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El logo del 'Programa del diploma' del Bachillerato Internacional (BI) son tres caras superpuestas que representan el desarrollo de una persona, desde la niñez a la edad adulta. La imagen ya da una idea del tipo de formación a la que aspira este proyecto. «No ... solo enriquece tu currículo, sino también tu forma de trabajo, tus destrezas, tu autonomía, tu vida intelectual futura», detalla María Jesús Temprano, coordinadora del BI en el IES Santa Clara de Santander desde 2013. Este instituto y el Marqués de Santillana (Torrelavega) son los centros públicos que imparten el programa en Cantabria. En toda España son 122 y en el mundo sobrepasan los 4.500. La princesa Leonor, por ejemplo, lo cursa en Cardiff (Reino Unido).
Este curso se cumplen 20 años desde que el Santa Clara, el instituto más longevo de Cantabria, estrenase un proyecto educativo «exigente» y comprometido con el «entendimiento y el espíritu intercultural». Más de 400 alumnos lo han cursado desde 2001. Este año se han matriculado catorce en 1º y otros quince en 2º.
Creado por la Organización del Bachillerato Internacional, fundada en Ginebra en 1968, en España aterrizó en la década de 1970, recuerda Temprano. Desde entonces, el aspecto académico no ha variado en exceso, pero el enfoque se ha adecuado a los tiempos, poniéndose «más énfasis en el bienestar del alumnado» y en una formación «integral» de la persona.
En el Bachillerato Internacional del Santa Clara se seleccionan asignaturas compatibles con el Bachillerato español y los aspirantes al 'Diploma' pueden acabar logrando ambas titulaciones. Literatura, Historia, Matemáticas, Inglés, Física, Química o Biología forman parte de un combo curricular muy apreciado en las universidades de países anglosajones. «Tienen mucha diversidad», agrega la coordinadora. Para abordar todas estas materias, el estudiante se implica activamente en el aprendizaje. «Se busca un enfoque experimental, centrado en las destrezas comunicativas, tanto orales como escritas, y en la comprensión», precisa Temprano. Lo que se persigue, en definitiva, es «favorecer la reflexión del alumno en sus propios procesos de aprendizaje», añade.
Los estudiantes tienen que cursar tres asignaturas a nivel superior y tres a nivel medio. Adquieren competencias en ciencias naturales y sociales, y en lenguas. En el caso de la Física, la Química o la Biología las prácticas de laboratorio son impepinables porque, entre otras cosas, favorecen ese aprendizaje empírico que sustancia el BI. Memorias, exposiciones, monografías o actividades de «aprendizaje experiencial» son otras constantes en los dos cursos del BI.
La evaluación, apoyada por los docentes del Santa Clara, es externa al 70%. Los exámenes finales se celebran «el mismo día en todo el mundo», explica Temprano. Esa conexión planetaria está en el ADN del programa, que favorece la movilidad, y lo está junto con el «compromiso con la sociedad», el «espíritu crítico», el «respeto a las culturas», la solidaridad o la reflexión. Así que, además de «buen nivel» en Matemáticas o Lengua, además de un buen expediente en la ESO, el potencial estudiante del BI tiene que dar peso a la autonomía, la organización y la «consciencia del esfuerzo».
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