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Esa pequeña probabilidad de que un ladrón robe durante dos noches consecutivas en el mismo lugar se ha cumplido este martes en Santander. El centro ... de salud de El Alisal ha vuelto a ser la diana de los delincuentes, que no satisfechos con lo sustraído el día anterior, han entrado otra vez, por la puerta principal, al edificio sanitario para llevarse una tablet y sensores de presión (aparatos electrónicos) de la sala de rehabilitación, entre otras cosas, además de reventar de nuevo la máquina de café, abrir cajones y ponerse ciegos a bombones de chocolate.
A las siete y media de la mañana, la calle de los Ciruelos aún estaba a oscuras. No había amanecido. A esa hora, la facultativa más madrugadora del centro sanitario llegaba a su puesto de trabajo. «Vio que unas puertas que habitualmente están cerradas estaban abiertas. Se extrañó y segundos después comenzó a escuchar ruidos. Aún estaban dentro. Así que salió al exterior y avisó a la policía», señala uno de los pediatras que este martes ha tenido que arrancar su jornada laboral casi una hora y media más tarde, después de que la Policía Científica tomara huellas en la zona de Pediatría y Rehabilitación, estancias con las que se cebaron el ladrón o ladrones. «Dicen que eran tres e iban con capuchas», apunta.
El coche de la Policía Nacional, en la puerta del centro de salud por segundo día consecutivo, hizo que esta mañana se formaran corrillos en la acera. «Son unos canallas. Otra vez han entrado. Vivo aquí al lado y a las ocho de la mañana ya vi a agentes de la policía rondando por la zona. Le dije a uno: ¿qué? ¿cómo andáis por aquí? Y me contestó que 'otra noche'», señala un vecino. «Y qué mas da, si los cogen y a los dos días los vuelven a soltar», replica una amiga del barrio.
Pocos minutos después de las nueve de la mañana, el centro de salud ha abierto las puertas con una falsa normalidad. Había una larga cola para extracciones de sangre, pero el runrún sobre lo ocurrido era constante, dentro y fuera del ambulatorio. «Parece increíble que hayan vuelto a entrar. ¿No hay alarma o vigilante de seguridad?», pregunta una usuaria que no tarda en encontrar la respuesta: «No, solo una alarma antiincendios, así que mientras que los ladrones no fumen no saltará», dice una empleada. Bromas a parte, los trabajadores del centro de salud están disgustados, asustados y preocupados por no poder atender a sus pacientes con normalidad.
En el pasillo de Pediatría y Rehabilitación una bancada con asientos de la sala de espera interrumpe el paso. La Policía Científica toma huellas en mesas, tiradores de armarios y objetos, mientras un grupo de cuatro pediatras, dos enfermeras y dos fisioterapeutas esperan para poder acceder a sus puestos de trabajo. Aprovechan ese tiempo muerto para comentar lo ocurrido y para pedir a pacientes que pidan nuevas citas porque «ahora no vamos a poder atenderles». «¿Quién entra a robar y a comer chocolate y beber cervezas a un centro de salud y tira los papeles a la papelera? Pero si han vuelto a forzar la máquina de café que ayer reventaron. ¡Estaba rota, no había monedas dentro! Deben de ser unos 'vandalillos', no tienen pinta de profesionales», señalan.
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Veinticuatro horas antes, el lunes de madrugada, los delincuentes accedieron al interior del centro de salud por la puerta principal del consultorio y se cebaron con la zona de extracciones y con la del higienista dental. Además de llevarse instrumental médico, arrancaron dos pantallas informativas en las que aparecen los turnos de atención de los pacientes. Una pudieron llevársela y la otra la dejaron rota e inservible en el suelo. También desapareció el cañón proyector que utilizan en una de las salas de reunión para hacer presentaciones.
Eso sí, los ladrones tienen una inquina especial con la máquina de café porque el primer día la reventaron hasta abrirla y la arrancaron de la pared, soltando el manguito por el que entra el agua, lo que provocó la inundación de parte de la planta baja. La zona de extracciones fue la más perjudicada, por lo que las primeras analíticas programadas no pudieron hacerse, aunque sí se atendieron las más urgentes en una zona que habilitaron para ello.
El segundo día, nadie se explica porqué, también la emprendieron contra la máquina de café: «Estaba rota y no había dinero dentro», señalan sorprendidas trabajadoras del centro.
Si es uno o varios los responsables de los robos y si son profesionales o no deberá determinarlo la investigación de la Policía Nacional con ayuda de las cámaras de videovigilancia del centro de salud.
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