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«Ha sido una vergüenza lo que han hecho, menos mal que ya se termina», criticaba ayer Juan Bautista Colina en el intercambiador de Valdecilla mientras miraba, impaciente, los más de diez minutos que aún restaban para que pasara la línea de autobús que necesitaba coger. «Y ya llevo un rato aquí», añadía. «El MetroTUS ha provocado un desbarajuste de autobuses increíble, ha sido un fracaso total. Muchos días he llegado tarde a cosas que tenía que hacer a consecuencia de los cambios: el recorrido que antes hacía directamente se convirtió en varios transbordos», reprochaba en el mismo punto Agapito Sánchez. «Lo peor ha sido la escasa frecuencia de buses en algunas líneas, empeoró con el cambio», se quejaba por su parte Patricia Gutiérrez.
Las críticas al MetroTUS se mantuvieron vivas por parte de los usuarios hasta el último día, hasta ayer, última jornada de los ocho meses exactos que ha funcionado el servicio, cuestionado y rechazado desde el principio por la mayor parte de la ciudadanía en una dinámica de protestas que terminó derivando en concentraciones y manifestaciones.
Raquel López | Usuaria
Hasta que el Ayuntamiento decidió dar marcha atrás. El hecho de que el nuevo sistema no haya sido «asumido» por los vecinos fue el detonante para que la alcaldesa, Gema Igual (PP), rectificase. Los parches introducidos en los últimos meses tampoco convencieron a los usuarios y no consiguieron desactivar las reclamaciones. «Era un sistema que no funcionaba y que, sobre todo, no respondía a las necesidades de los santanderinos», resume Santiago Sierra, presidente de la Asociación de Vecinos de Cueto y uno de los portavoces de la Plataforma Transporte Santander que reúne a distintos colectivos disconformes con el sistema. «Los vecinos están satisfechos porque recuperan algo que habían perdido», destaca.
La marcha atrás municipal anunciada el 20 de agosto se hace hoy efectiva. Este lunes, los usuarios del servicio de transportes urbanos de Santander harán, cuando se suban a su autobús, un viaje en el tiempo: regresan las líneas antiguas, las tradicionales, las que utilizaron 15 años, aquellas rutas en las que conocían el horario y el recorrido de memoria de tanto usarlas, las que no les obligan a hacer varios transbordos para llegar desde los barrios de la periferia al centro, las que no acumulan largas -y frías- esperas en los intercambiadores, en definitiva, las que funcionaban hasta el 31 de enero antes de la implantación de la fallida evolución. «Las líneas funcionaban a las mil maravillas antes, nunca entendí las razones del cambio», explica Raquel López.
Patricia Gutiérrez Usuaria
Los vecinos celebran la vuelta atrás. «Me gustaba mucho más como estaba anteriormente, es mejor regresar a los itinerarios antiguos», reflexiona Sánchez. «Yo pensé que iba a ser otra cosa, pero de la forma que lo han hecho el resultado final ha sido fatal», añade. El estudio de laboratorio realizado por el Grupo de Investigación de Sistemas de Transporte de la Universidad de Cantabria dio unos resultados que no se han cumplido a la hora de implantarlo en la realidad. Las intenciones desde luego eran muy distintas a las conclusiones que ha arrojado el MetroTUS, que nació con la vocación de mejorar la ciudad sacando autobuses del centro y propiciando que los usuarios de los barrios tuvieran bastantes más conexiones con el uso de los intercambiadores. Pero lo que ha obtenido han sido críticas, movilizaciones, declaraciones en contra del propio presidente Miguel Ángel Revilla y hasta una petición del Parlamento para que se paralizase.
Aunque la vuelta atrás se anunció en principio para noviembre, se ha anticipado al 1 de octubre para coincidir con el cambio al horario de invierno. Un alivio para los usuarios. «Cuanto antes mejor», respira Bautista, habitual usuario de las líneas 8 y 20. «Los autobuses los utilizan mucha gente mayor -los datos le dan la razón- y los transbordos son una molestia. Y hay veces que no te da tiempo a coger la otra línea por segundos o que tienes que esperar muchísimo tiempo en el intercambiador. Ha habido mucha descoordinación», lamenta este jubilado.
Luis Bojo reconoce que no le ha afectado «mucho» el MetroTUS porque su recorrido habitual es por el centro de la ciudad, pero a «mucha otra gente sí». E igual que ve a la Línea Central (LC) como «una ventaja» porque «vas de Valdecilla al Sardinero en un momento», reconoce que los transbordos han sido el principal talón de Aquiles del sistema. «Es una dificultad para todos los vecinos que viven en la periferia tener que hacer transbordos, que son además todos los que tienen los recorridos más largos», reflexiona.
Desaparece el fallido MetroTUS pero se mantiene toda la infraestructura creada alrededor, como son el carril exclusivo para autobuses, taxis, motos y servicios de emergencia, la priorización semafórica, las paradas inteligentes y la Línea Central (LC) rápida entre Valdecilla y el Sardinero cubierta por los autobuses articulados, que doblan la capacidad de los convencionales. Y los voluminosos intercambiadores, el corazón del MetroTUS, los puntos donde dejar y coger unas u otras rutas, se convertirán en simples paradas.
«Deja un transporte urbano mejorado, reforzado y modernizado, porque se mantienen las ventajas del modelo implantado en febrero», destaca Gema Igual, intentando hacer ver que no todo ha sido malo. Y por el camino, según sus datos, el gasto ha sido de 2,7 millones, si bien en esta cifra no incluye el renting de los autobuses largos. Añadiendo este renting a diez años, la oposición, muy activa en las críticas al equipo de Gobierno del PP a cuenta del ya extinto sistema, eleva la inversión a siete millones.
La eliminación del MetroTUS lleva consigo también la supresión de los nuevos trayectos creados a partir del rediseño de las líneas, que también tendrá perjudicados. «Me benefició que juntaran las líneas 11 y 21 para poder llegar de forma directa hasta la calle Alta desde la zona de Casimiro Sainz. Ahora tendré que volver a hacer transbordo o completar parte del recorrido andando», se lamenta Patricia Gutiérrez. Nunca llueve a gusto de todos.
Pero a la Plataforma Transporte Santander no les vale sólo con recuperar la trama del Transporte Urbano de Santander (TUS) anterior, porque en aquel sistema había «deficiencias» que quieren que se subsanen. Con este objetivo, los representantes de este colectivo se reunirán mañana, martes, con el concejal de Movilidad Sostenible, José Ignacio Quirós, para abordar los «cambios» en frecuencias, líneas y marquesinas que consideran necesarios introducir en las viejas rutas para mejorar el servicio, «sobre todo en los barrios o zonas de periferia» como Monte, Cueto, San Román y Peñacastillo.
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