Lo que no se vio del espectáculo de drones
'Camino de Luz' ·
Cuarenta personas trabajaron durante más de tres meses para la exhibición, que peligró hasta el último momento por la lluvia. Dos aparatos cayeron al agua y fueron recuperadosSecciones
Servicios
Destacamos
'Camino de Luz' ·
Cuarenta personas trabajaron durante más de tres meses para la exhibición, que peligró hasta el último momento por la lluvia. Dos aparatos cayeron al agua y fueron recuperadosChristophe Berthonneau, director técnico de la empresa Groupe F, no hace distinciones entre los diferentes espectáculos que dirige. Le da igual que sea el acto inaugural del Mundial de Fútbol de Qatar 2022, un evento en la Torre Eiffel o la exhibición de drones, fuegos ... artificiales y música que acogió el pasado sábado la bahía de Santander. «Todos son de suma importancia para nosotros y por eso nos implicamos de lleno», señala. De hecho, en sus treinta años de experiencia, nunca había trabajado en un lugar tan «complejo» como la capital cántabra. «La parte técnica de este espacio era muy complicada», explica. Por el oleaje y la cambiante meteorología, que hasta última hora del sábado generó dudas sobre la celebración del evento. «Casi hasta el final del día estuvimos en vilo por la lluvia», comenta. Por eso, querían tenerlo todo bajo control. Veinticuatro minutos que equivalen a más de tres meses de trabajo de un equipo de cuarenta personas. «Nos pusimos muy nerviosos», reconoce.
Pero es lo que tiene la tecnología, que a veces, puede jugar una mala pasada. Hubo quien se dio cuenta y para quien pasó desapercibido. El caso es que durante la exhibición de 'Camino de Luz' cayeron al agua dos de los trescientos drones con los que trabajó la empresa francesa. Lo cierto es que este hecho no ensució el resultado final, pero a Berthonneau le molesta. «Cuando trabajo tanto para un espectáculo busco la perfección», lamenta. Aunque prefiere quitar hierro al asunto y lo achaca a los riesgos del directo. «Es habitual. Esto es como los fuegos artificiales, hay veces que no funcionan. Es imposible prever lo que va a ocurrir», añade. Además, no perdieron los drones ya que la marea baja les permitió recuperarlos.
Cuando el reloj marcó las 23.10 horas, la isla de la Torre se tiñó de azul y el sonido de los cencerros fue el preludio de una sucesión de figuras que recorrieron en menos de media hora la cultura del Camino Lebaniego y de Cantabria. Todas ellas con un significado clave. La primera, «y más reveladora», fue la Puerta del Perdón: «Queríamos comenzar con esa figura porque fue lo primero que conocimos al llegar a Liébana». Y entendieron que, al ser una actividad que entra dentro de la programación del Año Santo, merecía un gran protagonismo.
La prioridad del equipo técnico y artístico era que las figuras fuesen comprensibles desde cualquier punto y, sobre todo, que encajasen en el contexto de la historia. Por ejemplo, el Lignum Crucis, reliquia cristiana conservada en el monasterio de Santo Toribio de Liébana, que estuvo acompañada de una imponente melodía. «La cruz, por lo que nos explicaron durante nuestra visita al Monasterio, era muy significativa para el Camino Lebaniego y los peregrinos», expone.
Este particular recorrido hizo una parada en las Cuevas de Altamira, el primer lugar en el que se identificó la existencia del arte rupestre del Paleolítico superior, a través de su bisonte rojo. «Es una joya para esta región, por eso su aparición fue mágica, fusionada con los colores verde y rojo».
Una de las cosas de Cantabria que más impactaron a Berthonneau y a Scott Gibbons, compositor de la música del evento, fue la cercanía entre la naturaleza y el mar. «Venimos de Francia y ver tanto verde nos dejó alucinados. Y luego el movimiento del mar al lado. Precioso», incide. «Eso debía estar incluido», apunta. De ahí surgió la figura de los peces, el sonido del mar, de los pájaros, y el movimiento de los cuatro barcos que se desplazaron desde la isla de la Torre hacia la izquierda lentamente. «Ese era el vaivén de las olas del mar», explica Berthonneau.
Está claro que el del sábado fue un espectáculo insólito en Cantabria. Y que congregó a miles de personas que mantuvieron la mirada en el cielo durante 24 minutos. Nunca antes se había celebrado un evento similar. Y eso que el acto de clausura del Año Jubilar Lebaniego de 2007 corrió también a cargo de Groupe F. Pero todavía no habían incorporado los drones a sus exhibiciones. Y a pesar de la novedad, la creación de los artistas franceses suscitó opiniones de todo tipo. Por un lado, los que lo vieron desde la campa de La Magdalena, y, por lo general, salieron «maravillados». Y por otro, los que lo presenciaron desde la playa de Los Peligros, que no pudieron apreciar bien las figuras que dibujaron los drones por el humo que desprendieron los fuegos artificiales.
Sus creadores se fueron encantados. «Nosotros hacemos 'shows' para todos los públicos. Buscamos sacar una sonrisa a las familias que van con sus hijos y están horas esperando a que empiece. También a los que se llevan su cena desde casa sólo para vernos. Estamos muy satisfechos y esperamos volver pronto», concluye Berthonneau.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.