
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Apenas un metro y medio separa sus periódicos, revistas y coleccionables de las vallas de las obras. Un pequeño espacio donde atiende a sus clientes ... cuando el ruido de los taladros se lo permite. Si no, hace señas con los dedos para indicar los precios. Estefanía Moreno regenta el quiosco ubicado delante del edificio del banco Santander de la calle Hernán Cortés, que forma parte del proyecto Pereda junto al inmueble principal de la entidad, el del icónico arco. Desde que arrancaron esta semana las intervenciones para retirar los árboles de esta pequeña plaza, Moreno trabaja como puede a la espera de que la trasladen. Una situación que también sufren un puesto de la ONCE localizado y el bar Luzmela, que ha tenido que retirar gran parte de las mesas de su terraza.
A los tres trabajadores les han asegurado desde el Ayuntamiento de Santander que los van a reubicar, aunque todavía desconocen cuándo y lamentan que no se haya hecho antes de que se iniciasen las obras. «Nos lo tienen que decir ya, porque se supone que nos querían mover durante el fin de semana», explica Moreno, quien considera que se lo tendrían que haber comunicado con más antelación para poder organizarse y avisar a sus clientes. «Les digo que si un día llegan y no estoy, me busquen en la plaza del Príncipe, tras la Porticada». Es el lugar donde se supone que moverán su quiosco, aunque todavía desconoce el punto exacto. «Me dijeron que tenían que comprobar el peso para ver si se puede colocar sobre el refugio antiaéreo». También teme por el futuro. «Espero que, tras el fin de las obras, pueda volver a mi ubicación de siempre, donde tengo licencia para 90 años». Esta quiosquera pertenece a la tercera generación y fueron sus abuelos quienes iniciaron el negocio en 1953. «Llevamos toda una vida».
El puesto de la ONCE se moverá unos cuantos metros hasta la plaza de Pombo, frente a Fotografía Zubieta, y Alberto Arozamena, del bar Luzmela, aún está a la espera de saber qué pasará con su terraza. «Me han dicho que la reubicarán en función de las calles que se corten y los nuevos espacios que surjan mientras se realizan las obras». Unido a la pandemia, perder gran parte de sus mesas es un duro golpe para sus ingresos. «He tenido que mandar a dos trabajadores más al ERTE porque tenemos un 80% menos de trabajo, es una situación complicada. Esperamos al menos que, cuando terminen las obras, la plaza quede igual que antes y podamos recuperar nuestra actividad habitual, con eso nos vale», expone el hostelero, a pesar de que aún queda un largo camino por delante.
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Ana del Castillo
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