Secciones
Servicios
Destacamos
Alba Rodriguez
Santander
Lunes, 13 de julio 2020, 07:15
«Si hace bueno es un caos, porque la gente va a la playa y con tal de no esperar al siguiente autobús se suben al primero que llegue, aunque ya esté lleno», explica Ramón Bárcena, conductor de la línea 2 del Servicio Municipal ... de Transportes Urbanos de Santander (TUS). Su recorrido es uno de los más utilizados por los viajeros santanderinos, ya que conecta el centro con algunas de las principales playas de la ciudad. «Cuando acabó el confinamiento nos preocupaban las horas puntas de entrada y salida de los trabajos. Ahora nos damos cuenta de que la mayor actividad se da por la tarde, cuando la gente vuelve de la playa, nos marca el aforo», añade Bárcena.
Incluso con los carteles informativos pegados en las puertas de todos los autobuses, donde se recomienda un aforo máximo dependiendo del tamaño del vehículo, son los propios conductores los que tienen que llevar una cuenta aproximada del número de viajeros que están transportando en todo momento. Es el método que utiliza Miguel Ángel Cosío, conductor de un autobús con un aforo máximo recomendado de 45 personas. «Los asientos sí que pueden ir ocupados, pero intento controlar que no haya demasiada gente de pie en el pasillo para cumplir con las medidas de seguridad en todo lo posible», aclara Cosío.
Desde el pasado 8 de junio los asientos de los autobuses urbanos de Santander pueden ir ocupados en su totalidad, pero aún se mantiene la referencia de ocupación de dos usuarios por cada metro cuadrado en la zona habilitada para viajar de pie, intentando procurar siempre la mayor separación posible entre los pasajeros. «El problema es que se trata de una recomendación y no una obligación, como el uso de las mascarillas, por lo que es más difícil que la gente lo aplique», indica Cosío, a lo que añade que aún no ha tenido que prohibir entrar a nadie porque no tuviera mascarilla, pero sí para intentar respetar el distanciamiento social. «Y aún así no se consigue del todo», afirma señalando el autobús que conduce, lleno tanto de pasajeros sentados como de pie.
Pero los conductores no son los únicos preocupados por que las medidas de seguridad se lleven a cabo correctamente, también lo están algunos pasajeros, que ven los recientes rebrotes como una especie de advertencia. «La gente cree que esto ya se ha pasado y nada más lejos de la realidad. Mira sino lo del edificio en Nicolás Salmerón», explica Mercedes Crespo, usuaria habitual del servicio municipal. «Entiendo que si tienes que ir a trabajar y vas tarde no tienes otro remedio, pero si es para ir a la playa no tienes tanta prisa, puedes esperar a un autobús que esté más vacío», afirma tajante.
Denuncia también que tengan que ser los conductores quienes se aseguren de que las medidas de seguridad se cumplen . «Ellos no tendrían que ocuparse de controlar la gente que se sube al autobús. Deberíamos ser nosotros los que nos diéramos cuenta de que el problema no ha acabado y de que tenemos una responsabilidad ciudadana para acabar con la propagación del virus», concluye Crespo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.