Secciones
Servicios
Destacamos
El mayor miedo de Emilio Diego, vecino de la calle Corbanera, en Monte, es que un día alguno de los vecinos se encuentre al ladrón en casa. «¿Qué hago si llego a verles? ¿Cómo reacciono? Porque ellos, por escapar, te quitan del medio sin ... problemas...». Él ha sido uno de los últimos en sufrir la visita de estos de delincuentes profesionales -según indica la Policía- que entran sin ser vistos, sin apenas hacer ruido y con un objetivo claro: llevarse todas las joyas y el dinero que encuentran. «En el barrio está todo el mundo asustado y no es para menos; porque parece que el problema que han tenido en Cueto en el último mes se traslada ahora aquí».
Desde que hace algo más de cuatro semanas se dispararan los robos en la zona norte de Santander, la alarma ha saltado entre los residentes. La presencia policial se ha multiplicado, los vecinos se han coordinado para informar ante la mínima sospecha y se están tomando todas las precauciones; pero nada de eso parece tener resultado porque aún no hay detenciones. «Ahora parece que los ladrones han trasladado su objetivo desde Cueto a nuestra zona», lamenta Santiago Sierra, presidente de la Asociación de Vecinos de Monte. En la práctica, sólo se han movido unas calles hacia el oeste y entre tanto muchos de los que sufren este miedo a ser invadidos en sus hogares insisten en la misma idea: «¿Cómo la Policía aún no tiene ninguna pista?». Sólo se sabe que son profesionales y que entran en las casas en horario de 18.00 a 21.00 horas, cuando los vecinos se ausentan.
El pasado viernes, día 2, fue el último episodio. Los delincuentes irrumpieron en cinco casas y sólo se llevaron objetos de valor de dos de ellas, lo que deja claro que están probando «a la desesperada, cosa que no suele ser normal», explica otro vecino.
A Emilio le entraron en casa por una ventana. «Saben muy bien lo que hacen y son habilidosos porque subieron primero por el tejado y luego se descolgaron para entrar por una ventana», afirma. «Lo revolvieron todo y cuando llegué, me di cuenta de que había algo raro. Notaba corriente, de aire y claro, era porque la ventana de arriba estaba rota, abierta». Lo primero que pensó es si alguno de ellos todavía estaba por allí. «No sé cómo habría reaccionado». Luego, en su habitación, descubrió que se habían llevado varios paquetes de monedas empaquetadas que tenía para cambiar en el banco. «Serían unos 100 euros». Pero no cogieron nada más.
Las claves
El mayor miedo, dice, es por la gente mayor que vive sola. «Aquí hay personas que ya no tienen fuerzas para defenderse. Imagínate. En una de las cinco casas en las que entraron estaba la propietaria durmiendo. Ella, que es muy mayor, no se dio cuenta; pero ellos sí, así que salieron pitando. Piensa en el susto que tiene esa señora».
En la cafetería Ateka, bien conocida en el barrio, han entrado también varias veces. La última fue el 8 de septiembre. «Me rompieron una luna y entraron, rompieron las tragaperras y se llevaron lo que había», recuerda su propietario, Alfonso del Barrio. Ahora, cuando cierra el bar ya no deja nada de dinero en la caja y tampoco en esas máquinas. «Si quieren entrar, que entren; pero va a ser un esfuerzo en vano, porque no van a encontrar nada», anuncia como aviso a navegantes.
La policía científica le ha solicitado en varias ocasiones las imágenes de las cámaras de vigilancia que tiene en la terraza, «porque enfocan a mis mesas, pero en el fondo se ve la calle»; pero de momento no ha servido para que los agentes puedan detener a ningún sospechoso. «Necesitamos más presencia policial y también más luz. Esta zona, en algunas calles, está muy oscura y ahora que están haciendo alguna construcción nueva está mejor, pero aún así hay sitios donde no se ve nada, y el Ayuntamiento debería solucionarlo», asegura.
Con luz o sin ella en la tienda Araceli, en el mismo barrio, han robado ya en numerosas ocasiones. «La última también fueron profesionales porque lo hicieron con mucho cuidado. Sólo buscaban el dinero y fíjate que tengo la caja registradora debajo del peso; pues lo apartaron con cuidado de no romperlo y se llevaron sólo la caja». El problema son los destrozos que causan a la hora de acceder a casas y locales. Algo que ha servido para que en este caso la propietaria, Araceli, tome medidas: «Hemos mejorado la seguridad para ver si así, en el caso de que haya una próxima vez, sea más fácil pillarles», asegura.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.