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alicia pérez
Miércoles, 17 de agosto 2016, 14:57
Con medios rudimentarios como un pico y una pala, incluso en terreno de roca y con siete neumáticos colocados en la boca del agujero de unos diez metros para facilitar el acceso. Estas eran las condiciones en las que había trabajado durante los dos ... últimos años un pastor marroquí de 38 años cuyo cadáver fue encontrado este martes en el fondo de un pozo excavado por él mismo y por un pastor portugués que trabaja en otra explotación para buscar un supuesto «tesoro» que escucharon que había en la zona de Valderrey, a las afueras de la capital zamorana y a unos metros de la ermita del Cristo que lleva el mismo nombre.
El hombre había desaparecido el lunes y fue su compañero quien dio la voz de alarma al encontrar el móvil y ropa del pastor junto al agujero excavado en lo que fue la cocina de las antiguas casas de la finca en la que trabajaba el fallecido. Finalmente, tras la puesta en marcha de un amplio dispositivo y la incorporación de una segunda máquina excavadora, los bomberos y la Policía Nacional hallaron el cuerpo sin vida del varón, que podría haber fallecido porque, según detectaron los bomberos, el porcentaje de oxígeno abajo era «bajísimo», de tan solo un 18%, y probablemente habría componentes sulfurados que podrían haber producido una narcotización del pastor, que habría perdido así la conciencia y habría tenido una 'muerte dulce', según explicó el subdelegado del Gobierno, Jerónimo García Bermejo.
Cuatro años atrás, el pastor marroquí escuchó al propietario del terreno asegurar que en la finca colindante a la nave en la que guardaban el ganado había enterrado «un tesoro», que incluso podría contener oro. El empleado se tomó la supuesta confesión tan al pie de la letra que comenzó a horadar el subsuelo de una antigua vivienda en ruinas en varios puntos, efectuando agujeros profundos, pero de pequeño diámetro. Trabajaba de noche, con la ayuda de escasos medios y, al parecer, con la colaboración del citado pastor de origen portugués.
La historia parece sacada de una novela juvenil, pero es tan real como el testimonio de los vecinos de la zona de Valderrey, quienes aseguraron que llevaban todo este tiempo haciendo agujeros con la ayuda de herramientas básicas, como escaleras de hierro o de cuerda y poleas que fijaban en los pinos que hay sobre la antigua casa para sacar la tierra.
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