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La mitad de las mujeres bolivianas da a luz en casa, ajenas a una asistencia sanitaria que pueda salvar la vida de madre e hijo en caso de complicaciones, como hemorragias postparto e infecciones. El país arrastra una «abrumadora» tasa de mortalidad materno-infantil, ... la más alta de Latinoamérica. La salud y el desarrollo de este punto del mapa es el motor de la ONG que lleva más de quince años liderando los proyectos de cooperación en el país: Saydes, organización presidida por el médico navarro Kiko Betelu, su fundador junto con José Antonio García del Río, médico de familia del Servicio Cántabro de Salud (SCS) con casi 20 años de experiencia en labores de cooperación en Bolivia.
Isabel de las Cuevas | Neonatóloga
Su último proyecto sobre el terreno trata de mitigar esa «excesiva» tasa de mortalidad de embarazadas y recién nacidos, diseñando protocolos de actuación y formación de sus sanitarios para mejorar la calidad de la asistencia al parto en un país con una tasa de natalidad de 5,5 hijos por mujer. Para ello, la ONG ha contado en su última expedición en la ciudad de El Alto -a 4.000 metros sobre el nivel del mar- por primera vez con la participación de dos especialistas de Valdecilla dispuestos a aportar su granito de arena para salvar vidas, y que han podido comprobar que «los partos en Bolivia son otra historia». Durante dos semanas, Isabel de las Cuevas, jefa de sección de Neonatología, experta en el cuidado del neonato crítico, y Juan José Montero, jefe de sección de Ginecología, especializado en el seguimiento obstétrico a través de la ecografía, han formado a 180 médicos y personal de enfermería a través de la simulación. «La suerte de poder ir juntos neonatóloga y obstetra es que hemos podido abordar el problema como un conjunto, desarrollando una práctica integrada de asistencia a madre e hijo», destaca De las Cuevas.
«De lo que se trata es de compartir el conocimiento y extenderlo para llegar al máximo número posible de profesionales y que ese país sea capaz de aprovechar la adquisición de tecnología y material, de tal forma que revierta en una mejora de la calidad de vida y de los estándares sanitarios de su población. Ese es el trabajo que hace Saydes», explica García del Río, uno de los artífices del diseño y la implantación de un centro de regulación de urgencias y emergencias en El Alto, el departamento de Potosí y la ciudad La Paz, donde «la siniestralidad y la mortalidad por politraumas, accidentes de tráfico, domésticos, infantiles y episodios de violencia son altísimas». Por eso, afirma que«en un país como Bolivia pequeñas acciones pueden redundar en grandes resultados, con poco se puede mejorar mucho».
Juan José Montero | Ginecólogo-obstetra
Para De las Cuevas y Montero, que se estrenaban juntos en el ámbito de la cooperación, la «experiencia ha sido muy intensa». «Cuando Saydes nos propuso el proyecto no podíamos decir que no, era todo favorable, profesionales con experiencia y un proyecto muy bien definido, donde vas a capacitar a profesionales. Ha sido un lujo», dice la neonatóloga, que destaca «las ganas de aprender» de los sanitarios bolivianos. «Personas voluntariosas que nos hacían todo tipo de preguntas buscando respuestas a las muchas dudas que se les plantean en el día a día, una realidad muy dura», precisa Montero, con madres que llegan al centro sanitario en muy malas condiciones después de iniciar el trabajo de parto en casa, o niños con pérdida de peso o infecciones graves que ya no tienen vuelta atrás.
Y la situación es «más acuciante aún en las zonas rurales», donde el riesgo de mortalidad materna llega al 64% de los partos -según la OMS-. Además, «36 de cada mil recién nacidos fallecen, una tasa sobrecogedora», dice De las Cuevas, sorprendida de que «tuvieran donaciones de equipamiento para la reanimación neonatal sin abrir porque no sabían usarlo, eso es tremendo». Por eso, ambos vuelven con la sensación de que «queda mucho margen de mejora, la demanda es muy fuerte. Hablamos de 300 mujeres muertas al año por cada 100.000 nacidos (la mayoría de 18 a 25 años y sanas), una barbaridad».
José Antonio García del Río | Médico fundador de Saydes
Montero reconoce que «impacta volver de allí y que te encuentres en Valdecilla con gente que se queja. Aquello no tiene nada que ver con lo que conocemos aquí». De hecho, tuvieron que adaptar el plan inicial de trabajo «a las demandas que nos iban planteando, introduciendo por ejemplo maniobras para el parto de nalgas, que en España apenas se atienden ya, pero allí no les queda más remedio que hacerlo». El gran problema -añade- es que «más de la mitad de las mujeres bolivianas paren en su domicilio, pero además hay que tener en cuenta en manos de quién lo hacen, porque hay un gran vínculo con la medicina tradicional. En algunos casos, son capaces de identificar los problemas y derivar a un servicio sanitario, con lo cual esa mujer tiene posibilidad de salir adelante, pero hay otro grupo de población que está en manos de personas en el ámbito de la brujería, que no contactan con la sanidad, y esas mujeres mueren».
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