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Los aliados, en el momento del desembarco en El Sardinero.

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Los aliados, en el momento del desembarco en El Sardinero. Celedonio Martínez

Hoy sí, por tierra, mar y aire

Las mareas permitieron completar este domingo el Desembarco de Normandía en El Sardinero, precedido por espectaculares saltos de paracaidistas

Domingo, 29 de septiembre 2019

Fueron la punta de lanza del Desembarco de Normandía, aunque su labor haya quedado para la Historia en un segundo plano ante lo que se vivió en las playas de Omaha, Juno, Utah... Las fotos se las llevaron otros. Pero más de 24.000 paracaidistas aliados, entre británicos, estadounidenses y canadienses, se subieron a los aviones con el objetivo de cruzar las líneas enemigas y tomar cabeceras de puentes y vías estratégicas para evitar –o retrasar– que cuando los nazis se percataran de la que se estaba montando enviasen refuerzos.

Pero debido al intenso fuego de las baterías antiaéreas alemanas, sus aviones se tuvieron que desviar kilómetros y kilómetros de su ruta. El fuerte viento trastocó igualmente los planes. Factores que les impedirían reunirse y actuar como una fuerza conjunta. Centenares de los que no murieron acribillados en el aire y lograron tomar tierra acabaron en lugares tan inoportunos como campos de minas, gigantescas charcas en las que se ahogaron debido al peso que cargaban, o árboles de los que se quedaron colgados. Y muchos otros desorientados. Los paracaidistas aliados no pudieron ejecutar su misión de forma completa, hubo incontables víctimas, pero sí terminaron desempeñando un papel clave en el éxito de este episodio bélico fundamental para el desenlace de la Segunda Guerra Mundial.

Imagen. Tres paracaidistas del Ejército del Aire que surcaron el cielo juntos aterrizaron en la playa de El Sardinero:

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Imagen. Tres paracaidistas del Ejército del Aire que surcaron el cielo juntos aterrizaron en la playa de El Sardinero: Celedonio Martínez

Este domingo, los cinco integrantes de la Escuela Militar de Paracaidismo 'Méndez Parada' del Ejército del Aire que emularon a los aliados sobre el despejado cielo de Santander aterrizaron bien blanditos en la arena de la Segunda Playa de El Sardinero y, en vez de balas, recibieron una salva de cálidos aplausos de las miles de personas que se acercaron a vivir en directo la última jornada de los actos organizados para recrear el Desembarco de Normandía con motivo de su 75 aniversario, representación capitaneada por la asociación Códex Bélix que ha contado con el apoyo del Ayuntamiento de la ciudad, la Delegación del Gobierno en Cantabria y el Ministerio de Defensa.

Los paracaidistas saltaron desde un aviocar, en concreto un T-12 del escuadrón 721 de la base aérea de Alcantarilla (Murcia), y surcaron el cielo cual gráciles pájaros para terminar aterrizando con precisión en una cruz marcada en la arena, dejando boquiabiertos a los allí presentes, sobre todo a los más pequeños. El primero que tomó tierra voló portando la bandera del Ejército del Aire; el segundo, con la de Santander; y los tres últimos, unidos en un vuelo conjunto Stack-3, con la de España y sus paracaídas tintados con los colores de la enseña nacional.

Imagen. Americanos e ingleses, en pleno avance sobre la arena.

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Imagen. Americanos e ingleses, en pleno avance sobre la arena. Celedonio Martínez

Esta vez sí

La exhibición aérea precedió a la recreación del Día D. Esta vez sí se realizó la acción concreta del desembarco que el sábado se tuvo que suspender debido a la marea viva y que obligó a norteamericanos y británicos a irrumpir en la escena por los laterales de la playa.

Este domingo el Cantábrico estaba como un plato y facilitó que los figurantes del bando aliado desembarcaran sin problemas desde una lancha de la Armada española en la Segunda de El Sardinero, ya convertida en Omaha, el más sangriento de los arenales. Allí les esperaban los alemanes, fuertemente armados, entre alambradas, zanjas y minas estratégicamente colocadas.

Aunque el final de la historia es conocido, los presentes vivían con tensión y entusiasmo la contienda. Mientras, un locutor iba narrando por megafonía los episodios y el contexto de la batalla. Una voz que era apagada por los tiros, las explosiones y los gritos que se iban sucediendo. Y por el vuelo elegante de un avión de época de la Segunda Guerra Mundial que hacía más real ese viaje en el tiempo al 6 de junio de 1944.

El humo tiñó de gris el cielo azul, mientras caían víctimas –simuladas– a ambos lados. Muerte sobre la arena: en la realidad perecieron cerca de 4.000 hombres solo en Omaha. En la simulación no hubo sorpresas: los aliados fueron ganando terreno a los alemanes hasta que estos se rindieron, ya sin opciones y sin apenas soldados. Así, la playa santanderina se liberó, en apenas media hora, del –fugaz– yugo nazi al que estuvo sometida.

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