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Al menos cuatro establecimientos del centro de Santander han sido asaltados esta noche destrozando sus escaparates para entrar a robar. En un tres lo hicieron lanzando grandes bloques de hormigón de los que se utilizan para sujetar andamios y en otro, arrancando de cuajo un ... pivote de hierro de la acera y estampándolo contra el cristal. En los cuatro casos consiguieron hacer trizas las cristaleras, pero en solo uno de ellos consiguieron robar algo más que unas monedas. Se está investigando la autoría de estos robos con fuerza, pues algunos de los locales tenían cámaras de videovigilancia que captaron todo lo ocurrido. En uno se grabó a un solo individuo entrando después de destrozar la puerta. Se trataría de un hombre joven, con el pelo castaño y rizado, que entró a cara descubierta y luego se cubrió con la camiseta. Con las mismas, huyó en medio de la noche y los comerciantes se encontraron con el pastel al ir a abrir sus negocios.
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La ruta circular de estos robos con fuerza podría haber comenzado en San Francisco (aquí la víctima fue la zapatería BNT), seguir por la calle Cádiz (el restaurante El Diocesano), continuar por Lealtad (la tienda de ropa De la Ceca a la Meca) y finalizado por Méndez Núñez (la cafetería Royalty). La Policía Nacional señala que el primero de los asaltos se cometió a las dos de la madrugada y el último, a las seis de la mañana.
El primer golpe, el del BNT, es el único de los cuatro casos en el que no consiguieron entrar. «Se ve que tenemos un vidrio de seguridad espectacular», comenta la propietaria de esta zapatería, perteneciente a la empresa de Calzados Benito. «No tenemos ni idea de quiénes han sido, pero es impresionante el bloque de hormigón que lanzaron contra el escaparate, que ha quedado tirado en la calle a la vista de todos», ha señalado esta mañana, cuando esperaba la llegada de los agentes de la Policía Científica encargados de la investigación.
El segundo sería el de la calle Cádiz. «Me han reventado por completo la puerta con un bloque de hormigón», cuenta Estefanía, la responsable del restaurante El Diocesano, que indica que al hacer recuento comprobó que no falta nada en su local. «Ni siquiera el bote con las monedas». Las imágenes grabadas por sus cámaras de seguridad ya están en poder de la Policía.
El tercer robo con fuerza tuvo lugar en la tienda de ropa del número tres de la calle Lealtad. En este caso, rompieron por completo el lado más estrecho de su escaparate utizando un bolardo que arrancaron del suelo allí mismo, dejando totalmente libre la entrada. Cuando los dueños del comercio llegaron se encontraron con el problema. «Es la primera vez que nos pasa algo así. Es impresionante cómo nos han dejado la tienda, con el pivote todavía metido. Se llevaron un ipad y dinero que teníamos en la caja registradora», indica a este periódico uno de los encargados, que no especifica a cuánto ascendió el botín.
Última -que se sepa de momento- parada de los delincuentes: Méndez Núñez, la calle que comunica Lealtad con Isabel II. Aquí se ubica la cafetería Royalty, con entrada también por Calderón de la Barca. En este caso, la luna la destrozaron con «un mazacote de veinte ó treinta kilos», dice el dueño, de nombre José Luis. Este sería el robo ocurrido a las seis de la mañana. Sobre las siete, la Policía lo llamó para informarle de lo que había pasado.
En su caso, también hicieron un boquete suficiente y pudieron entrar. Fueron directos a la caja registradora, que José Luis dice que siempre dejan abierta precisamente por si les entran a robar. Se llevaron lo poco que había en ella, «nada, unas monedas». Y nada más. A pesar de que en el establecimiento había productos de valor. «Fue un robo limpio entre comillas. Entraron, fueron a por el dinero y se marcharon». Sabe bien de lo que habla. Es la segunda vez que le pasa en un año. «Y no sé si serían los mismos autores, porque el anterior ocurrió de la misma manera» y da gracias a su buena costumbre de dejar la caja abierta, «porque igual si la encuentran cerrada se enfadan y la lían de otra manera. Tengo botellas que cuestan un dinero y otras cosas, pero no se llevaron nada de lo que hay en el local».
Esta mañana, las víctimas gestionaban las denuncias y los partes a sus seguros, cuidando que nadie se hiciera daño con los cristales y respondiendo a los ciudadanos asombrados que veían los destrozos al pasar por delante y se detenían para interesarse. «La gente mira, porque es muy llamativo cómo lo han hecho», han comentado a este periódico.
En estos momentos las investigaciones están siendo llevadas a cabo por el Grupo Segundo de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV-2) de la Policía Nacional.
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