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Fue investigador en vida y el busto que lo recuerda conserva sus ganas de conocer mundo. En sus más de cien años de existencia, el monumento a Augusto González de Linares ha presidido varias zonas de Santander. Desde El Sardinero, donde ocupó cuatro ubicaciones distintas, ... hasta la Alameda de Oviedo. Ahora, mira al mar desde los jardines de Gamazo, su recién estrenada localización. No es una elección casual. Allí está cerca del Instituto Oceanográfico que él mismo creó e impulsó en el año 1886 y el Ayuntamiento tiene previsto homenajearlo el próximo 2 de mayo, un día después de la fecha de su fallecimiento.
El primer lugar que ocupó este monumento fue en la que hoy es la plaza de Italia y que entonces tenía el mismo nombre que el investigador. Se la denominó así al día siguiente de que Augusto González de Linares falleciera, en 1904, y antes era conocida como la plaza del Pañuelo. El busto se inauguró cuatro años después, el 14 de agosto de 1908, y se quedó allí hasta 1917, cuando se movió apenas unos metros hasta los jardines situados entre la Primera playa de El Sardinero y la de La Concha. Allí pasó un par de décadas, hasta el fin de la guerra civil. En aquel momento, el busto y el pedestal se trasladaron por separado. El primero se fue al Acuario y el segundo no volvió a estar visible para el público hasta 1971, cuando se colocó en la Alameda de Oviedo.
Plaza Augusto González de Linares Ahora plaza de Italia, mantuvo el busto desde 1908 a 1917.
Jardines entre la Primera playa y La Concha Fue allí tras la guerra civil.
Alameda de Oviedo En 1971 se trasladó allí solo el pedestal.
Vuelta a El Sardinero Estuvo frente al hotel Rhin, frente al hotel Sardinero y junto al Hoyuela antes de irse a Gamazo.
La guerra también borró el nombre de su plaza, que pasó a denominarse 'de Italia' en homenaje a los batallones italianos que cooperaron en la caída de la ciudad a manos del bando sublevado. También se colocó entonces el monumento a las legiones italianas que se retiró en 2017 para dar cumplimiento a la Ley de Memoria Histórica y que el ejército italiano intenta recuperar ahora. Después de su exilio dividido en dos piezas, el escultor Eduardo Anievas lo rehabilitó y González de Linares regresó a la zona de El Sardinero, donde estuvo frente al hotel Rhin, frente al hotel Sardinero y también junto al Hoyuela, donde se quedó hasta su reciente traslado a los jardines de Gamazo.
Este grupo escultórico va más allá del propio busto de bronce. En el pedestal del monumento, una figura femenina labrada en piedra representa la fama en actitud de ofrenda con una rama de laurel que entrega a González de Linares. Detrás de la figura del geólogo y zoólogo aparece el escudo de la ciudad. Su nombre está grabado en la piedra, aunque actualmente sólo se perciben las cabezas de los patronos San Emeterio y San Celedonio. La obra, de 2,5 metros de altura y que combina piedra caliza, mármol y bronce, es la segunda de mayor antigüedad de Santander tras la estatua de Velarde, ubicada en la plaza Porticada. El motivo de su diseño fue la declaración del investigador como Hijo Ilustre de la ciudad de Santander el mismo día de su fallecimiento.
José Quintana fue el escultor de este monumento. De origen catalán, se instaló en Santander y desde su taller localizado en Peña Herbosa diseñó durante los siglos XIX y XX muchas obras que hoy pueden encontrarse a lo largo de la ciudad. Entre ellas están las figuras integradas en las farolas (que dieron nombre a la plaza y posteriormente fueron reubicadas) de las cuatro estaciones ubicadas en la Alameda de Oviedo, Numancia y la glorieta de Perines. También creó los bustos del Marqués de Comillas y Modesto Tapia que están en el Casyc y diseñó las fachadas del Banco de España y del desaparecido Teatro Pereda.
Nacido en Cabuérniga en 1845, Augusto González de Linares estudió el Bachillerato en el Instituto de Santander y posteriormente se marchó a Valladolid para realizar la carrera de Ciencias Naturales y Derecho. En 1870 se doctoró en Ciencias por la Universidad Central, dos años después obtuvo la cátedra de Historia Natural del Instituto de Albacete y cuatro meses más tarde la de Ampliación de la Historia Natural. Su defensa de la libertad de pensamiento y de exposición le motivó a fundar la Institución Libre de Enseñanza junto a Nicolás Salmerón, Francisco Giner y Manuel Ruiz de Quevedo.
Fue también notable su participación en el nacimiento de la Prehistoria en Cantabria, ya que González de Linares fue un gran defensor de las pinturas de las cuevas de Altamira. Consiguió crear un centro dedicado al estudio de la fauna y flora marinas en Santander, no sin grandes dificultades en unos tiempos en los que predominaba el creacionismo.
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