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«Me voy a dejar la piel para que el atraque del ferri se traslade para finales de 2020, como ha dicho el presidente, a la Zona Franca. La idea es hacerlo de la forma más inmediata posible». Jaime González, presidente de la Autoridad Portuaria ... de Santander (APS) respalda la intención de Miguel Ángel Revilla y se lo toma «como un reto». Porque el acuerdo con Britanny Ferries está «bastante avanzado» y con el proyecto se trata, fundamentalmente, «de acompañar el ritmo de crecimiento de la naviera» al tiempo que se beneficia a Santander, donde habrá un «antes y un después» si se consigue derribar la valla portuaria a lo largo de casi un kilómetro. Ésta es la distancia que se desplazaría la infraestructura a la que amarran los barcos de la compañía bretona.
Pero aunque González dice que pondrá todo de su parte para que sea así (es un cambio de gran calado en el horizonte de dos años) es consciente del tiempo que suelen llevar estas transformaciones y reconoce que, hasta ahora, todo lo que ha tramitado le ha llevado «más tiempo» del previsto. Pese a la seguridad de Revilla en la Cámara legislativa al dar un plazo tan concreto el lunes, «en este momento» sólo se tiene «planificada la actuación y se están dando los primeros pasos de la tramitación urbanística con el Ayuntamiento de Santander». Mover el atraque requiere tanto la modificación del Plan Especial del Puerto como del DEUP (la Delimitación de Espacios y Usos Portuarios, un documento que recoge en síntesis la organización básica del puerto).
Y, además, los cambios van a necesitar del visto bueno de más instituciones. «Es imposible hacerlo» -recordó el presidente de la Autoridad Portuaria- sin el concurso de quienes firmaron en 2010 el convenio para desarrollar el Frente Marítimo de forma global en Santander, un gran proyecto que encalló por la crisis económica. Los firmantes entonces (y quienes siguen teniendo algo que decir a día de hoy porque cada uno tiene unas competencias) son el Gobierno regional, Puertos del Estado y el Ministerio de Fomento aparte de los consabidos Puerto de Santander y Ayuntamiento.
González manifestó que es la entidad portuaria la que «está liderando» este proceso, una oportunidad que vio clara cuando el Tribunal Supremo anuló a finales de 2016 el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Santander, ya que entonces se vino abajo el diseño de 2008. Su afirmación contrasta con la realizada el lunes por César Díaz, primer teniente de alcalde de Santander, que aseguró que fue el Ayuntamiento quien se sentó con la APS para hacerle la propuesta de mover la terminal y que, por tanto, la oferta a Britanny Ferries «no es idea de Revilla».
El presidente del Puerto apuntó, por su lado, que «hace ya dos años» que él habló con el Gobierno regional «de la posibilidad de bascular la estación del ferri hasta la Zona Franca» porque lo sucedido con el PGOU daba la oportunidad de «reprocesar e imaginar un frente marítimo más ambicioso».
La mudanza que se programa supone, en primer lugar, una reordenación de las actividades industriales del puerto. También la Autoridad Portuaria aspira a acabar «con el concepto de valla tradicional» y permitir que Santander recupere la salida al mar en la franja desde la Estación Marítima hasta la Biblioteca Central de Cantabria.
En la Zona Franca, donde empezaría a atracar el ferri, existe ya una infraestructura en la que opera otra empresa (CldN), que sería reubicada, con lo que el área en cuestión sería ocupada exclusivamente por Britanny Ferries y UPM, una compañía que transporta básicamente papel. Todos los demás tráficos que pasan actualmente por este punto se llevarían a Raos, de manera que sólo quedaran en la parte del puerto más cercana a la ciudad actividades «ni contaminantes ni conflictivas».
Britanny Ferries tiene previsto aumentar su capacidad de transporte con Santander aproximadamente un 30% con nuevos barcos y lleva tiempo hablando con la APS para conseguir este objetivo, unas conversaciones que «van más lentas de lo yo querría», afirmó González. La empresa francesa necesitará repostar otro tipo de combustible (gas licuado) y calcula que el buque 'Galicia' que está construyendo estará listo para 2021. En todo este plan, «la naviera es fundamental» porque el Puerto, en ningún caso, «va a perjudicar con sus decisiones a una de las perlas de Santander, que costó 40 años consolidar» y «que tiene que dar muy buenas noticias a esta región en el futuro. Tenemos que estar pendientes de lo que piden», sostuvo González.
La reordenación de todos estos terrenos son, por tanto, un objetivo «desde hace dos años y todas las instituciones queremos que se lleve a cabo cuanto antes porque tanto Miguel Ángel Revilla como la alcaldesa de Santander, Gema Igual, lo ven razonable». Sin embargo, avisa: «Esto se hará siempre que el Puerto tenga solucionadas sus necesidades. Tenemos que obtener a cambio algo por el valor» de lo que se pueda transferir, entre otras cuestiones porque la Autoridad Portuaria de Santander «no puede ceder patrimonio» alegremente. González está convencido de que no habrá problema en este sentido porque desarrollar este proyecto «transformará Castilla-Hermida».
Por ejemplo, habría que levantar una terminal (una estación marítima) en el nuevo punto de atraque y reordenar todo el tráfico de vehículos en ese área. De hecho, una comisión Puerto-Ayuntamiento que funciona desde hace tiempo ha debatido sobre el futuro uso de los edificios que ahora ocupan esta parte de los terrenos portuarios, como son la Capitanía Marítima, Sanidad Exterior y la actual sede de la APS.
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