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J. M.
Lunes, 22 de noviembre 2021, 10:32
Las mujeres, las poblaciones urbanas y las personas en desplazamiento se han visto afectadas de manera singular y desproporcionada por las devastadoras consecuencias socioeconómicas derivadas de la pandemia de covid. Así se desprende del nuevo estudio publicado hoy por la Federación Internacional de Cruz Roja ... y de la Media Luna Roja, la red humanitaria más extensa del mundo.
La pandemia de COVID-19 ha tenido repercusiones significativas en todos los países del mundo.
En España existen pruebas de que, durante el confinamiento inicial aumentaron los niveles de ansiedad de la población. Según una encuesta realizada a mil quinientas personas, todas ellas atendidas por Cruz Roja Española, el 43% de los beneficiarios de la asistencia experimentaban preocupación «siempre» o «casi siempre». El 29% se sentían tristes, y el 25% de ellos afirmaron sentirse deprimidos. Además, uno de cada tres señaló que tenía dificultades para dormir. Las causas subyacentes de estos problemas no están claras, pero es probable que, en muchos casos, el estrés provocado por la pandemia exacerbara los síntomas preexistentes. «Las personas que eran nuevas beneficiarias de la asistencia de Cruz Roja desde el comienzo de la pandemia informaron de esos síntomas en mayor medida que las personas que ya recibían esa asistencia antes de la pandemia; esto implica que se volvieron vulnerables a causa de la pandemia por estar sometidas a mucho estrés, poco acostumbradas a sentirse inseguras y alarmadas por tener que depender de la ayuda de otros», señala el documento.
El nuevo estudio de la Federación Internacional pone también de manifiesto la magnitud de las consecuencias secundarias de la pandemia para las personas y las comunidades. La crisis ha conllevado el aumento de los niveles de pobreza y desempleo, la agudización de la inseguridad alimentaria, el aumento de los niveles de vulnerabilidad ante la violencia, un descenso en la educación, y la reducción de oportunidades para los niños. Además, ha exacerbado los problemas de salud mental.
«Nuestra investigación demuestra algo que se sospechaba y se temía desde hace algún tiempo, esto es, que las consecuencias secundarias adversas de esta pandemia han perjudicado el tejido social de una manera que permanecerá perceptible durante años, cuando no decenios, en el futuro. Quienes ya eran vulnerables debido a conflictos, al cambio climático y a la pobreza, se encuentran al borde del precipicio. Muchas de las personas que antes podían resistir a las crisis son ahora vulnerables y necesitan asistencia humanitaria por primera vez en la vida», indica el presidente de la Federación Internacional, Francesco Rocca.
Esta reciente investigación aporta un panorama mundial, con particular énfasis en diez países: Afganistán, Colombia, El Salvador, España, Filipinas, Irak, Kenia, Líbano, Sudáfrica y Turquía. En general, las mujeres acusaron efectos más significativos que los hombres en lo que atañe a sus ingresos, riesgos más elevados ante la covid debido a sus funciones de cuidado de otras personas, una mayor exposición a la violencia sexual y por motivos de género, y efectos en su salud mental. Es por ello que en España las mujeres constituyen el principal grupo de población beneficiario de actividades de salud mental y apoyo psicosocial, ya que notificaron más síntomas de problemas que los hombres. «Un día me vi abrumada por estos pensamientos, miedo a contraer el virus, angustia y sentimiento de culpa por no ser capaz de alegrarse al ver sus familiares, y recurrí a Cruz Roja, que me brindó la ayuda que necesitaba a través del servicio Cruz Roja Te Escucha. Gracias al apoyo psicológico que he recibido, he podido organizar mis pensamientos, ser más objetiva y ver la situación desde una perspectiva diferente. Me alivia saber que puedo desahogarme con alguien, y que el psicólogo al otro lado de la línea me comprende, no me juzga y es profesional», señala Elena, de 67 años.
Del mismo modo, según una encuesta realizada a las personas beneficiarias de ayuda de Cruz Roja en España, más del 5% de las mujeres con pareja declararon haber sufrido violencia sexual o de género desde el comienzo de la pandemia, cifra que probablemente sea demasiado baja debido a la escasa presentación de denuncias.
La pobreza aumentó en las zonas urbanas, en ciertos casos, a un ritmo más acelerado que en las zonas rurales. Las personas en desplazamiento fueron más proclives a perder su empleo, o a una reducción de horas de trabajo, durante la pandemia y fueron objeto de amplio olvido en las medidas oficiales de protección y salvaguarda.
Francesco Rocca.
Presidente internacional de Cruz Roja
El informe denota también que el mundo se encamina a una recuperación en extremo desigual, dependiendo de la equidad y de la eficacia de los programas de vacunación.
«Reiteradamente hemos advertido que la distribución inequitativa de las vacunas, además de favorecer la persistencia de elevados niveles de contagio, agravará, prolongará, o exacerbará las repercusiones de esta pandemia. Mientras las consideraciones de ganancias primen sobre el sentido humanitario, y mientras los países ricos sigan monopolizando las dosis de vacunas, no podremos decir que la pandemia ha terminado», dice Rocca. «Las personas deben abrir los ojos y tomar conciencia de lo que ocurre a su alrededor, y dejar de lado las palabras para concentrarse en la acción. En caso contrario, existe el riesgo de que la recuperación tras la pandemia sea tan injusta y desigual como las repercusiones de esta en sí», concluyó el presidente internacional de Cruz Roja.
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