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El Gobierno de Cantabria y el Ayuntamiento de Santander celebraron el pasado mes de julio una reunión para analizar la situación de las salas de juego en la ciudad. Lo hacían después del anuncio de una empresa de abrir un nuevo establecimiento en Nueva Montaña – ... cuenta con el rechazo de los vecinos– y tras un choque entre el Ejecutivo y el Consistorio por el número de locales que existen en la capital. ¿Son 27? ¿En realidad son 25 porque hay dos sin actividad o próximos a cerrar? La cifra es muy relevante porque la norma autonómica abre la vía a endurecer los requisitos para su instalación y aumentar la distancia mínima entre ellos en caso de que exista una «concentación excesiva», que implica la existencia de más de uno por cada 7.000 habitantes. Con la cifra que aportaba el Gobierno habría concentración excesiva. Con la del Ayuntamiento, no.
Para acabar con las dudas y el desencuentro político entre las dos administraciones dirigidas por el PP –a un lado la consejera Isabel Urrutia y al otro la alcaldesa Gema Igual–, el PSOE llevó al Parlamento de Cantabria una iniciativa para obligar al Gobierno a elaborar, de manera conjunta con los ayuntamientos –también Santander–, un mapa que determine exactamente dónde se encuentran todas las salas de juego. La proposición no de ley, que salió adelante con el apoyo de PRC y Vox y el 'no' del PP, obliga a que este estudio esté publicado antes de seis meses.
La normativa autonómica establece que estos locales tienen que estar a más de 500 metros de colegios
El estudio dirá si en la ciudad hay concentración excesiva: más de uno por cada 7.000 habitantes
¿Para qué servirá este mapa? En primer lugar, para verificar que se cumple la ley, que establece que los locales de apuestas y azar no pueden estar a menos de 500 metros –de puerta a puerta y por el recorrido peatonal más corto– de centros educativos o de unidades de salud mental dependientes del Servicio Cántabro de Salud. Como es lógico, ahora la Administración ya sabe dónde están los locales, pero conoce únicamente su dirección postal en genérico y no hay una forma de confirmar que se cumple ese medio kilómetro de distancia, como denunciaba la diputada socialista Nórak Cruz, que también recordó que ese nuevo establecimiento de Nueva Montaña está en una zona de paso de varios institutos:el González Linares, el Peñacastillo y el Centro Integrado de Formación Profesional Número 1.
Y en segundo lugar, para clarificar si en la capital existe esa concentración excesiva de salas de juego que el PSOE da por hecho y que, «desde luego, no cuadra con una ciudad como Santander, que cuenta con la distinción de amiga de la infancia de Unicef, cuyo objetivo es mejorar el bienestar de la infancia».
Vox apoyó la iniciativa, sobre todo en la parte que instaba al Gobierno a promover programas educativos y la creación de materiales didácticos contra la ludopatía, pero también la calificó de oportunista. «Ustedes saben que nuestros menores no tienen acceso –por ley– a los salones de juego. Los problemas del juego de nuestros menores están ocasionados por el acceso al juego on line», defendió Armando Blanco.
Y desde el PP, en la misma línea, el diputado Cándido Cobo criticó al PSOE por tratar de «aprovechar el rechazo social que ha suscitado la casa de apuestas en Peñacastillo, gobernado por el PP». «No me gusta apostar, pero si el anuncio de la apertura hubiera sido en Torrelavega o Castro, seguramente no estaríamos en esta situación», concluyó el popular, que no ve conveniente revisar a la baja las distancias mínimas –otra de las peticiones que hacía el PSOE– cuando la ley autonómica se cambió hace solo dos años.
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