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Si alguien ve una foto reciente del parking de autocaravanas de Las Llamas creerá que se trata de una imagen del verano pasado. De las 25 plazas que ofrece el área habilitada por el Ayuntamiento de Santander, están todas ocupadas. En mayo. Entre semana. Con ... un tiempo que va y viene. Inestable. Parece que el auge de este sector –el año pasado se matricularon 210.000 autocaravanas en Europa– continúa calando entre los turistas que escogen Santander para pasar sus vacaciones, lo que alienta, en paralelo, una competición por ver quién encuentra sitio y un punto de espera –no permitido– frente a la línea de meta: la calle Mario Fernández-Fontecha, junto al aparcamiento, donde no está permitido el estacionamiento de vehículos con PMA (Peso Máximo Autorizado) superior a 1.800 kilos. Aun así, diariamente se ven autocaravanas esperar su turno exponiéndose a una multa. A veces hasta 48 horas, que es el tiempo máximo que se puede estacionar dentro del área. Y es que, aunque este tipo de vehículos son sinónimo de libertad, su uso está regulado por la legislación.
Una vez aparcan en el área no pueden hacer más que eso: aparcar. Ni sacar una silla, ni un toldo, ni siquiera abrir una ventana. Lo deja bien claro la señal explicativa colocada junto a la zona de evacuación y llenado de aguas. Acampar en la calle está prohibido y quien quiera hacerlo tendrá que reservar parcela en alguno de los dos campings de Santander. O bien el de Cabo Mayor, o bien el de la Virgen del Mar. No hay más opciones. ¿El problema? Algunos usuarios de autocaravanas se quejan de que la estancia mínima son dos noches cuando muchos están de paso.
Ahora bien, a la hora de estacionar en Santander tienen algunas facilidades. Por ejemplo, se les aplica la misma normativa que a un turismo. La instrucción de la DGT recoge que dentro de los requisitos que el Reglamento General de Circulación exige para aparcar no está el abandono del vehículo por parte de los ocupantes. Es decir, no es relevante que las personas se encuentren en el interior de la autocaravana. También pueden dormir si así lo desean. Pero hay condiciones. Que el vehículo solo esté en contacto con el suelo a través de las ruedas –nada de patas estabilizadoras–, que la autocaravana no ocupe más superficie de la que ocupa cerrada –no se pueden sacar enseres a la calle– y que no se emita ningún tipo de fluidos o ruidos. A partir de ahí, vía libre. O no tanta, porque todavía hay más limitaciones. Aparcar está permitido siempre y cuando no se exceda la plaza del aparcamiento, no sea una zona limitada por la OLA o no se trate de zonas RED. Estas últimas, además de los túneles y las rotondas, abarcan todo el centro de Santander y zonas como el Sardinero o Valdecilla. Por incumplir alguna de estas normas, el año pasado se pusieron 155 multas, 16 en lo que va de 2024.
Por eso, quienes no quieren pagar por pernoctar ni que la Policía Local llame a la puerta de su autocaravana buscan otras opciones por la ciudad. La más lógica sería acudir al otro punto habilitado para estos vehículos, ubicado en la calle César Llamazares (ubicada entre Nueva Montaña y la Avenida de Parayas). Ahí hay unas cuantas plazas reservadas únicamente para autocaravanas. Pero siempre están vacías. O bien la ubicación no convence a los turistas o bien no la conocen. Algo que no sería de extrañar porque ni siquiera el Ayuntamiento la recoge en el apartado 'Caravanas' de su página web.
Entonces, ¿por qué alternativas han optado los conductores? Pernoctar en zonas en las que está permitido estacionar. En los últimos días se ha notado la presencia permanente de caravanas en las zonas de Monte, Cueto y Valdenoja. Especialmente en la calle Ernest Lluch y el aparcamiento junto al colegio Cabo Mayor.
El Ayuntamiento, por su parte, asegura que «hay previstas acciones en el ámbito del Plan de Sostenibilidad» y seguirán «trabajando desde el diálogo con todos los sectores implicados para favorecer este tipo de turismo sin que suponga competencia para los campings ni molestias para los vecinos de Santander».
Ante el auge del autocaravanismo, el Ayuntamiento de Santander ya ha tomado medidas para facilitar la estancia a los turistas: creará un nuevo área de autocaravanas en el aparcamiento del campo de golf de Mataleñas (Avenida del Faro), aunque la alcaldesa, Gema Igual. ya adelantó que «se respetarán los sitios habilitados para coches». Respecto al número de plazas, todavía está por determinar, aunque la normativa no permite más de treinta. El proyecto «ya se está finalizando» y está previsto que las obras comiencen después del verano. Eso sí, todavía no se sabe si será de pago o no. En este sentido, los campings piden que se cobre por pernoctar. «La competencia no es mala, hay que lidiar con ella, pero si es gratis entonces se trata de competencia desleal».
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