La nueva playa de Santander se llama El Espigón y está en La Magdalena
Santander ·
El controvertido dique de la popular playa ha retenido arena por sus lados y se han creado nuevas zonas de ocio. La imagen tradicional del visitado lugar ha quedado desvirtuada
El primer dique de La Magdalena esta ahí desde antes del verano y en parte ha sido ya cubierto por el verdín, lo que el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) define como 'capa verde de algas y otras plantas que se forma en la superficie del agua y en otros lugares húmedos'. El dique es el primero de dos estructuras, una en cada extremo de La Magdalena, que construye la Administración del Estado y tiene como fin que los temporales no arrastren las arenas cada invierno, dejando la playa descarnada con las rocas de su fondo a la vista.
El dique, también llamado espigón por los santanderinos habituales de esa playa, ha conseguido que en sus lados se formen dos 'playucas'. Y, como no podía ser de otra forma, ya se llama en el habla santanderina 'la playa de El Espigón'.
Si los plazos se cumplen el segundo dique podría iniciarse en octubre, al término de la temporada de baños
El arquitecto Domingo de la Lastra, que ejerce como portavoz de la agrupación en contra de los espigones, cree que estos días de septiembre son «importantes» porque en estas fechas se puede adoptar una decisión igualmente «importante», en alusión a la posibilidad de que el Gobierno frene la ejecución de los trabajos.
Por eso, la plataforma quiere mantener «viva» la protesta contra las escolleras (también así llamadas) y que se sumen a la misma los ciudadanos, ya que están «muy concienciados» de que estos son «los últimos días» para que los diques se puedan «parar».
Postal de Santander
Se basa De la Lastra para pensar que la obra no seguirá adelante en las declaraciones efectuadas recientemente por el secretario general del PSOE de Santander y portavoz municipal, Pedro Casares, quien se mostró convencido de que podría haber próximamente una «buena noticia» por parte del Ministerio para la Transición Ecológica, que es que la segunda escollera no se haga.
Se trata de una «opinión muy ilusionante» para la plataforma contra los espigones. Domingo de la Lastra recuerda continuamente las cuatro reivindicaciones del colectivo, que consisten en parar las obras, revertir el espacio a su estado original para recuperar «la gran postal de Santander», que el lugar sea declarado como paisaje protegido y vinculado al conjunto histórico de El Sardinero, y que haya una mesa de gestión integral de la Bahía de Santander.
Mientras tanto, los bañistas viven ajenos a la polémica y al cambio de imagen de la playa y se aprovechan del nuevo arenal y del paseo que se ha creado junto al verdín. Las rocas sirven de improvisados asientos y hamacas.
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