La Nochevieja deja, otra vez, toneladas de basura

El dispositivo especial de limpieza preparado por el Ayuntamiento, que consiguió que la ciudad estuviera presentable para quienes no madrugaron y se ahorraran la patética imagen, llenó 19 camiones de basura, que anoche se depositaron en el vertedero de Meruelo. Fue, en esta ocasión, un poco más complicado ya que el fuerte viento sur desperdigó todos los restos esparcidos, dificultando la tarea de los operarios.

Las plazas de Pombo y Cañadío y sus aledaños fueron, de nuevo, los lugares de encuentro de miles de jóvenes dispuestos a disfrutar de una noche alcohólica y memorable. Bajo una discreta presencia policial, para prevenir cualquier tipo de altercado, los chavales, muchosde ellos trajeados, acudieron en masa, cargando con bolsas de supermercado llenas de botellas y vasos de plástico y de papel para servirse sus mezclas. La agradable temperatura durante toda la noche ayudó a que la celebración estuviese especialmente concurrida en esta ocasión.

Con la imagen aún reciente de Peña Herbosa, transformada en campo de minas tras la 'tardebuena', rebosante de bolsas destripadas, plásticos y cristales rotos y regada de orines y vomitonas, la Nochevieja ha vuelto a poner en evidencia la falta de educación e higiene de quienes son incapaces de pasarlo bien sin dejar un rastro de suciedad.

Para los vecinos de la zona, lo sucedido durante la última noche del año es muestra, además, del poco interés que se toman los responsables municipales por hacer cumplir sus propias normas. «Esto es horroroso –se lamentaba Ricardo Alea, con años de lucha a sus espaldas con la Asociación de Vecinos de Pombo, Cañadío y Ensanche–; es una cerdada: no hay derecho a que se permita dejar esto como se deja. Si hay una ordenanza que impide hacer botellones, pues será válida todos los días y en todas partes, ¿no? Mira cómo han dejado toda la Plaza de Cañadío, el pórtico de Santa Lucía, la Plaza de Pombo... el desastre. Los vecinos estamos hartos de soportar esto, no hay derecho».

«La alcaldesa dice que la Policía no puede actuar cuando hay miles de personas, pero sí que podrían evitarlo antes, controlando los accesos a estas zonas y prohibiendo llegar a ellas con bolsas de bebida. Permite todo ese descontrol y luego lo quiere arreglar con sus dispositivos de limpieza. Es de vergüenza», resumió Alea.