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Mauricio González (Bogotá, 1964) contempla las obras del nuevo dique de La Magdalena y analiza los espacios con un cartabón y una escuadra imaginarios. En la línea de costa dibuja mentalmente la trayectoria de las olas y explica cómo la infraestructura ayudará a contener la ... arena en la playa. «Es la única manera de mantener con vida un arenal que es totalmente artificial», zanja este ingeniero de Costas, que llegó a España hace 27 años para realizar un máster en la Universidad de Cantabria y terminó liderando el grupo de Ingeniería de Costas del Instituto de Hidráulica Ambiental (IH).
-Esta playa en realidad antes no existía...
-Se fue construyendo a medida que se fue depositando aquí toda la arena que se dragaba en la canal para el paso de los barcos. Lo natural aquí, con las dinámicas que existen, es que se lo vaya llevando hacia el interior de la bahía, hacia el Museo Marítimo. Nosotros hicimos un estudio sobre esto hace veinte años y este es el resultado.
-¿No alterarán estos diques las dinámicas naturales de la bahía?
-Eso es un problema que existe desde hace muchos años, que tiene que ver con la forma en que se ha ganado terreno al mar y que puede traer consecuencias nefastas para algunas playas a corto plazo.
-Dígame...
-La principal estructura natural que está experimentando una modificación vertiginosa es El Puntal. Porque depende de los movimientos del agua que entra y sale de la bahía. Si tenemos en cuenta que hace más de cien años comenzaron los rellenos y los cierres, y que ahora el volumen de agua que se mueve es mucho menor, se explica bien por qué ahora El Puntal experimenta estos cambios y avanza hacia el sur a razón de 15 metros por año.
-¿15 metros por año?
-En diez años son 150 metros, como dos manzanas, una cuestión importante. Y el mayor problema es que todo ese crecimiento, todo ese avance, se produce moviendo arena de más arriba, es decir, de la zona de Loredo y Somo.
-¿Eso explica el retroceso de los sistemas dunares en estas playas?
-En Loredo, los sistemas dunares están retrocediendo unos dos metros por año. Estamos hablando de que en diez años ya no quedará arena en Loredo y empezará a haber serios problemas en Somo.
-Las playas irán desapareciendo entonces como caen las fichas de un dominó...
-Cuando no haya arena que coger en Loredo, lógicamente el sistema de la bahía seguirá cogiéndolo del siguiente punto donde la encontrará, en Somo. Si además se producen temporales fuertes, cabe la posibilidad de que ese avance sea mayor. Es un problema muy serio.
-¿Para el que nadie ha ofrecido aún una solución?
-El asunto aquí es que esto no se resuelve con una obra como en el caso de La Magdalena. Esto es mucho más complejo.
-¿Qué se puede hacer entonces?
-Pues solo tenemos la posibilidad de devolver a la naturaleza el equilibrio que le estamos robando por otro lado. Hay que tener en cuenta que la bahía no va a encontrar nunca un equilibrio si seguimos dragando la canal de entrada al Puerto, y entonces la única posibilidad es rellenar de arena allá donde sea necesario. Podríamos acometer rellenos periódicos de grandes cantidades de arena en Loredo y alrededores. Habría que hacer un estudio pormenorizado de volúmenes de arena, sedimentos, y monitorización de todo el sistema.
-Ha hablado de temporales. ¿Su recurrencia es un problema consecuencia del Cambio Climático?
-Temporales ha habido siempre, lo que ocurre es que antiguamente sucedían episodios fuertes cada veinte años y ahora ocurren cada cinco.
-Quizá es mejor adaptarse a la nueva situación, y más en ciudades costeras como Santander.
-Frente al Cambio Climático solo hay dos opciones: protegerte o adaptarte. Normalmente las administraciones reaccionan cuando ocurre la tragedia. Conviene contar con estudios serios que avalen cualquier decisión que se tome en materia de construcción de nuevas infraestructuras, urbanización de espacios, etc. Nosotros trabajamos a lo largo de todo el mundo con proyectos que tienen que ver con esto.
-El Instituto de Hidráulica de Cantabria es uno de los más internacionales de la universidad.
-Los últimos trabajos que estamos realizando se localizan en la República Dominicana, en la zona de Bávaro, donde el mar se está llevando las playas. Lo bueno que tenemos en este instituto es que exportamos gran parte de la ciencia que hacemos.
-¿Debería preocuparse más España, que cuenta con más de 5.978 kilómetros de costa?
-Debería. Porque existen problemas en todas partes, incluso en el Mediterráneo, donde la urbanización ha dado al traste con muchos parajes y afecta a las dinámicas naturales con puertos deportivos, etc. El problema es eminentemente político. Antiguamente en los altos cargos había mucha gente con perfil técnico, eran expertos. Eso se ha ido sustituyendo con el paso de los años y ahora las decisiones son más políticas que técnicas. Eso no puede funcionar.
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