamiento y los dueños de algunos de los locales afectados por la presencia de estas personas vallaron los lugares en los que acostumbraban a pernoctar, tras las quejas de vecinos y comerciantes por la «creciente inseguridad» que su presencia generaba.
Ante la imposibilidad de recurrir a estos espacios para pasar la noche, muchos de los indigentes habituales de la zona se trasladaron a otras aledañas, como los arcos de la Plaza Porticada, la iglesia de Santa Lucía o algún cajero del centro. También a otras más distantes como los arcos del Río de la Pila –donde ya no se les ve, tras el traslado del personal de la Consejería de Educación motivado por la reforma de la sede de la calle Vargas– o el Parque de las vecinas de San Sebastián, donde todavía hoy es habitual su presencia. En todos los casos, la búsqueda de espacios cubiertos que les protejan de la lluvia y las inclemencias del clima es el factor común de estos nuevos destinos.
El número de los sintecho en Cantabria ha crecido en los últimos años, en los que también ha cambiado el patrón de las personas sin hogar, en la misma línea de lo ocurrido a nivel nacional. Como informó este periódico con motivo del Día Europeo de las Personas Sin Hogar, en 2012 la media cántabra superaba por poco a la nacional: por aquel entonces en la región había 82 personas por cada 100.000 habitantes frente a las 71 a nivel español, mientras que en la actualidad el índice autonómico asciende a 183 personas por cada 100.000 habitantes frente a las 87 que se cuentan a nivel estatal.
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En total, más del doble. Pese a que Cantabria cuenta desde 2022 con la denominada 'Estrategia de Inclusión para las Personas Sin Hogar', los datos actuales reflejan un aumento de las personas que conforman este colectivo en la Comunidad.
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