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La historia de la Plaza de Toros de Santander, inaugurada en Cuatro Caminos el 25 de julio de 1890, bien podría comenzarse a escribir a partir del año 1979, cuando el Ayuntamiento de Santander, siendo alcalde Juan Hormaechea, se hace en propiedad del edificio. ... Desde entonces y hasta ahora, y a partir de 1994, una sociedad anónima, formada por miembros de todos los grupos políticos con representación municipal, y algunas personalidades importantes del mundo empresarial y social de la ciudad, se ha encargado de gestionar la plaza, además de organizar la Feria de Santiago, una de las más importantes del país, con la ayuda de un gerente y de asesores externos. A partir de este año, si se dan las condiciones necesarias, la gestión de la semana taurina pasará a manos privadas. El Ayuntamiento ha aprobado ya los pliegos para el arrendamiento, que se limitará al periodo en el que se desarrollen tanto el propio ciclo taurino como los preparativos del mismo, con un plazo máximo de un mes al año y exclusivamente de cara a la Feria de Santiago.
La primera empresa propietaria del coso de Cuatro Caminos fue la Sociedad Gallostra que ese 1890 se encargó de organizar cuatro corridas de toros y permitir numerosos festejos menores, en su mayoría becerradas con fines benéficos.
En 1897 es el cántabro, natural de Argoños, Pedro Santiuste, quien se estrena como empresario de la plaza, organizando una corrida de toros en el mes de septiembre. A él se debe la creación en 1899 de la Sociedad Anónima Taurina Montañesa, formada por un grupo de 30 aficionados que, con un capital social de 300.000 pesetas, se hace dueña del coso santanderino. Ese año organiza tres festejos importantes. En 1912 un grupo de comerciantes de la ciudad intenta comprar a esta sociedad la plaza, pero el precio es muy alto y decide echarse atrás después de rechazar también un proyecto para la construcción de un nuevo coso taurino en El Sardinero.
Al año siguiente es Manuel Acedo quien se encarga de las corridas de toros en los meses de julio y agosto. En 1913, una sociedad anónima llamada 'La Tierruca' organiza el 26 de junio la llamada 'corrida monstruo', con tres festejos que se celebraron a las 10.00 de la mañana, las 15.00 y las 22.30 horas. En 1990, para conmemorar el centenario del coso santanderino volverían a celebrarse tres corridas de toros en un solo día.
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En 1919 nace una nueva sociedad 'Taurina Kines S.A.' para la celebración de festejos en primavera y otoño, y que complementa a otra llamada 'La Caridad', constituida en el 16. La propiedad de la plaza seguía desde 1899 en manos de la 'Asociación Taurina Montañesa'. Durante esos años, primeros del siglo XX, hay varias organizaciones que celebran festejos taurinos, como la Cruz Roja, la Asociación de la Prensa, los Bomberos Voluntarios, el Asilo de Las Hermanitas...
'La Caridad' se encarga por entonces de los carteles de la Feria de Santiago, que empieza a llamarse 'Semana Grande'. Hasta que en 1924 la empresa arrendataria pasa a manos de un hombre de negocios, Eduardo Pagés, al que años después sustituye el exnovillero santanderino Manuel Menchaca. En 1936 fallece Pedro Santiuste y se celebran, ya iniciada la contienda, algunos festejos menores. Al año siguiente no hay actividad taurina y la plaza se convierte en campo de concentración de presos republicanos. En el 38 se vuelven a ofrecer corridas de toros, tras abandonar el ejército unas instalaciones destrozadas por su uso como prisión.
En 1943 se hace cargo de su gestión, tras abandonarla Menchaca, la Casa Chopera, figurando uno de los hermanos, Pablo Martínez Elizondo, como cabecera. La supuesta 'falta de rentabilidad' de la plaza hace que éstos la abandonen en 1949, dejándola en manos de un indiano llamado José Rodríguez Portela. Extrañamente, dos años después, vuelven los Chopera, que dejan los festejos menores en manos de aficionados locales para volver a programar las corridas de toros.
Tras varios años sin Feria de Santiago, parte también en la época de Pagés, el médico y diputado provincial Felipe Mazarrasa la recupera junto a un grupo de empresarios locales, con el consentimiento de los Chopera que piden avales para no perder dinero. La actividad sigue en la plaza de Cuatro Caminos de manera irregular. Hay temporadas con pocos festejos que no contentan a la afición. Todo se precipita en 1976 cuando la sociedad Taurina Montañesa S.A., propietaria del edificio, en manos de los Chopera, solicita al Ayuntamiento su demolición, alegando que «el negocio de los toros no es rentable en Santander».
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Fue entonces en 1979 cuando el Ayuntamiento de Santander, de la mano de su alcalde entonces, Juan Hormaechea, se decide a comprar a la familia Chopera la plaza de toros de Cuatro Caminos. En los tribunales se mantenía un pleito entre la propiedad y el Consistorio que se resolvió con esta adquisición que evitó, además, la desaparición del coso y la construcción de viviendas, recuperándose una Feria de Santiago que se había devaluado. A cambio, el Ayuntamiento cedería el solar de la antigua Telefónica y dos locales en la calle Andrés del Río a los empresarios donostiarras que aún organizarían la feria hasta 1980, y que consistió en una sola corrida de toros, con los diestros Manuel Benítez 'El Cordobés', Tomás Campuzano y Mario Triana, que tomó la alternativa.
Al año siguiente se crea la Fundación Plaza de Toros, que preside el concejal del Ayuntamiento de Santander, Javier Hinojal, tras el intento fallido de que algún empresario licitara en la subasta abierta por el Ayuntamiento para su explotación. Por ello, en ese 1981 se le encarga la gestión al empresario salmantino Francisco Gil, que llegó a la ciudad de manos del matador de toros Pablo Alfonso Rueda 'El Norteño' y del mismo Hinojal. En un principio, Gil, propietario del Gran Hotel de Salamanca y responsable de varias plazas de toros, entre ellas las de Palencia, tiene como ganancia la venta de la carne y, al parecer, algún dinero proveniente de la venta de entradas. En sus manos queda la organización de una feria con tres corridas de toros y algún espectáculo cómico.
Con Gil y Hormaechea, la Semana Grande va creciendo paulatinamente y para dar más agilidad a la gestión, y en especial a todo lo referente al pago de toreros y ganaderos, se constituye en 1982 la Sociedad Plaza de Toros de Santander S.A, que según los estatutos estará formada por representantes de todos los grupos políticos con representación en el Ayuntamiento y algunas personas relevantes de la sociedad cántabra. Francisco Gil sigue manejando la Feria de Santiago que en 1985 pasa a tener siete festejos y ocho al año siguiente. Al frente del consejo estuvo esos años el concejal Alfonso Arias.
En 1983 entraba como consejero el edil de Alianza Popular Manuel Huerta, alcalde posteriormente desde 1987 hasta 1995. Fue la etapa en la que el Ayuntamiento se volcó de pleno con la fiesta. Con Huerta sigue Francisco Gil organizando el apartado puramente taurino, bajo la supervisión del consejo en el que figura como presidente el también popular José Manuel Incera.
Gonzalo Piñeiro sustituye a Huerta en la Alcaldía en 1995 y tras una temporada con Gil, contrata como asesor a José Antonio Martínez Uranga 'Choperita', que organiza la feria hasta que, de nuevo, entran en juego los hijos de su primo, Óscar y Pablo Martínez Labiano, responsables de la empresa familiar, ya con el actual presidente del Consejo de Administración, Constantino Álvarez.
Es con Íñigo de la Serna como alcalde, en 2014, cuando los Chopera dejan de organizar la feria, tras las quejas de las peñas taurinas. Desde entonces, el consejo de administración se viene haciendo cargo de la Feria del Norte, con la alcaldesa Gema Igual al frente, contando con el apoyo del exmatador de toros, Juan Diego, y el veterinario cántabro, Eduardo Martínez.
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