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El portero del 'after' Vendetta no reconoce al principal acusado por el asesinato de Javier Pereira en 2018 a la salida de un 'after'. Antes de entrar al local para llamar a la Policía, el trabajador no vio ningún arma ni que el agresor ... hiciera ademán de sacarla. En la esquina de las calles Barcelona y Canalejas, se empezaron a pelear y el testigo entró en el local para llamar a la Policía. Él ha explicado, durante a cuarta sesión del juicio que se celebra en la Sección Primaria de la Audiencia Provincial, que la discusión comenzó «por una chica».
Una mujer pasó por allí durante la parte final de la pelea. Iba a la altura del restaurante Sakura -subía la calle Canalejas- cuando en la esquina vio a la víctima: «Iba a gatas, como gateando», explica la testigo «cuando un hombre que vestía una camiseta color teja le dio una patada muy fuerte en la cabeza». Pero no recuerda su cara ni la del otro hombre que le acompañaba cuando huyó de allí. La Policía identifica al hombre con la camiseta de color teja como M.L.G., primo del principal acusado, S.L.G., que definen como la otra persona que huye. Para él, el abogado de la familia pide 15 años de cárcel por un delito contra la integridad moral, en lugar del maltrato de obra que le imputa la fiscalía.
La testigo llegaba tarde al trabajo así que no se paró, siguió por Canalejas, pero antes del colegio Escolapios se dio la vuelta. Miraba constantemente para atrás y como el chico del suelo no reaccionaba pensó: «Hay que hacer algo». El hombre estaba «muy mal, muy mal, muy mal», le veía «como convulsionando». También reconoce que esa imagen no se le va de la cabeza y que no ha vuelto a hacer ese recorrido hacia el trabajo.
«En la calle no había nadie más», comenta la testigo. Sólo estaban los dos hombres que huyeron y la víctima. Durante la pelea, el portero del 'after' estaba en el local llamando a la policía. Nadie vio el apuñalamiento. Dos minutos después el portero salió un momento, vio a Javier Pereira tendido en el suelo y entró para pedir al gerente que llamara a una ambulancia. El responsable del 'Vendetta' salió y fue el primero en atender al moribundo. Detrás salía casi toda la gente que estaba dentro. Mientras el gerente llamaba al 112, taponaba la herida más importante, situada a la altura del corazón.
Segundos después regresó la mujer que iba a trabajar, quien recuerda otro detalle: «Había una chica joven llorando junto a la víctima que decía: 'Javi, no te duermas'». Ya eran varias las personas que atendían a la víctima. En pocos minutos apareció la Policía Local, la ambulancia y la Policía Nacional. Pero nadie podía reconocer a los autores de los hechos.
Durante la cuarta jornada del juicio, nadie ha podido reconocer, a través de un biombo, a S.L.G. como el autor de los hechos ni a M.L.G. como el otro implicado. El responsable del 'Vendetta' sí había visto minutos antes a los dos primos dentro del bar. Los hechos ocurrieron en torno a las 9.24 horas y él les vio dentro «entre las 8 y las 8.30» relata. También vio dentro a la víctima, a quien define como «tranquilo y siempre iba solo».
Tampoco ha reconocido al principal acusado una pareja que vio los hechos desde la ventana de su vivienda, a unos 100 metros del 'after'. A petición del letrado de S.L.G., el hombre ha mirado por el biombo y no ha identificado al sospechoso, mientras que su mujer no ha querido mirar. «Fue muy deprisa. Yo me acababa de despertar», ha manifestado él. Ambos declinaron acudir a varias citaciones policiales. «No es que no hayamos querido ir. Es que no teníamos más que decir», se ha justificado él. «Para mí no era una situación que yo me encontrase cómoda. Si lo podía evitar, lo iba a evitar», ha esgrimido ella entre lágrimas.
Tampoco les reconocen los dos taxistas que les llevaron aquel día. El primero de ellos transportó a dos personas -que se sentaron en el lugar del copiloto y detrás- a La Albericia, y el segundo, minutos después, hizo un viaje en sentido contrario, sin que a ninguno les llamara la atención nada. Según la Policía, llevaba a M.L.G., quien pretendería recuperar el teléfono extraviado.
El hombre que supuestamente llevó a los acusados hasta el lugar de los hechos ha explicado que S.G.L. y M.L.G. eran «conocidos de alternar». También ha puntualizado que en la madrugada de los hechos habían bebido, por lo que ha considerado que estaban todos «ebrios». Así justifica que no recordara si ese día se subieron en su vehículo en el que, «alternando y de copas, ha montado mucha gente».
Por último, ha declarado otro de los policías encargados de la investigación, que se incorporó cuando ya estaba abierta. Él vigiló el entorno familiar de los sospechosos, en viviendas de Santander y Bilbao, durante varias horas y días seguidos, sin resultados. En Vizcaya vieron a la hermana de S.L.G., que vivía allí, pero no a él ni a su mujer ni a sus hijas. La defensa argumenta que el acusado se encontraba residiendo allí. Fue detenido meses después en Seseña (Toledo), donde estaba residiendo con su familia en una vivienda alquilada a nombre de otra persona y bajo un DNI que tampoco era suyo. Se enfrenta a 20 años de prisión como supuesto autor del asesinato.
El juicio continuará la semana que viene con el resto de la prueba testifical, la pericial, los informes y conclusiones, y el veredicto y deliberación del jurado.
El juicio
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