Una pasarela acristalada unirá los hoteles Hoyuela y París, que será rehabilitado
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Los dos establecimientos están contiguos y la unión permitirá que los clientes que se hospeden en uno puedan acceder a las prestaciones del otroEl centro de El Sardinero acumula reformas. Tras la reciente transformación de la plaza de Italia, los establecimientos de su entorno también sufrirán modificaciones. El Sardinero S. A. -del Grupo Armando Álvarez-, propietario de los bajos del Casino y de varios hoteles de ... la zona, quiere dar un lavado de cara a sus inmuebles y volver a poner en funcionamiento aquellos que están en desuso. A diferencia de la plaza, que ahora tiene una imagen más moderna que antes de las intervenciones, los bajos y el hotel París recuperarán su imagen más clásica. Aunque en este último sí habrá un elemento novedoso: una pasarela acristalada que lo unirá con el establecimiento ubicado justo al lado, el hotel Hoyuela.
Ambos establecimientos hoteleros están ubicados justo detrás del Casino y, como no podía ser de otra manera, se localizan en la avenida Hoteles. Los dos comparten una estética señorial que recuerda más a una casa grande que a un hotel. No tienen más de cuatro alturas y la separación entre ellos no supera los siete metros en línea recta. Eso sí, desde la entrada de uno hasta la del otro, atravesando jardines, verjas y aceras, la distancia puede multiplicarse por diez. Aunque igualmente puede recorrerse en menos de un minuto, no es la opción más cómoda para clientes y empleados que hacen uso de las instalaciones de los dos edificios.
La idea de la propiedad es construir una pasarela acristalada entre ellos para facilitar el tránsito entre uno y otro. Con la aprobación provisional de la modificación del Plan Especial de Protección del Sardinero consensuada en la Junta de Gobierno Local de esta semana, se ha dado el primer paso para que el Grupo Sardinero pueda llevar a cabo esta intervención y la que plantea en los bajos del Casino. Ahora, la pelota está en el tejado del Gobierno de Cantabria, desde donde tendrán que emitir un informe favorable sobre esta actuación antes de que regrese al Ayuntamiento y se debata en el pleno municipal su aprobación definitiva.
La intención es crear esa pasarela acristalada a pie de calle y una conexión subterránea entre los sótanos de los dos hoteles. «Todavía no hemos definido el proyecto y no sabemos cuáles serán las funciones exactas de estas uniones. Pero, por ejemplo, si uno de los hoteles tiene un restaurante, igual no es necesario que el otro también lo tenga porque con uno se puede dar cobertura a los clientes de los dos establecimientos», ponen como ejemplo desde el Grupo Sardinero. Otra posibilidad para la conexión subterránea es poder compartir un garaje para los huéspedes de los dos hoteles. Al estar al lado y gestionados por los mismos dueños, la posibilidad de compartir las instalaciones es más eficiente.
Al igual que con los trámites para arreglar los bajos del Casino, el Grupo Sardinero lleva varios años inmerso en el papeleo administrativo que le permita actuar en estos hoteles. Además, no sólo tiene la intención de construir la pasarela entre los dos, sino que plantea la rehabilitación completa del París. Este establecimiento, uno de los más emblemáticos de la zona, está cerrado desde hace tres años. Aunque, a simple vista, la fachada del edificio no muestra muchos desperfectos, el interior necesita una reforma integral o derribarlo y levantarlo de nuevo, como ocurrió con el hotel Sardinero -de los mismos propietarios- en 2012. «Tirarlo y reconstruirlo no se va a poder, no van a dar el permiso necesario para hacerlo. Así que tenemos la intención de rehabilitarlo».
¿Porque se pudo con el Sardinero, y no con el París? Aunque la propiedad dedicó años a conseguir el permiso para poder derribar y levantar de nuevo el hotel ubicado junto al Casino, lo cierto es que durante las obras tuvieron más de un problema con el Ayuntamiento, como un expediente sancionador derivado de unas obras que «no se ajustaban al proyecto autorizado» y su consiguiente multa de 30.000 euros.
Aunque originariamente pertenecía al grupo Sardinero, el hotel París fue explotado por otra familia desde 1903 hasta su cierre en 2017. Tras su clausura, regresó a sus propietarios originales, quienes luchan desde entonces para poder reabrirlo en las mejores condiciones.
La familia que se ocupó de regentarlo durante más de cien años comenzó con Felipa Brera, quien se hizo cargo del hotel tras quedarse viuda a principios del siglo XX. Tras ella, la gestión ha ido pasando de hijos a nietos durante varias generaciones. Además de funcionar como alojamiento, el París albergaba muebles y obras de gran valor, como la primitiva centralita telefónica, en desuso desde hace décadas, o las lámparas del comedor, que procedían del Casino anterior al actual de 1916. Su bisnieta Esperanza Fernández-Abella fue la última en regentar el establecimiento y se encargó de desmontar todas las pertenencias familiares.
Pero el interior del hotel París no ha desaparecido por completo de la vida pública. Muchos de esos valiosos objetos están ahora en diferentes museos de la ciudad. Al inicio de 2018, los muebles más importantes se donaron al palacio de la Magdalena, los muebles de menor categoría se destinaron al Museo Etnográfico de Cantabria y parte de la colección fotográfica fue cedida al Centro de Documentación de la Imagen (CDIS) del Ayuntamiento. Otra parte se vendió a diferentes personas y sociedades como La Taberna del Herrero, que decoró su local de la S-20 con objetos del centenario hotel.
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