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Mientras la investigación prosigue con los seguros bien atentos a lo que puedan determinar los informes de los expertos, las víctimas del atentado de La Albericia tratan de superar el impacto de la tragedia ocurrida el fin de semana en La Albericia. Ahora, más allá ... del drama y las secuelas personales –lo más urgente–, se inicia un proceso de incertidumbres. Indemnizaciones, responsabilidades, ayudas... Y más. ¿Qué pasará con el solar que ahora sostiene los escombros del número 24 de la calle Albericia? Dos historias vienen a la mente de la memoria santanderina en este sentido. Una es la del incendio de Tetuán, en octubre de 2008. La otra, la del derrumbe de la calle del Sol (julio de 2017). El desenlace de la primera llegó con una sentencia judicial siete años después (marzo de 2015). Desenlace a medias, porque las cantidades recibidas estuvieron muy por debajo de lo que esperaban los afectados y porque el solar en el que estuvo el edificio sigue vacío hoy en día. El de la segunda está por ver. Los vecinos siguen a la espera de que se resuelva un largo proceso judicial en curso.
Lo de Tetuán fue todo un sainete. Largo y lleno de enfrentamientos y reclamaciones. Todo empezó con una explosión de gas a la hora de comer que dejó dos heridos y 38 desalojados. Pero eso no fue lo peor. Cerca de la madrugada de ese mismo día se inició un incendio que afectó a los números 41, 43 y 45 de la calle. Siete años tardó en haber una respuesta. Una sentencia consideró que los bomberos actuaron «incorrectamente» y que debieron dejar un retén ante la posibilidad de un fuego latente. Al Ayuntamiento (a su compañía de seguros) le tocó pagar 2,6 millones de euros –a los que había que sumar los alquileres desembolsados por los residentes desde aquel día–. La cantidad se quedó muy lejos de los once millones que pedían los vecinos. Y todo, tras un largo tira y afloja que incluyó una licencia denegada para rehabilitar el edificio, la declaración de ruina y el derribo del inmueble. «29 familias sin casa. Basta de trabas burocráticas», podía leerse en las pancartas que llevaron los afectados en las protestas que se organizaron en numerosas ocasiones.
Y allí quedó el solar. Que allí sigue. Vacío, más allá de la vegetación que crece tras la valla que colocaron en su día . Fuentes cercanas al caso indican que los intentos de construir no han fructificado. De entrada, por los desacuerdos entre los propietarios. No todos han estado de acuerdo con lo que les ofrecían en cada momento. Se han producido, de hecho, ventas con el paso de los años y hay quien acumula en la actualidad varias propiedades a la espera de que algún proyecto salga finalmente adelante. Y a esto se suman las dificultades añadidas con un Plan General que acabó tumbado cuando había planes en marcha (con efectos concretos sobre el solar que está justo detrás, que se pensaba utilizar, por ejemplo).
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Ángela Casado
El caso del derrumbe en la calle del Sol conmocionó a la ciudad en pleno verano de 2017. En julio se cumplió el séptimo aniversario del siniestro y la estampa del hueco en el que estaban las viviendas que se vinieron abajo no ha cambiado (la imagen que acompaña esta página es de este mismo martes). Otro proceso largo y tortuoso. Para hacerse una idea, en una información publicada en noviembre de 2022 por este periódico se hablaba de cuatro procesos judiciales abiertos. Y han sido varias las ocasiones en las que los residentes afectados han asegurado a El Diario Montañés sentirse «abandonados» durante este tiempo.
Fuentes del caso indicaban ayer que existe una sentencia que establece cuotas de responsabilidad en lo sucedido, que se reparten entre la promotora, el constructor y la dirección técnica de las obras que se llevaban a cabo en el bajo del inmueble, en el antiguo Pub Master. Pero, a la vez, estas mismas fuentes indican que también se atribuye responsabilidad en el estado en el que se encontraba el edificio a una serie de obras –la instalación de un ascensor, la modificación de una ventana y unos trabajos vinculados a un machón– que se realizaron en el inmueble.
Está pendiente establecer qué se reclama y a quién, finalmente. La clave del asunto, en última instancia. Lo más inmediato en el tiempo –explican sobre el desarrollo del proceso– es dar respuesta a un recurso contra el Ayuntamiento.
¿Cuándo puede haber un desenlace para el caso? ¿Cuándo habrá una respuesta definitiva para los vecinos que se quedaron sin casa? «Calculo que en un par de años», estiman las fuentes consultadas. O sea, nueve años después de ese fatídico día del mes de julio de 2017.
La Policía Científica de Santander ha dado por finalizadas sus pesquisas en el edificio siniestrado, según han confirmado a este periódico fuentes oficiales. Los agentes realizaron una inspección ocular y recabaron diferentes pruebas durante la jornada del pasado lunes, que les servirán para emitir un informe sobre las causas o el origen del escape de gas que dio lugar a varias explosiones y el posterior colapso del inmueble.
Por su parte, los forenses del Instituto de Medicina Legal de Cantabria siguen analizando los cuerpos de las tres víctimas para determinar la causa de la muerte. De momento, solo se ha podido identificar de forma oficial a uno de los tres fallecidos.
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