«Siento que no pude encontrar mejor local ni en mejor momento»

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Álvaro Machín

Habla del local y de su idea (vende tartas de queso artesanales de diferentes sabores, por encargo o en la propia tienda). «Intenté abrir hace más de un año, pero los locales que vi no eran céntricos, no me convencían. Así que lo dejé un poco parado. Cuando lo retomé me puse a ver otros locales y a hablar con gente de hostelería. Me decían que, para temas vinculados a su sector, mejor de La Porticada hacia Puertochico. Y tuve suerte. Vi este local, me encantó la zona y el precio era económico. Zona y precio se ajustaban a lo que buscaba. Doy raciones y tartas, estoy cerca de sitios de hostelería y pueden venir aquí a comer el postre, tengo al lado la panadería de La Arrabal, comercios de moda... Estoy en el casco viejo, una zona emblemática, peatonal, a un palmo de La Porticada, de Cañadío, con párking cerca... Y el local tenía piedra natural, que es el estilo que quería. Me cuadraba mucho todo lo que tenía en mente».

Perfecto para una idea que maduró mucho. «Yo no soy cocinero ni pastelero. Me encanta la cocina y hacía tartas, pero para montar algo así investigué y me informé». Viajó a otras ciudades (Madrid, Barcelona, Bilbao), habló con los responsables de negocios similares y también compartió sus ideas con hosteleros cántabros. Hizo números. Analizó el mercado. «Tenía ganas de emprender y vi que en Santander no había nada similar. Y a eso se unió la portunidad con este local». Oportunidad y oportunismo. «Abrí en diciembre, coincidió con el puente de la Constitución, las Navidades...». Entró con buen pie. Aunque tiene claro que «es complicado». «El trabajo, el estrés, las facturas...». Hay «mucho trasfondo», que no se ve. «Lo mejor es que se pasa gente que ha venido hace días a por una tarta sólo para decirte que les encantó. Eso es...».