![«El doblaje siempre es una especie de 'traición' porque nunca es igual que la voz del actor original»](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201805/18/media/jordi.jpg)
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José Carlos Rojo
Santander
Viernes, 18 de mayo 2018, 07:22
Escuchar la voz de Jordi Brau (Barcelona, 1958) al otro lado del teléfono despierta un universo confuso de evocaciones cinéfilas. En ella se entremezclan personajes y actores porque su garganta pone voz en español a estrellas como Tom Hanks, Kenneth Branagh, Robin Williams, Tom Cruise, Daniel Day-Lewis y por supuesto, Nicolas Cage. «Le he doblado más de 50 veces pero curiosamente no en la película con la que ganó el oscar, 'Leaving Las Vegas' (1995)», evoca. Comenzó a los 20 años. «Trabajé como actor en la segunda película de Ventura Pons 'El vicario de Olot' (1980), e hice mi doblaje para la versión en castellano. Me dijeron que tenía una habilidad natural para ello».
–Y hasta hoy...
–Me hizo mucha gracia porque me resultó muy fácil doblarme a mí mismo. Luego trabajé en el estudio 'La voz de España'. Encadené trabajos en teatro y televisión, pero esto del doblaje me llamó mucho la atención porque al final se trataba de hacer protagonistas.
–Esto del doblaje, ¿no es desvirtuar el trabajo interpretativo del actor en su versión original?
–Lo idóneo sería ver las películas en versión original, pero el doblaje existe desde que existe una necesidad de mercado.
–Pensé que era una herencia del franquismo...
–No, no... Francia, Alemania e Italia doblan mucho. Yo he doblado en Francia y en francés. Todo comienza en EE UU cuando se inicia el cine sonoro. Entonces los estudios rentabilizaban las producciones rodando diferentes versiones de una misma película con actores de varias nacionalidades.
–Menuda labor...
–Pues para imaginárselo. Primero grababan con los estadounidenses. Cuando acababan aprovechaban los escenarios y entraban los franceses, luego los italianos, y así producían la misma película para todo el mundo. Creo que si se hace, el doblaje debe hacerse bien, pero bueno, siempre es una especie de 'traición', y lo digo así, entre comillas, porque por mucho que busques parecerte a la versión original, nunca va a ser la voz real del actor.
–Siempre se puede optar por el subtítulo...
–Para quien no tenga dificultades para leer.
–¿No es más una cuestión de costumbre?
–Es delicado porque hay que buscar muy bien en qué espacios pones el texto. Luego hay películas y películas. En una de Woody Allen puedes volverte loco leyendo y al final es complicado seguirla.
–Usted se declara como un gran lector.
–Siempre he leído mucho y es que la lectura, también en voz alta, forma parte de mi formación continua. Procuro seguir aprendiendo. Sigo yendo a talleres especializados en interpretación, en teatro...
–¿Le gusta también mucho el teatro, verdad?
–Tiene la magia del directo. Eres mucho más libre a la hora de desarrollar tu interpretación. También tiene sus riesgos. En el doblaje estás encerrado en una sala oscura dedicado a un trabajo repetitivo, intentando seguir a un personaje que no eres tú en medio de una partitura.
–El teatro, además, no se puede piratear.
–Cierto (entre risas). El ocio es un mercado que está creciendo mucho, casi al mismo ritmo que la obsesión por la piratería. Para nosotros es muy incómodo porque para trabajar en los doblajes utilizamos copias que vienen con marcas de agua y cada vez tienen peor calidad. Ahora acabo de doblar el trailer de la nueva de 'Misión Imposible'. Al final hace que el trabajo sea más complicado.
–¿Qué tiempos se manejan en el trabajo de doblaje de una película?
–Pues depende mucho de cada película. Normalmente se tarda una semana para traducir, otra para adaptar, esto es, para ajustar el movimiento de los labios. Después entras en sala a grabar y ahí depende también. Con 'Forrest Gump' (1994) tardé tres semanas y sin embargo con 'Náufrago' (2000) solo necesité una semana. En realidad no me extraña porque solo gritaba «¡Wilson! ¡Wilson!» (entre risas).
–Y luego viene la mezcla.
–Que es muy importante también. Lo normal es que dure otra semana. Lo malo es que a veces la premura de los plazos llevan a que las cosas no se hagan muy bien.
–Da la impresión de que algunas voces de dobladores jóvenes no son todo lo buenas que deberían...
–Son cuestiones de mercado como que a veces ha podido acceder gente que está más o menos preparada. Y luego es que a veces no se respetan los tiempos a la hora de trabajar y el resultado no puede ser el mismo, lógicamente. Hay mucha producción, mucha. Lo vemos con las nuevas plataformas. Ahí está Netflix. Es tanto el trabajo que a veces hay que contratar a profesionales que no están debidamente formados, o hay que hacerlo tan rápido que no da tiempo a hacerlo bien.
–Todo doblador debería tener formación de actor...
–Creo que es fundamental. Porque debes tener un sentido del ritmo, un oído. Pasa como con la música. Yo creo que tengo una facilidad innata porque me sucede igual con la música. Pero luego, por encima de todo, debe estar la formación de actor de la persona, porque lo que hacemos no deja de ser una interpretación.
–Lo cierto es que no es fácil percatarse de que su voz es la de tantos actores al mismo tiempo. ¿La modula para cada caso?
–Claro. También tengo la suerte de que tengo una voz blanca, que en cierto modo me permite cierta flexibilidad de adaptación. Hay otros dobladores que son inconfundibles, muy carismáticos. Luego hay personajes que llevan mucha caricatura, como Robin Williams en 'La Señora Doubtfire' (1993).
–A usted le invitan a Cantabria Alternativa porque dobla a Nicolas Cage.
–Lo he doblado más de 50 veces pero curiosamente no por la película con la que gana el oscar 'Leaving Las Vegas' (1995).
–¿Por qué?
–Pues sencillamente porque tuve que irme a la boda de mi cuñado en Australia (risas). Hablé con el estudio para ver si podían cuadrarse fechas pero no hubo manera, así que justo en esa no trabajé. Me hubiera gustado mucho doblarla.
–¿Qué tiene previsto para el simposio?
–Pues nada, la verdad, porque creo que me invitan a una mesa redonda. No me prodigo mucho en estos eventos pero me sedujo la oferta de venirme a Santander. Además, tengo aquí muy buenos amigos así que también era una manera de tener una excusa para hacerles una visita.
–¿Qué le dijeron exactamente cuando le invitaron?
–Pues que como no podían invitar a Nicolas Cage, que era su intención original, por lo menos iban a intentar invitar a la voz de Nicolas Cage en español. Me hizo gracia, y acepté.
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