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Hace poco más de un año, en agosto de 2022, la Junta de Gobierno Local aprobó las obras de los Jardines de Piquío por un presupuesto de 1,7 millones y un plazo de ejecución de nueve meses una vez adjudicadas las intervenciones. «Vamos ... a ver si podemos licitarlo de forma anticipada en tanto en cuanto se tramita el suplemento de crédito y así ganar tiempo», expresó entonces el concejal de Fomento, César Díaz, que esta legislatura sigue al frente de esta área. El proyecto estaba enfocado en restituir y acondicionar los jardines y así renovar los elementos constructivos que lo componen, además de recuperar las especies vegetales que formaban parte del diseño original. A día de hoy, el estado de los jardines es el mismo que cuando se aprobaron hace un año las obras: suelo agrietado, desnivelado, bancos llenos de grafitis y un desgaste en el color azul intenso que tuvo en su día. Y es que el Ayuntamiento sigue sin licitar los trabajos de renovación de este espacio, aunque asegura que ya ha iniciado la tramitación administrativa «para que salga a licitación en las próximas semanas».
Los Jardines de Piquío, que datan de 1925, fueron obra del arquitecto municipal Ramiro Sainz y constituyen un emblema para la ciudad. Por eso, dada su importancia, el Consistorio informó en febrero de 2022 a empresas, vecinos y directores de los hoteles de la zona sobre su idea de renovar el espacio. Así, lo que buscaban era escuchar las propuestas de cada uno de ellos antes de cerrar definitivamente el proyecto. Pero había una cosa que tenían claro y es que respetarían y conservarían «estrictamente la tipología y fisonomía de los jardines», contó Díaz entonces. En agosto de ese año, con las ideas ya sobre la mesa, el titular del área detalló aún más el proyecto y explicó que arreglarían los desperfectos «actuando tanto en la superficie de los jardines como en el pasillo abalconado con vistas a las playas del Sardinero, sin modificar absolutamente su geometría», detalló. Es decir, todos los elementos mantendrán el mismo aspecto, los mismos colores y las mismas tonalidades, pero renovados.
Sin embargo, la realidad a día de hoy es que los desniveles y las grietas siguen caracterizando uno de los espacios más transitados de Santander durante el verano, provocando que los días de lluvia se formen grandes charcos. Muchos de ellos junto a los bancos en los que, en teoría, se debería poder sentar la gente.
Según informa el Ayuntamiento, en el primer nivel de los jardines, que ocupa una superficie de 3.020 metros cuadrados, se va a cambiar el pavimento, muy deteriorado, y se repondrá con uno continuo antideslizante de color azul, similar al existente para que, a la vista, parezca idéntico. Igual que con el bordillo ornamental, que se compone de una base de hormigón y cantos de río rodado en su coronación en color blanco y se sustituirá totalmente, con las mismas características. La barandilla ornamental y el muro de mampostería colindante a la Avenida Castañeda también se restituirán. El proyecto incluye, además, la restauración de la bola del mundo y otros elementos como la pérgola, los muros-faldones en barandillas perimetrales o los pórticos.
Además, se modernizarán los bancos, papeleras y luminarias y se realizará una completa restauración paisajística respetando el arbolado existente. Por último, se realizarán nuevas plantaciones de cañas de indias y se cultivarán clavelinas de mar en las jardineras escalonadas y en las zonas verdes de plataforma inferior o segundo nivel.
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